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- Así que mandaste una nómada – Mire aquella copa de vino blanco en mis manos y di pequeños movimientos provocando que el líquido girara un poco -- ¿Cómo hiciste para que ella cumpliera tus ordenes?, porque tengo entendido que los nómadas solo siguen sus normas y esas solo son matar y comer.
- Fue difícil al comienzo, tres meses bajo tierra sin comida, luego le envié un bocadillo y todo fue más fácil, solo le prometí más de esa sangre dulce que poseen los Yuanfen y el trato estuvo listo– El imito mi acto pero a diferencia de él liquido trasparente y espumoso que contenía mi copa la suya poseía un líquido carmesí levemente espeso... Simplemente repugnante.
- ¿Mas?, no sabía que tenías Yuanfens para repartir de esa manera -- Una risa salió de sus labios y negó.
- Digamos que para cumplir con lo que tú querías, tuvimos que traernos a una chica... En estos momentos aquel lobo ya debe de haber muerto de despecho.
- ¿De qué manada fue?.
- Una de China.
- ¿Y a quien le prometiste?, ¿a Taehyung? – El bacilo en contestar antes de decir un no.
- Le ofrecí a Jimin o Selene –Soltó sin rodeos y arquee una ceja confundida – La sangre de Taehyung es un manjar que no pienso compartir, no hasta que consiga otro Yuanfen de Alfa.
- Planeas el traerlo aquí y que sea tu suministro sangre... Que cruel --Baje la mirada a mi plato dejando la copa a un lado.
- ¿No sientes algo de remordimiento y culpa en tu conciencia?.
- Nunca te dije que mataras a los de otra manada, así que ese no es mi asunto – Levante la mirada y le vi negar una vez más con aquella sonrisa de burla.
- Sabes que no me refiero a eso, ¿No sientes nada por la muerte de Jennie?.
- No la menciones– Apreté con fuerza el tenedor en mi mano y fruncí el ceño, su sonrisa se ensancho un poco más y en un parpadeo tenía sus respiración tras mi nuca.
- Te duele, a pesar de que es tu culpa sientes pena y dolor por su muerte... ¿Quieres parar con esto?– Esta vez fue mi turno de reír mientras le miraba de reojo.
- A estas alturas es imposible parar JooHeon, y si esa fuera mi decisión mi cabeza estaría lejos de mis hombros por culpa de uno de tus hombres– Me levante provocando que el retrocediera dos pasos, no me tome la molestia de mirarle y camine a la puerta – Gracias por la cena, pero tengo que marcharme.
