La buena gente se extingue.

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En fin, llevo un mes en Nueva York. Si. El tiempo pasa demasiado rápido. Pero mola. Mady y yo somos mejores amigas, y como no vivimos tan lejos (teniendo en cuenta que es Nueva York, claro) la mitad de las noches Mady dormía en mi casa, se escapaba de la suya. Nos hicimos prácticamente inseparables. Eramos nosotras contra el mundo. Bueno, nosotras y los chicos, de los que también me hice muy amigos. El único problema es que mi padre había descubierto que yo iba en metro, asi que llamaba a un chofer para que me recogiera de clase, muchas veces nos llevaba a Mady, Dylan y a Ray. Ya odio el instituto tanto como Mady y como los demás, soy una New Yorkina de toda la vida. Sip. Eso es. ¿Que bien suena no? Vivir en La gran manzana era prácticamente un sueño.

Todo lo del instituto no era malo, había una profesora. Emily. Me daba poesía y era majísima. Además era como la madre de nuestro querido Dylan, ya que sus padres son la cosa más gilipollas que he visto en mi puta vida. Su padre le puso los cuernos hace 3-4 años, su padre es como un asesino, muy violento y con una cara de “Te voy a matar... ” que te pasas. Su madre era la típica pija insoportable que solo le importan sus uñas, y no le hacía ni caso. Y Dylan, era igual que Emily, sus palabras tan poéticas eran preciosas. Y escucharlas de sus labios era absolutamente maravilloso. No me gustaba, quizás me atraía, un poco, bastante, hasta las trancas. El caso es que era el único chico que había prestado algo de interés por mi.

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Viernes, 4.30

Sonó la alarma y todos nosotros salimos disparados. ¡Era viernes! Agarré a Madysson de la mano y nos fuimos a buscar a Dylan y a Ray. El maldito chofer vino y nos recibió sosamente. Nos montamos todos. Como siempre Ray fue el primero, Dylan el segundo y Mady se iba a mi casa, como siempre. En el coche casi ni hablábamos, ya que el maldito chofer nos vijilaba por la ventanilla, y nos daba corte. Llegue a mi casa, no había nadie (como siempre). Cuando quise ver Mady ya había cojido el bote de las cookies tan ricas que tanto nos gustaban. Se sentó en el sofá y puso la primera cadena que pillo, las noticias. Empezamos a verla, aunque no estábamos haciéndole ni caso. Madysson estaba con su IPhone hablando con alguien popular; alguna animadora, algún chico... Aunque no lo pareciera Mady era bastante popular ya que era muy moderna y  su forma de ser gustaba a todos.

-Eeeeem, Mady, ¿Que hacemos viendo esta mierda?

-Y yo que se, vamos a ver cuanta gente se ha muerto hoy en el mundo. Que el pavo que lo dice habla que parece subnormal.- le imitamos. Si, le imitabamos al presentador. Entonces el telefonillo sonó. Era Dylan pero no estaba solo, Emily le acompañaba. Pude escuchar algo de la conversación antes de que Emily se fuera y dejara subir por el ascensor a Dylan: -Ven a casa a las ocho y media, nueve como muy tarde. Ya sabes. Como siempre.-se le la a Emily decir al fondo.-Sii. ¿No te preocupes vale?

Mientras Dylan subía me quede pensando en lo que le había dicho. ¿A la as ocho y media en casa? ¿Es que dormía en casa de Emily todos los días? Mientras tanto Dylan y su magnífica sonrisa ya estaban en frente mio.

-¿En que piensas Riley?

- Nada, cosas mías. Una cosa ¿tu te quedas en cada de Emily a dormir siempre? Es que acabó de oírla decir que fueras a casa.- se quedo pensativo.

-No. Solo todos los viernes. Que mi madre trabaja y mi padre esta de fiesta, como siempre.- se le notó triste. Mady nos interrumpió.

-¡Hola feo!- le dijo con total confianza. Eran amigos desde siempre y me daban envidia. Se llevaban tan bien...

-Hola fea. ¿Que haces tu también aquí?

-Me he mudado. ¿Ahora vivo aquí sabes?- me miro como, es broma no? Y yo asentí. Irónica.

-Todavía no entiendo como puedes venir tantas veces aquí a dormir y que el padre de Riley te deje...

-No lo sabe.- interrumpí yo.- se cuela por la ventana y se mete en mi cama.

-Riley y Mady.- dijo con su encantadora sonrisa.- ¿os consideráis personas normales?

-Nos consideramos mejores amigas, y con eso basta.- Mady podía ser todo lo rebelde que quería, pero cuando sacaba su lado poético lo sacaba de verdad. Me abrazó. Yo a ella.

-O que monas que sois.- nos empezamos a reír.

-¿Nos vamos a dar una vuelta?- dije pero mire a la ventana y vi el diluvio que estaba callendo sobre Manhattan.- no he dicho nada.- sin decir nada llame a mi padre y le pregunte a ver si se podían quedar a ver una peli, y me dijo que si. El no volvía hasta las 10.p.m. Asi que no tenía porque preocuparme.-Vamos a ver una peli.

-¡Una de miedo!- decía Mady.

-Voy a ver cuales hay.

-Yo te ayudo- dijo Dylan. Sacamos mi lista interminable de CD-s y bueno, empezamos a buscar. Al final vimos no se que de exoscismo. Daba un miedo que te cagas. Empezó la película.

A finales de enero yo era una persona normal, si, lo era. Hasta que mi madre decidió vender nuestra casa para comprarse una casa que vendían por muy poco dinero. Todo era raro, al final, lo raro se a vuelto en obvio. Obvio, exacto porque...y asi un montón de chapa.

Pasaron 20, 30 minutos quizás, la peli seguía. Era un momento en el que iban a asesinar a la niña, la prota, era momento clave. Se sabía que en algún momento alguien o algo iba a aparecer de golpe y yo estaba asustadisima. Parece que Dylan me lo noto. me agarro con el brazo fuertemente y me susurró: «tranquila, no pasa nada»

La verdad es que nada me pudo ayudar tanto en ese momento porque le mire y le sonrei, pero justo paso el susto y lo abraze del susto. Enserio, ¡Casi me muero! Y asi pasamos la noche, después, Mady durmió conmigo (lo que pasa es que esta vez ya lo sabía mi padre) y eso, aunque estuvimos despiertas hasta las 4a.m. y no dormimos una mierda, fue divertido.

¿Nueva vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora