Capítulo 2

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SOLEM DAGGAR
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A la mañana siguiente, recibo una llamada del profesor Arthur y mi tutor en la academia de música que me ayudó a conseguir mis primeros empleos. Gracias a sus recomendaciones en lugares pequeños, he logrado adquirir experiencia, así que se comunica conmigo una vez al mes para darme información sobre ofertas de empleos temporales en los que pagan muy bien.

—Hola, Arthur —respondo con emoción—. ¿Cómo estás?

—Muy estresado; este mes es una maldita locura.

—¿Por qué?

—Me mudaré al centro de la ciudad y he tenido mucho trabajo en la academia que me impide encargarme de los preparativos. Mi esposa está como loca y… —Suelta un largo y sonoro suspiro—. Por eso te llamé; necesito tu ayuda.

—Claro, ¿en qué puedo ayudarte?

—Recuerdas a mi orquesta, ¿cierto?

—Cómo podría olvidarla.

Cuando intenté aplicar para ser miembro activo de su orquesta, me rechazó por mi falta de experiencia. Fue esa la razón por la que Arthur me consiguió trabajo en pequeños lugares para que en el futuro pudiera formar parte de su orquesta. Pero han pasado tres años desde que me lo prometió.

—Estos días varias personas han solicitado nuestros servicios, pero es tanta la demanda que no podemos estar en todos lados, así que he decidido contactar a antigüos alumnos para participar en varios lugares y quiero saber si estás dispuesta a ser parte de un grupo durante tres noches seguidas en un banquete importante.

—¡Desde luego! ¡He esperado esta oportunidad desde hace mucho! 

—Sin embargo, necesito hablar contigo en persona sobre los términos y condiciones. 

—No hay nada que discutir, aceptó el trabajo.

—Es que… el hombre que los va a contratar es un poco excéntrico y necesito que estés completamente segura de que quieres estar ahí.

—¿Es algo malo?

—Extraño —corrige—. Es demasiado extraño. Por eso necesito verte. 

—Por supuesto, ¿en dónde?

—En nuestro restaurante favorito. ¿Lo recuerdas? 

—Por supuesto, ahí estaré a las…

—Ocho.

—Ocho. Excelente. Nos vemos ahí. 

Aunque tenía un mal presentimiento sobre esto, al mismo tiempo estaba emocionada, porque había esperado una oportunidad así durante años. 

[ . . . ]


Arthur devora su hamburguesa y papas con rapidez mientras yo mantengo la taza humeante de café entre mis manos, esperando a que me diga algo.

—Mmm, las cosas en la academia cada día son peores y me alegra que te hayas graduado antes de todo el caos —dice con la boca llena—. Ahora todo el trabajo sucio me lo dejan a mí y aunque pagan bien, no logro acostumbrarme a… ¿Me pasas el ketchup? En fin. ¿Cómo has estado? Escuché que trabajas con Richard en ese restaurante.

—Oh, sí… Aunque ha sido complicado adaptarme.

—Puedo imaginarlo, dos de ellos fueron mis alumnos y eran unos verdaderos hijos de puta. Trataban mal a todos porque creían que eran  la reencarnación de Beethoven.

Suelto una risita.

—Supongo que siguen igual.

Arthur reúne toda la basura de su espacio para dársela al mesero y despejar la mesa. Después se cruza de brazos.

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