La primera cita de Kerem y Hande (Parte 3)

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Hola!!! siento haber tardado tanto, pero entre la mano y el trabajo, no doy más de sí. Os dejo la última parte de la cita de Kerem y Hande.

Espero que os guste leerla tanto como me ha gustado a mi escribirla. Espero vuestros comentarios, que le deis mucho amor y la recomendéis a mucha gente!!

tengo en mente algún que otro relato más tanto Hanker como Edser. a ver si dentro de poco os puedo subir alguna cosita más.

Y muchas gracias por leerme!!! un besazo!!

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Y no hizo falta decir nada más. Lo hizo lento, sin presión, sin prisa pero sin pausa. Como sólo Kerem Bursin sabía hacerlo. Me lo había imaginado tantas veces y de tantas maneras distintas que no creía lo que mi cuerpo estaba experimentando en ese instante. Su boca recorrió mi línea alba hasta uno de mis pechos atrapando el pezón haciendo que se endureciera más de lo que ya podía estar y sacándome un jadeo gutural desde lo más adentro de mi ser mientras sus manos me acariciaban la parte de dentro de mis muslos subiendo y bajando sensualmente. Mi cadera por inercia subía hacia arriba buscando contacto con cualquier parte de su cuerpo hasta que noté como una de sus manos me acariciaban la ingle accediendo un poco más adentro buscando mi clitoris sin separar todavía su boca de mi pecho. Mis manos se agarraron a su pelo dando pequeños tirones y enredando mis dedos en él. Subió de nuevo hacia mi cuello y su dedo corazón recorrió todo mi sexo metiéndolo muy despacio dentro de mí. Yo no tenía consciencia de los sonidos que salían de mi boca hasta que él me la tapó con la suya y me tragué uno de los gemidos al sentir un segundo dedo dentro de mi llegando a tocar de inmediato el punto G. No hicieron falta más que tres embestidas con sus mágicos dedos para deshacerme en un verdadero orgasmo que deshice en su boca. Él siguió moviendo los dedos algo más despacio y no separó sus labios de los míos hasta que mis gemidos cesaron.

K: Eres increíble Hande - me miró a los ojos mientras yo notaba el vacío de sus dedos en mi sexo. No tenía palabras para describir todo lo que me había hecho sentir, pero puedo asegurar que nunca, con nadie, he sentido algo parecido. Si eso que había hecho Kerem con sus dedos había sido un orgasmo, es que en realidad nunca había tenido un orgasmo de verdad. No podia articular palabra alguna, mis ojos pasaban de su boca a sus ojos y viceversa. Me alcé para quedar a su altura - ¿Qué...? - no le dejé acabar la pregunta. Le cogí del cuello y lo besé con ganas mientras me levantaba del sofá y lo volvía a apoyar en el respaldo del sofá conmigo encima, los dos desnudos, sin restos de ropa que nos molestara, un piel con piel. Noté como él me cogía de la cintura y la recorría de un lado a otro por la parte de atrás con sus manos. Poco a poco fui bajando hasta encontrar el leve roce de nuestros sexos y sin querer pegué un respingo. Noté como él sonreía sin dejar de besarme. Busqué el roce de nuevo, esta vez sabiendo que era lo que mi cuerpo se iba a encontrar y descansé en sus muslos mientras ambos nos contoneábamos a la vez.

H: no puedo más - apoyé mi frente en la suya - si seguimos así, voy a volver a correrme.

K: eso quiero, nena - volvió a atrapar mi cuello mientras aceleraba el ritmo de sus embestidas fuera de mi - pero no sé si voy a poder contenerme algo más.

H: me estás volviendo loca - atrapé su cuello con mis labios succionándolo y levanté mis caderas para que él pudiera acceder a mí.

K: despacio nena, muy despacio - volvió a pasar uno de sus dedos por mi sexo mientras que la otra mano desapareció por un momento de mi cadera y a los 10 segundos apareció rodeando uno de mis pechos. Su dedo seguía acariciándome hasta que lo apartó dos segundos para después acariciarme con la punta de su pene con el condón ya puesto. Me separé de su cuello y lo miré con fuego en los ojos preguntándome en que momento había ocurrido - muy, muy despacio - esa fue su respuesta mientras encontraba la hendidura de mi sexo, dejó descansar la punta del suyo y sus manos volvieron a aparecer en mis caderas - mírame Babe, necesito tus ojos - Me separé de nuevo de su cuello y nuestros ojos se encontraron mientras su polla entraba muy despacio dentro de mi. Mi cuerpo se adaptaba a cada segundo que me invadía y de mi boca salió un jadeo casi imperceptible a la vez que a él se le escapaba otro de su boca. Insistí en volver a bajar pero sus manos me lo impidieron.

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