Worldwide Bond [YuMark/RenHyuck]

Capítulo 1

Sus lentes se hacen pedazos en el suelo. No es suficiente para Braian, el chico que siempre lo molesta, y los pisa. Una, y otra vez. Los compinches alrededor suyo explotan en carcajadas. 

Mark suspira. 'Aquí vamos de nuevo'.

—Oigan ya, en serio. ¿Por qué siempre rompen mis lentes? Saben que mis padres no pueden pagar otros sin pedir préstamos al banco.

Brian golpea el hombro de su amigo, Kyle, mientras ríe. Al parecer Mark dijo algo súper gracioso. 

—¡Vuelve a tu país, chino! ¡No queremos coronavirus aquí!— dice Brian, acomodando su gorra roja con una una bandera de Estados Unidos bordada y la frase Make America Great Again en la parte del frente. Tiene el barbijo colgado de una oreja mientras Kyle lo tiene abajo de la nariz. 

—Soy literalmente estadounidense. 

—¡Estadounidense mis huevos!— el que tenía inmovilizado a Mark lo empuja y lo hace dar traspiés hasta el suelo. Su nombre es Kevin. 

Kevin se ubica en medio de Brian y Kyle. Lleva sus dedos índices a cada lado de sus ojos y estira su piel de modo que imiten los ojos rasgados de Mark, aunque en realidad se asemejan más a una mala sesión de botox—. ¡Konichiwa! 

Mark sonríe de lado.

—Eso es japonés. 

—¡Es todo lo mismo! ¡Todos ustedes comen perros!— se defiende Kevin. 

—En realidad– 

Antes de que Mark pueda darle una lección de historia a su homólogo neandertal, este le patea el estómago y lo deja abrazándose con la frente en el suelo. Kevin y Kyle le golpean también. Mark se encoge en sí mismo para proteger su pecho y rostro. Le dan una paliza. Y se van cuando suena el timbre del receso. 

Mark tarda un momento en reincorporarse. 

—Cielos. No voy a aceptar sacarle copias a la profesora nunca más— dice recogiendo las copias que quedaron desparramadas antes de que los estudiantes salgan de sus clases y llenen el pasillo. 

Ser Mark Lee, hijo de padres inmigrantes asiáticos, clase media baja, en una escuela pública racista y clasista –pero lo mejor que pudieron encontrar en el distrito de Queens– es increíblemente peligroso. Y doloroso. 

Estos tres chicos no son los únicos que lo molestan. También el grupo de porristas, los jugadores de fútbol americano, los chicos blancos populares y ricos que por azares del destino terminaron en una escuela, entre otros clichés de la televisión. El problema es que los clichés están vivos y lo golpean a diario. 

Mark entra cojeando a la fotocopiadora y nadie le pregunta cómo está. La mujer que trabaja allí se limita a hacer el número de copias que se le solicita. 

Suelta un suspiro inaudible. Mientras espera, se asoma a la ventana y observa en el patio –ciñendo los ojos porque no ve una mierda– como los grupos de adolescentes propios de la preparatoria se amontonan a distancias nada prudentes a conversar. Él no encaja en ninguno. No los raros, ni los nerds, ni los otakus. Ni siquiera el grupo de asiáticos cool lo quieren sentado con ellos a la hora del almuerzo. Mark se pregunta por qué. Si él no ha hecho nada malo. 

'Quizás es porque soy feo' piensa. 

Pasa de mirar hacia afuera a mirarse en el reflejo de la ventana. 

Tiene cejas pobladas que normalmente son cubiertas por los gruesos marcos de sus anteojos. Sus ojos se ven pequeños ya que los vidrios son terriblemente anchos –aplanarlos es costoso– y cuando tiene lentes parece un personaje de anime. Es delgado por lo que se le marcan los pómulos, y sus ojeras son prominentes. Es como un personaje de Tim Burton.