Pico dulce 6

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La mentira tiene patas cortas. Se repetía golpeándose la cabeza. Que pasaba por su cabeza que alguien le diga. Era una mala idea usar de inspiración a su actual vecino, como material, todo ese arrepentimiento empezó a generarle un peso en sus hombros. sin embargo lo hecho y hecho está, tenía que ponerse a escribir de todas maneras.

Sumergido en eso, muy sorprendido a la vez. Las palabras habían salido solas, completo muchas páginas, está más que inspirado, en su rostro se podía ver el pleno goce, Hinata amaba escribir, era otra persona cuando lo hacía, pasó mucho tiempo, pasaron muchas cosas que hicieron que lo que más amaba sucumbiera a segundo plano. Hoy era otro el escenario. El encuentro con Atsumu, su acercamiento, como modelo inspirador, no era una mala idea después de todo, piensa mientras se estira en su escritorio.

Siguió escribiendo hasta cierto punto, se trabo en ciertos momentos de la historia, que tenían que ver con el acercamiento. Nada de las ultimas oraciones le gusta, borraba y escribía, así por unos minutos largos.

Maldita sea, no me sale nada decente, hace un rato estaba bien,mmmm,se me acabaron las ideas.

Rendido, se levanta para prepararse algo para tomar, pasa por el ventanal, mirando inconscientemente afuera.

Si Hinata necesitaba inspiración, la escena que lo espera fuera del balcón era justo lo que necesitaba.

Atsumu está fumando, tiene puesto una camisa larga, con los botones sin abrochar, medio pecho descubierto, el pelo desordenado y mojado, no hay dudas, se termino de bañar hace minutos, de hecho podía ver desde lejos, el vapor que emanaba el resto de su cuerpo. Demasiada sensualidad.

Hinata tenía razón, la personificación de sensualidad, está distancias de él.

El color blanco le sienta de manera maravillosa, no despegó un segundo sus ojos de él, cada movimiento al momento de expulsar el humo del cigarro. Es ardiente. No me molestaría recibir ese humo en la cara. Pensó que para quizás algunas personas recibir el humo del cigarro es una ofensa, si se tratase de él, no había queja alguna, Toda la camisa cubría gran parte de ese húmedo cuerpo, recientemente bañado. Por un segundo, solo por segundo, No tienes nada puesto debajo verdad?

Terminado su cigarro, el rubio mira al frente estirando con movimientos exagerados, no quita la vista, sabe que detrás de esas cortinas, esta Hinata observando todo. Apostaría su vida a eso. En un intento por irse dentro de su apartamento, el rubio deja caer su camisa blanca, antes de poner un pie en el balcón, dejando a la vista, todo su cuerpo desnudo. En un primer plano de su parte trasera, gira levemente de costado mirando al balcón de su vecino, con una mirada penetrante, capaz de fulminar o derribar a cualquier ser en su camino, y logra meterse lentamente en su departamento.

Hinata se encontraba de rodillas, con la boca abierta, los ojos abiertos de par en par, y el rostro colorado. Estoy duro.

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