Tio.

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-Nhg... Mayor Wen...!

Sus dedos se aferraron a la ropa del zombie, Jingyi tenia las piernas al costado de la cintura del mayor mientras este iba tan rápido y no era considerado con sus movimientos, como un jabalí salvaje. El menor sentía como sentía su corazón galopear, incluso creía que podría salírseles por las orejas.

-¡E-Espera--- Mayor Wen, vaya mas lento, mm-mi estomago ah--!

Minutos después Wen Ning estaba en cuclillas a una distancia prudente del menor que estaba arrodillado en el suelo vomitando su almuerzo.

-¡Mayor Wen, sentí la muerte...! 

Lloriqueó volviendo a vomitar, el mayor lo miró con un poco de culpa y le dio sobaditas en la espalda para que se le pase el mareo. Debió cargarlo con mas cuidado.

-Tuve que... salir rápido de ahí con usted, Hanguan-jun podría descubrir que estábamos ahí...

-¡Si, lo sé, pero de jalarme y correr sin pensar, para mi cuerpecito fue demasiado...!

-Jingyi es ya grande... el joven Jingyi ya no es tan facil de cargar....

Le hizo una mala cara como reclamándole "¿Me estas diciendo gordo?" mas volvió a vomitar, aun sentía su estomago revuelto por las nauseas.

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-¿Eh?

-Zewu-jun me dice que me necesita en la secta Lan, rápidamente... 

-¿Sabes el porqué?

-Uh, no, Jiang Cheng ¿Tu que piensas?

-Que deberías rechazarla.

Habló el líder de la secta Yumeing Jiang sirviéndose un poco de vino y llevándosela a los labios para ingerirlo.

-Lo supuse, aunque iré, no te pongas celoso porque está vez no intercambió correspondencia contigo.

Ver como Jiang Cheng se atoraba con el vino que estaba tomando le hizo soltar una carcajada y luego correr por su vida al ver como Zidian hacia su aparición.

-¡A-yan, ven, papá saldrá!... ¿A-yan?

Que no venga al primer llamado ya de por si era preocupante.

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-Si, así.

Dice viendo los pasos de su pequeña hija, aun seguía siendo algo torpe pero ya al menos sabia los pasos de memoria, poco a poco aumentaría gracia a su baile. Tocó la pequeña flauta dulce que tenia, en sus muñecas, pulseras de jade, con extraños símbolos. La pequeña con el rostro perlado de sudor y sus mejillas enrojecidas del cansancio tuvo un pie frente al otro y sus brazos bajando suavemente.

-¿P-Puedo... ir a jugar ahora...?

-Seria mejor que siguieras practicando Mei mei.

"Así... no tendríamos que salir..." pensó, aunque al ver a su cansada hija asintió viendo como la pequeña le daba una reverencia como despedida y se iba a paso suave.

-Uhm... la educación si que es estricta aquí...

Sus pulseras brillaron, las escondió con sus mangas, acomodándose el vestido se irguió empezando a escribir, practicaba su escritura todos los días a pesar de ya saber leer y escribir. Escuchó una llamada de alguien que conocía, aunque se le hizo raro que no entrara por la venta, corrió hacia la puerta y la deslizó.

-¿Por fin te dignaste a entrar civilizadamen... te...

Cayó de inmediato al ver a los que estaban afuera.

InfidelidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora