Capítulo 7

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Mark deja caer la bicicleta en el pulcro césped del gigantesco terreno. Un seguridad corpulento le pide que se identifique. Lo tantean en busca de armas y al no encontrar ninguna, permiten su entrada.

Nadie lo recibe. Un hall lóbrego es el principio de un camino sinuoso. El interior de la mansión no es más que pasillos confusos, escaleras que llevan a lugares que sus ojos no alcanzan a develar y exagerados candelabros colgados en salas que no combinan por su aburrida decoración, y que tienen pianos. La gente rica ama los pianos. ¿Sabrán tocarlos? Quizás la mayordomía Yuqi puede hacerlo.

Se adentra a pasos silenciosos. Escudriña los espacios a su alrededor.

—¿No deberían haber empleados? 

Mark escucha un sonido extraño tras él. Algo que solo puede definir como futurista. Gira lentamente. 

—Beep beep. 

Es un robot, como Eva en la película Wall–e pero de menor tamaño. Tiene dos bracitos regordetes colgando de su lustrado cuerpo ovalado. Su redondeada cabeza no está conectada físicamente sino que es atraída por un campo magnético al resto de sí. Una pantalla muestra su cara en caricaturescas expresiones pixeladas. Ahora solo la iluminan dos expectantes puntitos.

—¡Wow! Dios, pero qué bonito eres. ¡Hola!— le acaricia la cabeza—. Soy Mark. ¿Cómo te llamas? 

—Beep beep. 

—Pues es un placer, Beep Beep. Bibi para los amigos. ¿O no?

Beep Beep sonríe. 

—Beep beep— acepta—. Beep Beep, beep beep. 

—Lo que tu digas. 

Bibi toma su mano y lo guía hasta la habitación de Renjun. En el camino, Mark observa a docenas de robots distintos hacer los quehaceres cotidianos, como si nada. ¡Nunca ha vivido una situación parecida!

La agradable inteligencia artificial lo sitúa al frente de la puerta. Del otro lado se escucha el ruido de una soldadora cuyo chillido metálico le causa escalofríos. Bibi abre la puerta, Mark queda boquiabierto. 

La habitación de Renjun consta de dos pisos. La parte de arriba viene a ser lo normal y la parte de abajo es el garage de un ingeniero desquiciado. Y dicho ingeniero no se ha percatado de su presencia. 

Su rostro está protegido por una máscara para soldar. Está vestido con shorts de gimnasia y una camiseta sin mangas. Su bíceps se marca al sostener la soldadora con firmeza. Las chispas que salen de su mesa de trabajo dejan a Mark ciego. Aún así se las arregla para sacar una foto, lo que alerta a Renjun. 

—Mark. Lo siento, estaba inmiscuido en el trabajo. ¿Me acabas de sacar una foto? 

Mark sostiene su celular con ambas manos y mira la fotografía, corazones en sus ojos. 

—Para mis noches de soledad. 

Renjun ríe. 

—No seas bobo. 

Se despoja de la máscara. Se acerca a él y le da un golpecito en la frente. Mark se queja y baja el celular. Sus manos no pierden tiempo en palpar los tonificados brazos de Renjun. 

—¿De dónde sacaste estos? 

—Normalmente cargo yo solo con metales pesados. Yuqi a veces me ayuda pero ahora está ocupada.

—¡Eres fuerte! ¿Por qué no te defiendes de Donghyuck?

Renjun se encoge de hombros.

—No lo sé. Será que ya no le veo sentido a todo esto.

Worldwide Bond [YuMark/RenHyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora