Capítulo 3

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Conforme abro la puerta escucho algunas voces. Abro la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido. No solemos tener muchas visitas y si las tenemos mamá me suele avisar, por eso me resulta un poco extraño.

Las voces provienen de la cocina así que, con cuidado, me voy acercando paso a paso hasta llegar a esta.

Nuestra cocina está a la izquierda de la entrada y a la derecha está el salón. La puerta está entornada unos centímetros pero no me atrevo a asomarme. En cambio, me coloco al lado de la puerta y apoyo la oreja en la pared para poder escuchar mejor la conversación.

- Quiero que te vayas antes de que venga a casa. - Dice la voz de mamá. Suena nerviosa y apurada.

- Pero tienes que entenderlo. Ellos van por venir. - Esta vez el que habla es un hombre. Tiene una voz grave e imponente y diría que nunca la he escuchado antes.

- ¡No pueden! No saben dónde está. - Mamá suena desesperada.

- Por ahora no, pero no tardarán en saberlo. Puede que tarden días, meses o minutos. Ella ya no está a salvo. Sabíamos que iba a llegar este momento tarde o temprano, Ruth.

Estoy intentado saber de qué hablan pero es todo tan misterioso. ¿A quiénes se refieren con ellos? ¿Quién no está a salvo? ¿Por qué suenan las dos voces tan tensas? ¿Quién es la persona que está hablando con mamá? Lo único que tengo claro es que no se nada.

Anda, ya somos dos.

- Ya lo sé, llevo mentalizándome todos estos años. También sé que le pasa últimamente, casi todas las noches, a veces la ...

Antes de que mi madre acabe la frase, mi móvil suena en mi bolsillo anunciando que me acaba de llegar un mensaje. Maldigo por lo bajo porque se han dado cuenta de que estoy en casa y todavía tengo un montón de dudas de lo que estaban hablando. Y, por cómo sonaban, no creo que quieran que yo haya escuchado parte de la conversación. Aunque no he entendido nada ... parecía todo tan misterioso.

- ¿Lía? - Dice mamá mientras sale de la cocina con cara de susto.

- Hola, mami. - Le sonrío y le pongo cara de inocente. Espero que poniendo esa cara piense que no he escuchado nada de la conversación.

- Cariño, ¿qué haces aquí tan pronto? Pensé que estarías con Nora.

- Estaba con ella, pero ha tenido que irse a hacer una cosa importante. Así que pensé en venir antes y ayudarte con la comida. - No me aguanto y se lo pregunto. - ¿Va todo bien? - Añado mientras me asomo por su hombro.

Detrás de mamá aparece un hombre. Parece que tiene la misma edad de mi madre, casi por los cuarenta. Es alto y corpulento. Tiene los ojos y el cabello de color marrón y lleva una barba que parece que no se ha afeitado desde hace tiempo.

Definitivamente, no lo he visto en mi vida.

- Todo perfecto, cariño. Nada de qué preocuparse. - Me sonríe un poco tensa mientras va hacia la puerta. Sé que me está mintiendo pero haré como que no me doy cuenta. - Él ya se iba.

Antes de que me arrepienta, me giro para observar al hombre y pregunto:

- ¿Y usted quién es? No me suena haberle visto nunca.

Él me dedica una pequeña sonrisa de boca cerrada antes de contestar.

- No soy de aquí. Soy de un pueblo que no está muy lejos de este. Por eso no me habías visto nunca. - Si viviese en este pueblo estoy segura que sabría quien es, así que tiene sentido.

-Oh, claro. Mamá, no me dijiste que íbamos a tener visita hoy, podría haber venido antes. 

- No te preocupes, hija. Solo ha venido de paso. Ya se va. - Señala la puerta con la mano y le hace un gesto con la cabeza para que se vaya.

El mundo de MilhéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora