Capitulo 29

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El campamento terminó y yo estaba muy cansada por todo lo que había sucedido

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El campamento terminó y yo estaba muy cansada por todo lo que había sucedido. Ya no quería pensar en la confesión de West y mucho menos en mis sentimientos. Lo había hecho en todo el camino y eso me había irritado. 

Dejé mis maletas cerca de la puerta y avancé por el pasillo hacia la sala. En el transcurso del camino vi algunas cajas y maletas de alguien que se mudó o tiene pensado hacerlo. 

Es posible que se trate de Alexán. Si no se siente inseguro aquí, es posible que lo lleven a otro lugar para que deje de tener episodios paranoicos.

Me acerqué a la sala y vi a mis padres hablar muy entusiasmados con un chico que está de espaldas frente a mí. Lleva una gabardina negra, pantalón de vestir y zapatos bien lustrados. Alguien elegante nos visita y me preocupa no estar presentable.

Mi madre desvió la mirada hacia mí y sonrió.

—Solem, ven a saludar —ordenó con un tono cantarín—. Ha llegado un invitado muy especial.

Me muevo con cautela hacia el asiento vacío que está enfrente del nuevo invitado y cuando veo el rostro del chico, todo rastro de alegría desaparece y es reemplazado por amargura, odio, repulsión y miedo. Una mezcla de todos ellos me eriza la piel.  Hace años que no me invadía esta sensación. 

Intenté olvidar todo cuando la persona que me provocó el peor dolor de mi vida se mudó a Rusia sin fecha de regreso. Intenté seguir adelante después de que rompió mi espíritu en mil pedazos. Pero ahora se encuentra aquí, hablando alegremente con mis padres con esa sonrisa que siempre me causó temor. 

—No te quedes muda, Solem —dijo mi madre con dulzura—. Saluda a tu viejo amigo.

Es tal y como lo recordaba. No ha cambiado en nada: un semblante relajado que fácilmente puede ser reemplazado por uno serio y terrorífico, una mirada que esconde las más oscuras intenciones de su desagradable personalidad y esa sonrisa que parece muy encantadora, pero que representa la maldad en todo su esplendor. 

Mis manos comienzan a temblar. Su mirada es tan intensa que ni siquiera me atrevo a hacer contacto visual.

—Hola —murmuré. Ni siquiera me atrevo a pronunciar su nombre. Ha pasado tanto tiempo.

—Te has convertido en una mujer realmente hermosa —respondió. Su tono de voz es grave y profundo. Aún no entiendo qué la hace tan hechizante como para que perturbe mi mente de una forma tan atroz. 

—Solem sigue siendo tímida, no te lo tomes personal —intervino mi madre.

La respiración se me corta por unos segundos e intento no parecer tan frágil frente a él mientras mi madre habla de lo maravilloso que es tenerlo de regreso en Nueva York y Alexán confiesa lo mucho que extrañó a su mejor amigo. 

Ellos hablan y hablan maravillas, pero él no está escuchando, porque está demasiado ocupado mirándome como si fuera su presa. Tengo tanto miedo que ni siquiera soy capaz de sostenerle la mirada, pero puedo sentir su intensidad. 

INVIERNO✔️/PRIMAVERA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora