5. bonds

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Habían pasado alrededor de dos semanas desde los acontecimientos con Beomgyu. Y todos coexistían en el hogar provisorio que Huening había construído.

YeonJun juraba que su familia se sentía casi completa. Tan lleno de felicidad y orgullo por los miembros de su manada y lo talentosos e inteligentes que eran.

Por otro lado, Beomgyu aún no había presentado su celo a pesar de que su aroma indicaba que sería pronto. Las feromonas del nuevo Omega en la manada, lograban llenar de paz al resto de los miembros, sobre todo a Soobin, quien solía tener pesadillas recurrentes por las noches, esas ultimas dos semanas había logrado descansar plácidamente. YeonJun se recordó mentalmente, hablar más tarde con Soobin y profundizar en su lazo.

Todo se sentía sumamente correcto y maravilloso para la manada, excepto por una pequeña cosa que había estado molestando a todos. YeonJun no los había marcado aún.

Es decir, se sentían agradecidos de que su Alfa respetara sus decisiones y les diera tiempo para pensar y ordenar sus sentimientos, pero esto era demasiado. Tanto Soobin como Huening y Beomgyu comenzaban a sentirse ansiosos y nerviosos, como si estuvieran a mitad de una especie de prueba en la que tenían que demostrar al Alfa lo buenos y capaces que eran de pertenecer formalmente a la manada.

Soobin realmente había intentado entrar al tema, pero YeonJun era tan despistado que simplemente no prestaba la suficiente atención ni aunque Soobin intentara lucir serio e intimidante. Su Alfa tomaba sus mejillas y besaba sus labios para luego estrujarlo en sus brazos con fuerza y repetir una y otra vez hasta el cansancio lo adorable que era. Y el Beta y el Omega simplemente no se sentían lo suficientemente capaces como para exigirle a un Alfa que los marcara, era realmente una falta de respeto y casi un insulto al líder de la manada que los había acogido sin pedir absolutamente nada a cambio.

Sin embargo, y aunque todos los miembros de la manada se sintieran inseguros y algo molestos con el Alfa, YeonJun era tan amable y gentil y cariñoso que simplemente recompensaba el vacío en sus cuellos que picaba constantemente. YeonJun no solo era bueno con ellos, era sumamente posesivo y hogareño, se encargaba de darles amor a todos, de marcar su territorio y de hacerlos sentir amados y útiles.

Lo único que hacía YeonJun era elogiarlos e idolatrarlos, era sumamente dulce y protector, siempre notaba cuando alguno no se encontraba bien. Y desde que Soobin había comenzado a tener pesadillas, el Alfa estaba sobre él todo el tiempo.

Lo cuál al Beta y al Omega realmente les parecía extraño y sorprendente, en sus anteriores manadas, el Alfa jamás demostraba cariño al resto de Alfas. Era una relación de respeto.

Y sin embargo, en la manada de YeonJun, su vínculo con Soobin era uno de amantes.

Soobin no se mostraba molesto ni incómodo, quizás al inicio cuando solo eran ellos dos le resultaba algo extraño. Pero ahora mismo se encontraba tan agradecido y feliz de tener un Alfa que le de amor y abrazos con tanta constancia. Después de todo en su manada nadie se le acercó jamás una vez se presentó como Alfa, y su lobo comenzó a sentirse tan apartado y solitario cada vez que los miembros de la manada que lo habían criado lo evitaban o fingían que no existía.

Y ahora tener a YeonJun moriendo su hombro de vez en cuando y abrazándole durante las noches. Jamás en su vida creyó que tanta felicidad y plenitud fuera capaz de ser sentida. Pero así era como el y su lobo se sentían al lado de ese Alfa, protegidos y queridos. La calidez que YeonJun desprendía con sus sonrisas lograban curar cualquier herida o malestar en Soobin.

Y quizás para todos estuviera realmente fuera de lugar que el Alfa de la manada se comportara así con otro Alfa, al que por cierto no había marcado, pero eso para YeonJun no era algo muy extravagante o difícil de hacer. YeonJun desde que había abandonado su manada con pensamientos arcaicos y antiguos, se había jurado que sería con su manada como siempre había querido que su manada fuera con él.

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