-Como fiel lectora que eres, ¿Quieres vivir tu propio cliché?
-¡Claro que sí!
-¿Con un príncipe dulce que te llene de flores y muchos poemas?
-¿Qué? ¡No! Quiero a un hombre cavernícola que me ahorque, me azote y me mantenga en constante ejercicio...
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Estúpido 14 de Febrero.
¿Alguien me explica porque existe esta festividad del amor? ¿Es que acaso no se apiadan de la gente soltera? Todo es besos y caricias en cada esquina. ¡En cada puto lugar donde uno va!
Sí, se entiende que están muy enamorados y que se aman, ¡PERO NO HAY NECESIDAD DE COMER FRENTE A LOS POBRES! Regalos por aquí, risas por allá y manoseo por doquier.
¡Y estoy en todo mi derecho de quejarme! ¡Porque el único que me aguanta y tengo a mi lado, es mi peluche de Alex de Madagascar que tengo en mi habitación!
¡Maldición!
Dieciocho años y aún tengo peluches ¡Lo sé! Pero Alex es mi fiel y oyente compañero.
Dejando de lado el estúpido día del amor, les cuento un poco sobre mí.
Soy Maeve Gladwell pero mis amigos me llaman Mae y para mi mamá tengo muchos nombres: "Chiquita, cielo, muñeca y el peor de todos, bebé"
¿Lo peor de que me llame bebé? ¡Que lo dice frente a mis amigos! Siempre me hace pasar momentos de vergüenza cuando ellos vienen a casa.
Mi madre no tiene arreglo.
La próxima semana empieza mi último año en la preparatoria, y definitivamente ¡No estoy lista! Voy a extrañar mucho el ambiente tan acogedor de la escuela.
—¡El desayuno está listo, chiquita!
Bueno, a comer se ha dicho.
Pasando por la cocina puedo oler el tocino que mamá está friendo.
¡Que delicia! Huevos revueltos con tocino y pan.
—Buenos días, mi cielo.
Mi madre se ha puesto muy, pero muy cariñosa conmigo últimamente y estoy cien por ciento segura que es por el hecho de que el otro año me voy a la Universidad.
—Buenos días mamá—le doy un abrazo y me siento en mi lugar de toda la vida. En el centro.
—Tu padre salió muy temprano hoy al trabajo, regresará a las 6. Dijo que nos llevaría al cine y luego iríamos a comer.
—Con "nos" ¿Te refieres a solo ustedes dos, verdad?
—No bebé, hablo de los tres. Tu padre, tú y yo.
¡Ay no! ¡Me rehúso! No quiero tener a mis padres cerca cuando estén besándose o estén susurrándose palabras de amor ¡Iugh!
—¡No puedo ir con ustedes!
—¿Y porqué no? —pregunta colocando 4 trozos de tocino sobre mi plato.
Agarro una cuchara y agrego el huevo a mi plato, cojo un trozo de pan y ¡Listo!
—P-porque saldré con A-adah—le contesto con la boca llena de comida.
—Traga y repite lo que dijiste, no entendí absolutamente nada.