Era un vista intensamente verde y maravillosa desde el tren. Nidia sonrió al observar el paisaje por la ventanilla. Erick pensó que su sonrisa era perfecta y luminosa, sólo comparable con el sol sobre el valle que hoy lucía sus mejores galas para recibir a los turistas.
Zabaleta, el ingeniero español, disimuladamente enfocó el lente de su cámara hacia ellos y tomó una fotografía para luego enviarla a Kristel y así mantenerla informada sobre los movimientos del francés, eso fue lo que acordaron antes de despedirse en Aguascalientes.
Unos asientos más adelante dormía plácidamente el ingeniero suizo. Tantas emociones juntas en tan pocos días habían agotado su robusto cuerpo de setenta y tantos años. El ingeniero griego no cerraba la boca del asombro, estaba genuinamente maravillado con el paisaje incaico. Éstas eran, sin duda, las mejores vacaciones de su vida.
Para el novelista francés esto se había convertido en más que un viaje de mochilero trotamundos. Erick se sintió más que un turista desde el momento en que puso un pie en tierras peruanas. Algo dentro de él le decía que llegó para quedarse. Conocer a Nidia Rodríguez era la confirmación a esa corazonada.
—¿Qué harás al llegar a Lima, Erick?
—Buscar un editor. Estoy por terminar mi novela.
—Es decir que... no regresarás tan pronto a Francia, ¿O sí?
Erick tomó el interés de Nidia como una buena señal.
—He estado considerando legalizar mi situación migratoria.
Los almendrados y hermosos ojos negros de Nidia se agrandaron del asombro.
—¿Te quedarás en Perú? ¡esa es una noticia maravillosa!
—Primero tendría que encontrar un lugar para vivir.
—¡Tienes suerte! El apartamento junto al mío quedó vacío. El antiguo inquilino lo dejó hace apenas unos días.
Erick no podía creerlo. Un apartamento junto al de Nidia era lo más parecido al paraíso. Eso significaría verla a diario.
—Espero que aún esté disponible.
—No te preocupes, Erick. Déjalo por mi cuenta. Llamaré al casero hoy mismo y le pediré que lo reserve para ti.
—¿Harías eso por mí?
—¡Claro! Así que ya deja de preocuparte por eso y disfruta del paisaje, ¡mira, llegamos al río!
Erick suspiró aliviado. Si todo esto era sólo un sueño no quería despertar. Esperó por la felicidad tanto tiempo, y había llegado ahora, junto a Nidia Rodríguez en el valle sagrado de los incas.
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©ERICK LARDÉ, AVENTURA EN EL VALLE DE LOS INCAS
AventuraUn joven novelista francés fascinado con la cultura inca viaja a Perú para recorrer el valle sagrado de los incas. En el trayecto se encuentra con un grupo de turistas de diversas nacionalidades con quienes vive una serie de emocionantes aventuras.