Es increíble como se modifica el aire, hasta elevar toda la temperatura del ambiente.
Altamente peligrosa su cercanía. Todo mi rostro está encendido, mis cachetes de un ridiculo color rojo, la garganta completamente seca, no me atrevo a levantar mis ojos y fijarlos en los suyos, por que es rendirse automáticamente. Todo en la vida pasa por los ojos. Nuestros ojos son la puerta a todo lo recóndito del alma, son declamadores. Nadie puede fingir, sobre todo mis ojos, desde mi corta existencia, mis ojos fueron la perdición, todo lo anuncio con los mismos, es fastidioso y contraproducente, pero no puedo hacer nada para evitar que ellos hablen por mi.
-Hinata mírame-
Escuchar su demanda, me tensa por completo.
Soy un ridiculo hombre adulto, esta situación debería ser normal, pero hay algo en toda esta historia, que me hace suspirar como alguno de los personajes más cliché de cualquier Fanfic promedio.
-Que quieres...qué haces acá?- mi voz no deja de tambalear- no deberías estar aquí...todavía-
-No quiero perder más tiempo- Su mano levanta de manera delicada mi mentón, cierro los ojos automáticamente, como Niño pequeño que se niega a ver la realidad en una rabieta.
Lo escucho suspirar, el aire caliente que emana por sus labios, anuncia lo inevitable. Me besa de manera tierna e insegura. Cómo si un no lo detuviese. No me iba a negar de todas maneras.
Abro de manera desvergonzada mis labios para que su lengua entre dejándolo ser. Nuestro intercambio es hambriento. Besos desesperados como si no tuviésemos tiempo fisico entre nosotros. Paso las manos a través de su cuello, aferrándome tanto a él, quiero inconscientemente empujarlo hacia mi, pero termino enroscado como tal mono titi. Nuestros besos no terminan, aunque nos falte el aire, Atsumu besa como los dioses, sus labios son enormes, hasta su saliva me genera un gusto apetitoso, es imposible no estar encendido en este momento si él te besa, o te aprieta de esta manera, todo mi cuerpo está apretado por su abrazo posesivo. No me suelta en ningún instante mientras se encamina hacia mi cama de tamaño King. Acuesta primero sus rodillas, pero en ningún momento deja de abrazarme, de hecho sus manos bajan automáticamente a mis nalgas, donde comienza amasarlas, además de buen besador, es un descarado.-Atsu...mu... Atsumu por favor un minuto- jadeo entre sus besos mientras, me acomoda en la cama dejándose encima de mi.
- No me pidas que me detenga, cuando tengo esta vista delante de mi-
-Dijiste que teníamos que hablar-
-Estamos hablando- me besa en los comisura de mis labios, con pequeños besos.
-No... no estamos hablan-Dios se apiade de mi, me cuesta hasta respirar, no puedo conectar con mi razón, si continúa besando con cariño todo mi rostro- Atsumu por favor- trato con mis manos de taparme el rostro, pero el toma mi mano herida, besando cada parte lastimada, impregnando con su saliva. Bueno esto es asqueroso y antihigiénico, a la vez de sensual e íntimo, esta curando mi herida con sus besos, tan contraproducente, toda las alertas de razón en mi cerebro no dejan de sonar. Atsumu es peligroso. Lo se. Pero a la vez no puedo dejar de estar atraído por el.
Se levanta de mi, quedando con ambas piernas separadas, me está cercando, como si fuese escapar de él. Aprisionado con la boca ardida por todos sus besos, me mira con el ceño fruncido.
- Dime Hinata de que quieres hablar?- está molesto. Me importa muy poco su molestia, antes de dejarme llevar por completo, debo tener un control, por que vamos a terminar encamados, no es que no quisiera. Pero quiero ir de a poco, inspiración en pequeñas dosis, aun así, es un desafío, me mira como si fuese un buen filete y él tiene un hambre voraz.
-No... vas a decir nada de tu hermano?- sus ojos se entrecierran. Y el chasquido de molestia de su boca sale tan evidente.
- No vine a hablar de mi hermano- pues claro que no, me tiraste en la cama y sino te detengo vaya saber si podré seguir hablado con algo de tus partes en mi boca.
- Creo que me debes una explicación-
-Bien-. Se aleja abruptamente de mi, parándose, refunfuñando en el camino lejos de mi cama, -Se llama Osamu, es mi hermano Gemelo, es un pelotudo a cuerda, nació el mismo día que yo, algo mas??- definitivamente no esperaba una respuesta con tanto sarcasmo, la verdad no se si esto es un tema a profundizar.
- Atsumu... tu hermano... se quiso tirar del balcón...- me mira como si fuese lo más común, no le dije cómo estaba el clima, sino lo que había pasado, su hermano sino le gritaba, terminaba hecho puré.
- Ah si.-
-Ah?... como Ah! Si!?, dios Atsumu eso no es normal-
- Nadie dijo que fuese normal, pero lo que le pase a mi hermano no es asunto tuyo Hinata.-
- Tienes razón- No vuelvo a empatizar con nadie mas hasta el final de mis tiempos.-Discúlpame no debí intervenir- su rostro se dejó ser, como si hubiese dado cuanta, del nivel de su contestación. Suspira levemente mientras se sienta sobre la cama, quedamos enfrentados, cambie el humor a propósito, con el fin de medir todo este remolino de pasión. Ahora no tengo recursos para continuar con esto.
- No te disculpes, no hiciste nada malo, de hecho pensándolo bien, hiciste eso por que pensaste que era yo en primera instancia, me alegro saber que no querías perder la espectacular atracción que tiene tu balcón.-
Existen métodos para bajar el lívido, este claramente es el más efectivo. Cómo quiero que te tragues tu egocentrismo maldito.
-En realidad, no quería tener pesadillas o un cargo de conciencia si terminabas hecho papilla en el suelo-
-Auchhhhhhh- está riéndose de nuevo con mucha sarna- Y yo todo ingenuo pensando que te preocupabas por mi-
-Pobre ingenuo- su risa es cómoda pero escandalosa, termina abruptamente y pone esos ojos afilados llenos de hambre fijos nuevamente en mi- Bueno bueno, aclaradas tus dudas... este ingenuo estaba haciendo algo por nosotros-
La rueda empezó a girar nuevamente, trago seco de nuevo, y hasta el movimiento de mi nuez es intercalada por Atsumu.
No tengo mas excusas. Se mueve de manera gatuna hacia mi, me retraigo cual presa pequeña, no tengo escapatoria, es tan intenso la presión nuevamente que despliega con su acercamiento, es increíble como el aire caliente que emana su aliento termina por golpear toda mis terminaciones nerviosas. No hago mas que mirar sus brazos enormes, van a terminar aprisionándome otra vez, cae por inercia arriba mio, en segundos estos acomodado a su merced, con las piernas enroscadas a las suyas, paso un brazo por debajo de mi cintura, mientras esconde su rostro en mi cuello, todo ese poderoso aire caliente esta perforando mi garganta, comienza a besar con delicadeza a modo de tortura cada resto de piel. Bajando hacia las clavículas, por todos los santos. Este hombre me está quemando. Mi pronta eyección de mis partes blandas, me delata abruptamente, jadeo inconscientemente cual colegial. Todo ese camino tortuoso de besos me va terminar destruyendo. Me está saboreando, con posesión, con cariño. Este hombre no me conoce a hace nada, me está degustando con tanto placer que quema, arde y lastima.
Lo siento también duro y monstruoso. Con suspiros ahogados, quiero detenerlo. Mi mente nuevamente me dice que no es momento aún, pero mi cuerpo no deja de jadear desarmado por todo su toqueteó, por sus besos y caricias que están por hacer que llegue de manera avergonzada al climax.
- Eres tan hermoso, Hinata, sabes y hueles tan bien.-
-At...sumu por favor...-
Que latir espantoso que tengo, el pecho ajetreado, sus palabras acaban y terminan con su boca ocupada nuevamente en una parte nueva de mi cuerpo. No voy a salir vivo de esto.