CAP 3

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La rutina de Iruka era siempre la misma: levantarse temprano, desayunar, cambiarle la ropa a Naruto, ir al trabajo, regresar, saludar a Naruto, jugar con él, cenar y dormir. Sin embargo, hoy sería diferente.

—¡Naruto, ven! —llamó Iruka mientras preparaba una papilla para el pequeño.

Naruto gateó hasta donde estaba Iruka y alzó los brazos, pidiendo que lo cargara.

—Ma-má —balbuceó Naruto, sus ojos brillando con inocencia.

Iruka se detuvo, sorprendido.

—¿Qué? ¿Dijiste mamá?

Naruto repitió:

—Mamá.

La alegría llenó el rostro de Iruka.

—¡Tu primera palabra! ¡Repítelo!

—Mamá.

—¡Muy bien, Naruto! ¡Eres un niño muy inteligente! —Aunque la palabra "mamá" le causaba una leve incomodidad, la emoción de la primera palabra de Naruto lo superaba.

—Bien, como premio, hoy en la noche traeré ramen —Naruto sonrió, mostrando sus pequeños dientes—. Ahora, abre la boca, aquí viene el avión, di "Aaaa".

—Aaaa —dijo Naruto, siguiendo el juego.

Después de darle su desayuno a Naruto, Iruka se preparó para ir al trabajo.

—Naruto, si te portas bien, mañana te compro un juguete, ¿sí?

Naruto sonrió y asintió con entusiasmo.

—Vamos a tu habitación.

Dejó que Naruto gateara hasta su habitación, especialmente ambientada para que no se aburriera mientras él no estaba. Abrió la puerta y le dijo:

—Juega con tus juguetes y no hagas mucho desorden, ¿de acuerdo?

Naruto alzó las manos en señal de entendimiento.

—Bien, ya me voy. ¡Chau!

En el trabajo, Iruka comenzó su turno con normalidad. Siempre había varios clientes; según Genma, a los nekomimi les daba curiosidad saber cómo eran los donceles. Los nekomimi que habían estado en la guerra ya sabían.

Terminó su turno a las seis de la tarde y empezó a prepararse para salir.

—¿Ya te vas? —preguntó Genma.

—Sí.

—¿Qué tal si salimos a pasear por la aldea?

—Lo siento, Genma, pero...

—¿Pero?

—Necesito volver temprano. Si no, ya no puedo regresar a casa porque se hace muy de noche.

—Iru-chan, deberías salir a divertirte...

—Ya te lo dije.

—Está bien, bueno, chau, Iru. Hasta mañana —se despidió Genma con una sonrisa.

—¡Chau, Genma!

Iruka se dirigió rápidamente a casa para ver a Naruto. Abrió la puerta y llamó:

—¡Naruto, ya llegué!

Naruto salió gateando de su habitación, con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Mamá!

Iruka se arrodilló y extendió los brazos.

—Naruto, ¿por qué no me dices papi? A ver, di papi.

—Mamá.

—Papi.

—¡Mamá!

Iruka suspiró, rindiéndose, pero sonrió.

—Bueno, no importa. Mira, traje zanahoria para hacer tu papilla favorita.

Naruto sonrió, sus ojos llenos de expectación. Iruka fue a la cocina y empezó a preparar la papilla, ya que Naruto aún no podía comer alimentos sólidos debido a que no le habían crecido todos los dientes.

—Bien, a comer.

Empezó a darle de comer con una cucharita en forma de delfín. De repente, Naruto comenzó a mover sus orejas de forma inquieta.

—¿Eh?

Naruto agarró la mano de Iruka y comenzó a gatear hacia su habitación.

—¿Por qué quieres ir allí, Naruto?

Naruto lo jaló con más fuerza e Iruka lo siguió, extrañado y preocupado. Una vez en la habitación, Naruto lo abrazó, su pequeño cuerpo temblando ligeramente.

—¿Qué pasa? —preguntó Iruka, sintiendo el miedo crecer dentro de él.

Entonces, Iruka escuchó unas pisadas pesadas y firmes. Abrazó a Naruto con más fuerza, sus ojos buscando una posible amenaza.

—(Mierda).

Un nekomimi con orejas de lobo y un tapabocas entró tambaleándose en la casa, claramente herido. Su ropa estaba rasgada y cubierta de sangre, sus ojos buscando algo o alguien. Iruka sintió su corazón latir con fuerza, su mente tratando de procesar la situación.

El nekomimi se tambaleó hacia adelante, su respiración pesada y forzada. Iruka, sin soltar a Naruto, se puso de pie, su cuerpo tenso y preparado para lo que pudiera suceder.

El nekomimi levantó una mano, intentando hablar, pero solo logró un débil gemido antes de desplomarse en el suelo.

Familia Única - kakairu EN EDICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora