Chapter I

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“Esa bonita rosa lloraba sola en su jardín, sabía que su tan esperado final llegaría y sufría por el fin de sus días”

Anónimo.
















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Capítulo uno:
El comienzo de un sueño.



































Three years before


Tal como la muerte de una hoja al caer en verano, el viento se había vuelto meticuloso ante sus movimientos con la suave brisa que desprendía, viviendo sus últimos momentos ante la caída de su cuerpo liviano antes de caer en el suelo y perderse entre el singular recuerdo de un suspiro liviano dado por un ser grato.

Era la muerte de algo en vano, una caída suave pero dolorosa, un final de lo que una vez se consideró un comienzo.

Batallando por el día a día de su constante vida, la noche había caído tan pronto como lo haría una piedra al mar, hundiéndose perdida entre la profundidad, solo que en este caso el oscuro cielo era un manto lleno de estrellas brillantes que acompañaban en su velada a la luna, que rogaba el día por ver la presencia del sol, una lastima que nunca estuviera cuando eso ocurriera. Con el martirio de alumbrar los caminos de los vagos hombres, se hacía sentir el choque de las ramas secas entre ellas mismas, al igual que el suave canto de los lobos por su existencia divina.

La soledad no era una opción, solo un recordatorio de la realidad.

Aún con sus ojos grises tan fríos como la noche de invierno, la fémina se dispuso a ver el vacío de su habitación mientras el sonido de la tranquilidad y noche caída hacía presencia, viendo con fijación cada detalle de aquel precioso lugar que podría llamar escape al mundo real, las paredes pintadas de un pulcro color suave le daban esa perfecta armonía de estar en calma y cada detalle hecho por ella misma con el pulso de su mano y trazando con un pincel cada espacio era magnífico.

Agradecía tanto haber pintado con su padre aquellos dibujos de acuarela para perder el tiempo, ahora era amante al arte que hacía con sus dedos y como cada movimiento daba vida a su entorno.

Y pese eso, no ser tan buena podía sentir el sentimiento de su arte plasmado en cada imagen en su habitación, viendo las diversas figuras en las paredes de su habitación diciendo a gritos que era ella misma.

Solo era ella y su incomprendido arte al mundo oscuro.

Tan sombrío pero extrañamente hermoso ante los ojos indicados.

"Nosotros no elegimos esto, pero el mundo es un lugar cruel"

Podía leer en una perfecta caligrafía en una esquina de su habitación marcado con un tinta negra; recordaba haber hecho eso cuando ingresó a secundaria, a sus quince años descubrió que el olvido al dolor era su propio ser pintando, no pintando cosas preciosas como artistas famosos que tomaban una imagen cualquiera.

Ella se dejaba guiar por el leve susurro de su corazón y la imagen misma del dolor para poder dejar que sus dedos sintieran el lienzo de su alma y pintar la realidad misma.

Y fueron años en los que ella aprendió a comprender la voz del arte y comprendió lo que decía, fueron años en los que no comprendía lo que era la vida, que hasta la luna misma era ingenua por amar a un ser lejano.

A little BIG problemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora