Musica de fondo, melancólica, en un gran monoambiente de la ciudad, completamente deshabitado. Hinata Shoyo estaba terminando de desempacar, todas sus cajas, bolsos y todos esa manada de cosas que uno trae en una mudanza, solo hay musica triste, por que tratándose de un escritor que tiene una mala tanda, su repertorio favorito es la música triste, Blues, Jazz, algo de Soul. Suspira de fondo, hablando solo réplica con sí mismo.
-No termino mas!
Las mudanzas son interminables, agotadoras. Un bostezo sale de su boca, como también movimientos de estiramiento. Decide armar primero su cama, una amplia de dos plazas, Hinata es la persona mas incomoda para dormir, se mueve muchísimo por eso necesita bastante espacio, comprarse su cama de dos plazas, del cual chiste de familia amarilla puede construir inclusive un fuerte ahí mismo. Además que antes compartía con su ex pareja. Botín a beneficio de él en el asunto de la repartija de bienes. A esto nos lleva su reflexión tirado en su cama, con cajas alrededor de la mudanza, se detiene a mirar de manera totalmente inconsciente el atardecer, claramente el monoambiente tenía una vista de un ventanal enorme, donde se veía absolutamente todo, fuera de ese mismo ventanal y con puertas corredizas, estaba a simples pasos el balcón, décimo piso. Quedó maravillado, recordó el detalle del anuncio, además sus ojos estaban alucinando con el atardecer, con sus colores, pudo dar una vista completa además a la otra parte del edificio, noto que la cercanía con los otros departamentos era muy cercana, mirando nuevamente, y perdido con los colores del atardecer, recostado en su cama se percata también de esta peculiar vista, un hombre en boxer observando también, inclinado con una de sus piernas elevadas en el soporte del balcón, esparciendo humo de su boca, de manera tenue, con la vista fija en Hinata.
Hinata se percato, que le había dejado de prestar atención al atardecer, dado que sus enormes ojos amarillos están clavados, en el boxer apretado del hombre que estaba fumando delante de él en el balcón. El hombre de un metro ochenta. Tiene ojos con una mirada serena, pero firme, acompañado de un pelo color rubio, con un leve flequillo que cae del lado derecho. Si, se preguntan, si,Hinata hizo una radiografía completa, de solo escasos segundos, para terminar con sus ojos puestos en la parte baja de este hombre, todo enervado se levanta sentándose en la cama, con la cara roja.
Grito por dentro: -Que clase de persona sale a fumar a su balcón desnudo?!, -bueno no desnudo completamente. No tiene un mal cuerpo, un cuerpo ejercitado. Busco su almohada para disimular su rostro sonrojado y por lo menos taparse un poco el rostro, por que a todo esto el masculino, no se inmuto en ningún momento de hecho nunca dejo de mirar, terminó su cigarro, expulsando, el humo nuevamente de manera tan lenta, que Hinata se sintió como que estaba viendo algo obsceno. El hombre tira la colilla de cigarro, se irguió, haciendo muestra de su total aspecto. Hinata se le abrieron de manera abismal sus ojos, como una lechuza, pero ahogó mitad de su cara en la almohada, dejando espacio para ver. EL hombre le hablo pero sin emitir sonidos, pero Hinata le pudo leer los labios, dos palabras, los movimientos de la boca de este hombre fueron tan exagerados, que era imposible no adivinar qué le dijo a su espectador de pelo naranja. Hinata se corrió inmediatamente de la cama, con movimientos torpes, saliendo a un lado no visible del gran ventanal. Desde el otro lado, el hombre del boxer apretado, también caminó lentamente hacia el interior de su apartamento.
-Necesito cortinas nuevas, y largas, oscuras si si. Dios mio, mañana comprare cortinas.
En el interior del apartamento de Hinata ya había oscurecido, prendió las luces, continuo acomodando pero sin saber lo que estaba acomodando, por que no pensaba en otra cosa más que en el vecino, en boxer, que además es una esfinge de lo perfecto que es su cuerpo, de hecho, recordó el movimientos de sus labios, era provocativo. Consciente que estaba siendo devorado por los ojos de Hinata. Se sacudió la cabeza como para despabilarse, y sintió su miembro reaccionar.
- No puede ser!-dijo por dentro. -Estuviste menos de tres minutos, viendo a tu vecino semi en pelotas, y ya reacciono,-dijo mirando sus partes bajas.
Se dirigió al baño, mojó su cara, más alla de estar agradecido de estar en la flor de su juventud dado que tiene 24 años y su pito todavía se levanta por cosas tan normales como esta. Volvió a mirarse en el espejo, recordando ese segundo donde este hombre después de expulsar humo de una manera violentamente sensual, le dijo sin emitir sonido, por que se hubiese escuchado, no es muy lejana la cercanía de ambos balcones, más enfrentados delante del otro. Hinata leyó sus labios, es un escritor, experto en lenguaje, no es ningún caido del catre, además es evidente que le dijo de una forma más que sensual...
Bienvenido, vecino.