Chapter VII

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"Y el amor murió en su fé, tan ciego por querer"

Anónimo




















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Capítulo siete:
Eren Jaeger



















La última vez que Mikasa Ackerman había sentido la pacífica calma recorrer su pequeño cuerpo curvilíneo desde sus pies hasta su cabeza, dándole esos aires de plenitud al provocar que su sistema estuviera tranquilo y libre de alerta fue hace tantos años que eso solo permanecía como un vago recuerdo vacío de su memoria, en esos tiempos en los que vivía con su familia siendo feliz, en los que solo era una niña ingenua que sonreía por tantas cosas. En los que era y ya no es más.

Ahora simplemente era tan extraño sentirse así después de todas las desgracias que habían ocurrido en su corta vida. Realmente le era algo tan vulnerable recordar la ausencia de las emociones alegres en si misma. Era simplemente deprimente.

Sus onix se fijaron con cierta curiosidad sobre las cosas que permanecían hechas un desastre sobre el colchón de su ahora desnuda cama, mirando todo con el pesar desbordando en su pecho y la inigualable necesidad de llorar en esos momentos, sintiendo su labio inferior titubear sobre sus dientes a medida de que sus manos temblaban un poco, siendo consciente que sus ojos ardían debido a esa débil tristeza que yacia en si misma, provocando que su cuerpo solo se mantuviera ausente de la realidad.

Había llegado el día de irse lejos de su Tío y Levi. El tan esperado día había llegado por fin y no sentía nada.

Y en vez de estar feliz como siempre pensó que sería, solo sintió como su mundo se volvía una esfera sin sentido, solo nula.

Armin y ella habían quedado en que se irían un par de semanas antes de lo que vendría siendo necesario a las convocatorias en la universidad de Sina, quizás ya tenían un atraso de años debido a su situación económica pero podrían abordar todo lo necesario en cuestión de los días, tal vez podrían alquilar un apartamento cerca del campus y establecerse de forma correcta para no estar perdidos.

Claro que Armin le había ayudado con lo que faltaba, ni si quiera entendía porque el seguía aún ahí con ella pero no lo cuestionaba, tan solo agradecía que él estuviera ahí para ella.

Si tan solo... Era ridículo.

Su amor de infancia era simplemente perfecto. Pero no era para ella, claro estaba.

Soltó un suspiro aún en el vacío de su habitación al ver en su alrededor que no quedaba ya nada, todo estaba completamente vacío y lo que antes una vez anunciaba ser su habitación, solo eran unas paredes vacías de emociones, solitarias esperando ser dejadas en abandono por la que una vez se encargaba en dejar su esencia por medio de temperas oscuras sobre ellas.

— Braun... — una sonrisa perezosa se apoderó sobre los abultados labios rojos de la fémina, dejando que el minino mismo subiera sobre sus patas en las blanca superficie de la cama y le mirada con sus grandes ojos azules, curiosos. Mikasa se arrodilló justo a la altura del colchón para poder ignorar el existente desorden y así palpar con la yema de sus dedos el suave pelaje que cubría al pequeño gatito. Sus ojos ardían aun más —: No quiero dejarte con estos amargados — susurró con pesar en sus palabras al mismo tiempo que pasaba sus largas uñas por encima de las atentas orejas, suspirando al notarse atrasada en sus quehaceres. Besó con cuidado la pequeña nariz sonrojada del minino para poder erguirse en su lugar, pasando el dorso de su mano por sus ojos y así tomar cada una de sus cosas al empacarlas en cajas pequeñas. Tenía la gran suerte de no tener tantas cosas de valor, así solo simplemente pagaría por máximo tres cajas.

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2022 ⏰

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