𝐋𝐚𝐬 𝐂𝐫𝐨𝐧𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐍𝐚𝐫𝐧𝐢𝐚
||𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜||
「 Audrey Sawyer es tan solo una chica, normal y corriente. O al menos eso pensaba ella.
Lo que para ella iban a ser unas simples vacaci...
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SOBRE LAS ONCE toda la compañía volvía a estar en marcha, cabalgando hacia el este con las montañas a la izquierda. Yo llevaba la capucha de mi capa puesta en la cabeza, y miraba al frente mientras trotábamos rápido, aunque no con demasiada velocidad. Peter iba al frente junto con Lucy, Edmund y life Peridan. Estaban haciendo sus planes de batalla. Me acerqué a ellos para escuchar lo que quisiera que dijeran, ya que yo no entraban en sus planes de batalla. Mi manera de luchar no era la misma que la suya, no era necesario que yo organizara nada.
—Pero ¿dónde está ese metomentodo de su alteza? —Preguntó Lucy migándome, refiriéndose a Corin. Reí al escuchar ese adjetivo.
—No al frente, y eso ya es una buena noticia —se limitó a responder Edmund—. Déjalo tranquilo.
Escuché a lord Peridan dar ideas para combatir, y Peter mandó a sus hermanos posicionarse de maneras diferentes. Todos podíamos admitir y reconocer que Peter era un gran Sumo Monarca. Yo sabía que Edmund soñaba con ser un rey supremo, pero estaba orgulloso de su hermano. Aún así entendía que a veces se sintiera algo excluido o poco valorado en comparación con su hermano, era entendible, también quería poder y reconocimiento.
—¿Nerviosa?— me preguntó Lucy en un momento determinado.
La miré y analicé. En ese momento vestía igual que sus hermanos, toda su armadura era casi igual. Yo iba algo más femenina, no estaba acostumbrada a lo que llevaban los hombres en batalla. Me sentía más cómoda con mis vestidos de guerra, aunque sonara raro. Lucy sin embargo sabía llevar las mallas y armaduras de hombres muy bien, no le quedaban ridículas como a mi me quedarían. Además, se había convertido en una chica hermosa. Quizá no se le valoraba físicamente tanto como a Susan, aunque yo no lo entendía porque eran muy parecidas, pero sí se le veía como una gran luchadora.
—No. —mentí— ¿tú?
—Más que nerviosa estoy emocionada.
Sonreí al escuchar eso, me alegraba de que Lucy no lo estuviera pasando mal de camino a Anvard. Yo no estaba nerviosa por lo que me pudiera pasar. Era más un temor a lo que le pudiera ocurrir a los demás, ciertamente.
El sendero de la ladera que seguíamos se fue tornando más estrecho y la pendiente a nuestra derecha más escarpada. Al final tuvimos que ir en fila india a lo largo del borde del precipicio, sintiendo mucho miedo al hecho de que cualquiera podíamos caernos por ahí en un momento dado. Decidí no mirar hacia abajo tragando saliva y aferrándome con fuerza a mi querida Estela.
