El sonido de una copa cayendo a través de la mesa, por el movimiento brusco de un cuerpo estirándose en ella, rueda sobre la misma derramando el resto del vino dulce.
Atsumu conducía hacia el departamento de Hinata, escuchando música en el auto, sujetando muy fuerte más de lo normal su manubrio. Ahora que tenía la posibilidad de acercarse a él, la ansiedad está tomando partido.
¿Qué debería hacer primero?...mmm...tocarlo sutilmente, quizás una caricia en sus delicadas manos... un pie travieso deslizándose debajo de la mesa?... como se desviarán sus ojos, qué clase de gesto haría?? ...Dios, me va a consumir la incertidumbre.
En su departamento Hinata, se había dado una ducha rápida, buscando algo cómodo que ponerse, pero a la vez presentable. Está más nervioso que de costumbre, daba miradas relámpagos a su departamento, si todo estaba más o menos decente, para recibir a su invitado de esta noche, si bien era tarde, no quería que este desordenado, ni que se viera desprolijo el inclusive. Tomó unos pantalones de algodón más una remera holgada. Escucho el timbre de su apartamento, pero antes que nada vio por el portero eléctrico que ya había llegado, con gran nerviosismo toco el portero, que le permite entrar al edificio en estas horas. Bueno ya esta aca, toma el ascensor,entra por la puerta, me voy, no no no no. Tranquilo es una visita. Tranquilizate.
El golpe en la puerta, lo hizo saltar de sus pensamientos. Dudoso, con temblores por todo su ser, abrió la puerta, de espalda como si fuera lo más casual del mundo, estaba Atsumu con una sonrisa fresca. Lleva puesta una camisa de jeans, con un pantalón negro, el calce muy elegante y juvenil, junto con el lleva una bolsa con la marca de algún restaurante de paso.
-Buenas noches Hinata-
- Buuuuuenaaass nochesss pasa por favor. - Parezco un desesperado.
Ambos entrando dentro del departamento, el anaranjado hace señas como para que se sintiera cómodo, mientras apoya la bolsa que le entregó el otro con comida.
Atsumu toma asiento en la mesa mientras observa como su anfitrión acomoda cada unas de las cosas en silencio, mira con detalle cada parte del cuerpo de Hinata, la remera holgada deja ver parte de su cuello, un adelanto a su pequeña pero formada espalda. Piel blanca.
Perfecto lienzo blanco. Podía apreciar cada detalle de su persona en este instante, tan a su alcance, el atuendo casual, la caída de su prenda, deja ver sus hombros. Muy dentro de esa estoica mirada de seguridad, Atsumu podía sentir que gruñía por dentro.
Todo lo que está observando lo encuentra de sumo placer, hasta los movimientos torpes del otro, una combinación de nerviosismo, con inocencia, un aura donde él está atrapado, cuando en realidad quería ser él quien lo atrape a él.
Desde muy cerca, el otro puede sentir lo pesado que es el ambiente, lo cerca que está siendo devorado por la mirada del otro. Más nervios que personas, trata de abrir el vino sin ningún éxito. ¿¿Podría ser menos patético no??
-Necesitas ayuda con el vino?- En cuestión de segundos, está detrás de él, no lo había escuchado siquiera hacer un paso. Posicionado muy cerca de su espalda, girando torpemente su rostro, ambos cruzan miradas. Atsumu pegando su cuerpo más de lo permitido, atraviesa sus brazos, roza su pequeña cintura, pasando ambos brazos, tocando la piel delicada de cada uno de los brazos también del otro, toma el vino, la diferencia de ambas manos, es abismal.
- No no ,te molestes, eres mi invitado- Todo el rostro pintado de color rojo.- Sus manos son tan cálidas y enormes.-
Atsumu puede ver a centímetros, por la diferencia de altura, sus tonalidades de color rojo, sus labios pequeños haciendo breves pucheros de resistencia e incomodidad a gusto. Que adorable cuadro.- No es molestia Hinata al contrario, es un placer ayudarte- Sujetando el vino con fuerza, rindiéndose Hinata se dejó envolver por ese hombre que lo tenía atrapado, entre la mesada de su pequeña cocina, percibió un aroma cautivador emanando del aura de él, un aroma exquisito.- ¿Vez? solo se necesita un movimiento correcto y zas-
El sonido de victoria en ese momento era el descorche de ese dulce vino, dos simples maniobras sirvió un poco en cada copa que tienen enfrente de ambos. Hinata inmóvil a la vez sedado por su cercanía, más el aroma embriagador del vino, no puede reaccionar de manera acertada.
- Se nota que eres un experto-
-Así es, y no solo destapando vinos- se despega de él, tomando una copa mas la botella.- Te me unes Hinata en un brindis?-
- Por qué brindamos?-
-Por este encuentro, por nosotros, por este momento... es digno de un brindis-
-Si tu lo dices- Ambos juntan copas, el tiempo se detuvo en esas miradas, segundos del efecto sonoro de ambas copas al chocar delicadamente, donde el vino sólo se zarandeaba de un lado a otro por la cavidad de la copa. El sorbo de ambos era promiscuo, desesperado.
-Es una delicia Atsumu-
- Coincido. Ambos.
Hinata no hacía otra cosa que mirar su copa semi vacía, avergonzado con un rostro ardiendo, confundido, con los labios decorados con el sabor del tinto, abre sus labios con señales de puchero- ¿Cómo sabes que algo es delicioso si no lo has probado?- la mirada clavada en su par, deja a un lado la copa, camina de manera cautelosa, con determinación se acerca hacia el. Atsumu dejó la copa junto con la botella relativamente lejos del borde de la mesa, mientras terminaba de saborear el vino. - Por su aroma, tu tienes un aroma dulce y embriagador. Lo doy por hecho.-
-No seras muy seguro de ti mismo??-
-Si no estoy seguro en este momento de vital importancia podría morir por vos-
-Tu estas exagerando cuando deberías estar probando antes de sacar una conclusión- Descarado.
-Sería muy descarado de mi parte no preguntar antes de tomar algo por mi cuenta, pero dado las circunstancias-
Atsumu lo trajo cerca de su cuerpo, tomando su cintura, miró de cerca por breves segundos el rostro de Hinata, severamente rojo, los labios entreabiertos, con ojos brillosos, expectantes. Con habilidad besó esos labios pequeños, con sabor a vino dulce, comenzó a escalar besos hambrientos en toda su boca,dejó pequeñas entradas para que el otro respire, pero era imposible, estaba siendo devorado por el. Besos hambrientos con lenguas que se abrían paso entre ambos. Mientras las manos de Hinata enroscaban el cuello del rubio, Atsumu abrazaba su cuerpo pequeño,atrayéndolo más y cada vez más hacia él.
Eran desesperados, besándose como si no hubiese mañana, despegándose para mirarse nuevamente con ojos afilados, ambos miran por segundos donde llevan cada uno su boca, el rubio depósito besos con pequeñas mordidas delicadas en su manzana de adán, entrando de a poco al cuello, estaba hipnotizado con el sabor de la piel de Hinata, con su aroma dulce, mezclado con pequeños tintes de jabón, el otro no hacía más que inclinar el cuello lentamente para dejar que los besos de Atsumu continúen con su ritmo, tomando más fuerte su cuello, tocando parte de su cabello.- Suave-
Los besos que está recibiendo en su cuello, lo estaba extasiando. De pronto dejó escapar un pequeño gemido, bastó sólo eso para que el rubio lo levantara con una fuerza para terminar con las piernas enroscadas de Hinata en su cadera. Apoyo el resto del cuerpo de manera brusca pero segura arriba de de la mesa. Atsumu se detuvo a mirar el hermoso espectáculo que está bajo él. Un conjunto de agitación, más labios hinchados, pequeñas marcas que iban naciendo debajo de su boca, pasando por su mandíbula y terminando en su cuello. Hinata desprende sus brazos de su cuello, para estirarse de manera excitante arriba de la mesa, golpeando la copa cerca de él, era un libro totalmente abierto con la respiración agitada, apretando sus piernas en las caderas de Atsumu, la copa rueda sobre la mesa, Atsumu atrae con ambas manos la cadera del otro hacia su entrepierna, mientras devora nuevamente la boca de Hinata.
-Eres increíblemente dulce Hinata. - Mordió su labio inferior, no despegaba un segundo sus ojos de él. Tus expresiones son mejores de las que pude haber imaginado.
Así lo eran, muy receptivo, con sensibilidades llevadas a otro nivel, el anaranjado era como decía en ese momento Atsumu, un concierto de respiración entrecortada, acompañada de pequeños gemidos de placer, toda su piel estaba ardiendo, a la vez que su miembro despertó, también todo su cuerpo al ser tocado por el rubio. Mi corazón va explotar, Dios se siente tan bien.
Era así que esa noche estaba destinada a que el corazón de Hinata explote. En ese instante de ensueño un teléfono no deja de sonar.
El teléfono de guardia de Atsumu.