¡Que os den, chicos! [South Park]

04

Tener que levantarse de la cama y desayunar jamás se le habían hecho tan difícil para el niño nuevo, ni siquiera la vez en la cual confundió la botella de cerveza de Stan cuyo contenido en alcohol era alto con limonada embotellada.

Para ser justos ambas botellas eran bastante similares y no hace falta decir que Stan fue fuertemente criticado por sus pretendientes que para colmo lo tuvieron que llevar cargando hasta un colchón, arroparlo y estar a su lado hasta que se quedase dormido.

En fin, la cosa es que este tuvo que hacer un esfuerzo casi sobre humano a la edad de catorce años para poder llegar a la planta baja y ocultar su dolor. Realmente haber comido demasiado ayer le iba a causar como mínimo dolencias por una gran parte del día. Sin duda no volvía ha aceptar una invitación del castaño si este volvía a pedir por él.

Tal vez parte de la culpa fuese suya por no haber intervenido. Pero el problema data en que jamás pensó que la situación escalase de tal manera que ahora tuviese que sufrir un dolor estomacal. Una de las peores partes para el pobre muchacho fue tener que abrazarse toda la garganta para poder pasar su desayuno.

En un día normal unas tostadas y un vaso de leche para el sería más que suficiente; pero la verdad es que en esos momentos no quería ni una migaja; aunque las sonrisas en los rostros de sus padres lo obligaron.

Sabía que se iba a arrepentir de esto cuando tuviese que ir al baño. Pero en fin. Lo único que quedaba era ir a la escuela y probablemente entregarle su almuerzo a Kenny, conocía bastante bien al de bajos recursos como para saber que sería incapaz de rechazar algo de comida.

Caminó a paso lento por las calles importándole poco el factor del tiempo, únicamente en su cabeza se encontraba una forma de olvidar el dolor que sentía de constante en su estomago. El pensamiento de que tal vez no era la cantidad de comida ingerida sino más bien la comida en si puede que fuese el motivo de sus dolencias paso por su cabeza; sin embargo la descartó al poco.

Claro, a no ser que sin saberlo Clyde lo haya envenenado o le haya pagado a una mesera para ponerle algo raro a su comida.

Sabía que el castaño no tenía motivos para hacer eso, además no es como si este lo odiase a tal grado de querer matarlo. Además que su muerte no traería beneficios precisamente, ya que el pueblo se quedaría sin el niño nuevo, al que le puedes pedir cualquier favor y siempre te cumple.

En fin, dejando eso de lado, el pelinegro sólo siguió con su caminata rumbo a la escuela de la manera más normal y tranquila que le fuese posible.

Siendo un poco optimistas, si todo salía bien para Douchebag a lo mucho tendría que estar así por un tiempo hasta que se le pasase, si a eso le sumamos la caminata a la escuela que ayudaría a la digestión, muy difícil no la iba a tener.

Por ahora tendría que adaptarse a las dolencias que seguían, provocando que Horaculo hiciese su mayor esfuerzo por mantener su rostro sin emociones de siempre; pero en esta ocasión le era bastante difícil.