Alya Nebula, una bruja mestiza , seguirá los pasos de su madre, una famosa escritora y ex alumna de Hogwarts, para emprender su viaje al colegio y recibir educación de la magia.
Pero la cosas nunca suceden como uno espera.
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harry po...
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Por la mañana del sábado, los tenues rayos de luz se escabullían entre las cortinas, iluminando la habitación sutilmente.
La joven Nebula abrió sus ojos a la vez que un destello golpeó su rostro. Se acomodó para tomar asiento, estirando ambos de sus brazos. Observó con detenimiento el lugar con los ojos entrecerrados, ya que la poca luz molestaba su vista. Se percató de que dos de sus compañeras no estaban dentro, y de que Orion se encontraba despierta leyendo un libro recostada sobre su estómago, con la punta de la varita encendida a su lado.
—Buenos días—Saludó Orion, despegando la vista de su lectura.
—Hola, buen día— Contestó Alya débilmente.
—Por si te lo preguntabas, Lisa e Isabel han bajado hace rato por el desayuno.
—Esto... pues, ¿qué hora es?
—Si no me equivoco, nueve y media—Contestó, para después echar un vistazo a su pequeño reloj de madera—Si, nueve con treinta y cuatro minutos.
—Ha sido un sueño largo. Las prácticas han acabado con todas mis energías.
—¿Cómo han estado?
—Muchos más candidatos de lo que pensé. Honestamente, ha sido bastante bueno a decir verdad, finalmente nos hemos decidido por Chambers.
—¿Chambers, enserio? Por alguna razón no puedo imaginarlo...
—Lo sé— Interrumpió— Pero contrario a lo que creíamos, es realmente bueno. Justo lo que necesitábamos.
—¿Pueden bajar un poco la voz?— Preguntó Padma con la voz un tanto adormilada.
—Buenos días para ti también.
—Buenos días, ¿pueden bajar un poco la voz?
—No me haz convencido del todo.
—¿Por favor?
—¿Quieres bajar por el desayuno?— Preguntó Alya en voz alta en dirección a la joven Davies, para después soltar una carcajada maliciosa.
—Bueno, muchas gracias— Contestó Padma, dándose la vuelta y cubriendo su cabeza con una almohada.
—Me parece una idea perfecta— Respondió Orion, esta vez más alto.
—Las odio— Se quejó de nuevo Padma, acomodándose en su cama para apoyarse en el respaldo. Se estiró con lentitud, extendiendo los brazos hacia el cielo, por último, retiró sus sábanas y colocó ambos pies en el frío suelo, mientras que sus dos compañeras la observaban con detenimiento— Y bien, ¿qué esperan?
—¿No querías dormir?
—Demasiado tarde, ya han interrumpido mi sueño—Permaneció en silencio para tomar una respiración, cerró los ojos con pesadez para volver a abrirlos— Solamente espero que quede en su conciencia que me deben una...ambas.
