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POV . SEOKJIN
Con delicadeza me senté una vez más en aquel desolado pasillo de madera, con la vista fija en aquel estanque lleno de peces, admirando las ondas de agua que se producían en la superficie por la sutil llovizna, meciendo levemente las plantas y flores acuáticas.
Mi rostro se mantenía apoyado en mi rodilla derecha al tener mi pierna flexionada contra mi pecho, ni siquiera el sonido de un fuerte trueno llego a sobresaltarme, solo me quede en aquel lugar, mirando como los peces comenzaban a nadar más rápido cuando las gotas de lluvia se vieron más fuertes contra el estanque.
El aroma a durazno llegó a mi nariz, proveniente de aquel incienso que seguro Sang-Yoon Hyung coloco por los pasillos antes de que llegásemos. El aroma era sutil y relajante, todo como en aquel lugar, ¿hace cuanto no estaba en una casa tradicional coreana?, no era que me quejase de mi hogar, al contrario, aquella casa cerca del bosque me daba toda la paz y calidez que siempre soñé en un hogar, era solo que aquellas decoraciones tradicionales coreanas que recorrían todo el lugar me hacían recordar lo que fue mi hogar junto a mis padres y Taehyung una vez hace ya muchos años.
Esté lugar también me traía mucha paz.
El sonido de pisadas sobre la madera llegó a mis oídos, cerré los ojos por unos segundos, no necesitaba levantar la mirada para saber de quien se trataba, una mano se posó sobre mis cabellos dando una pequeña caricia, mi cuerpo fue atraído en un cálido y apretado abrazo, la característica colonia de mi esposo me envolvió al ocultar mi rostro en su cuello.
Namjoon se sentó en el suelo de igual forma, besando mis cabellos mientras me abrazaba, las ganas de llorar habían regresado, mordí mi labio para no dejar salir más lágrimas, mis ojos se sentían pesados e hinchados, no quería que dolieran más. Una de mis manos se posó sobre su pecho, el golpeteo fuerte y rápido de su corazón era más que notorio.
- Mírame Seokjin – Sus dedos tomaron mi mentón, obligándome a levantar la mirada, mordí aun más mis labios al ver a que azul grisáceo en sus iris, su ceño estaba fruncido en una molesta mueca de preocupación.
Su pulgar dio leves caricias en mi pómulo antes de besarme.
