1 de Abril

756 60 38
                                    

Reposaba tranquilamente y un día relativamente soleado.

En Kararagi, donde suelen haber brisas frías durante el verano que rompían rachas de calor intensas en las sombras. Aún así, es increíble pensar cómo es que ahora...

— Huh...

Una pequeña sombra que se movía por la oscura habitación, el sonido del metal golpeando la porcelana.

Al igual que los pasos en la habitación.

Reconocía esos pasos, el peso y la respiración eran suficientes en una oscura habitación que conocía perfectamente. Pues después de todo, era su habitación.

Detrás de la mesa de noche, un compartimento secreto escondía una daga púrpura con tallados negros. La sostuvo con fuerza y finalmente una luz cegadora la aturdió.

Las persianas de su habitación habían sido abiertas rápidamente sin previo aviso. El segundo necesario para atacar se ha perdido, si esto hubiera sido un ataque, ella estaría muerta.

Al menos, hubiera perdido una de sus vidas.

— ¡D-Despierta mamá! ¡Hoy es el día especial de papá!

— ¡¿S-Spica?! - Elsa en un descuido tiro el cuchillo detrás de la mesa de noche a sus espaldas.

Spica llevaba una bandeja con un desayuno convencional y un trozo de pastel.

Elsa suspiro en alivio, agradeció haber perdido el filo en sus colmillos y haber perdido algo de su instinto.

Luego de 5 años desde que Joshua secuestro a Spica, ha dejado en claro su desprecio por la vida de asesina que solía tener. Aún conserva varias cosas por seguridad pero si tuviera que pelear a muerte. Quizás solo sirva como rival de un mercenario Demi-humano.

Elsa sonrió, acariciando la cabeza de su hija. Bostezo e intento disimular lo mejor que pudo su enojo.

Por qué después de todo, esto es su culpa.

— ¿Sucede algo mamá...? ¿Te asusté quizás...?

— N-No para nada, de hecho... Ha sido un alivio no levantarme a cocinar este día...

— ¡Eso hubiera sido muy malo de tu parte mamá! ¡Si Spica no supiera cocinar ahora estaría llorando que prepararás un delicioso desayuno por mi caprichosa petición!

Elsa se estiró, poniéndose sus sandalias. Se levantó sosteniendo la taza de café de la bandeja.

La cual Spica dejo en una de las mesas de noche al lado de la cama de su madre.

Sonrió, espero ver la reacción de su madre y una positiva después de todo.

Algo que quizás no debió esperar por qué, después de todo era la primera vez que hacía café para su madre.

Sorpresivamente y contra todo pronóstico...

— Está bueno... El café esta perfecto, Spica. Mamá está feliz.

Una enorme sonrisa hizo que saltará de felicidad luego de ello, se abalanzó sobre su madre.

— Es mi primera taza de café, así que lamento si está malo mamá...

— ¿Huh? ¿Por qué estaría malo? Mi hija es muy buena cocinera. No podría esperar malos platillos de ella.

— S-Si. Gracias mamá.

Elsa dejo de lado la taza, Spica la sujeto mientras Elsa llevaba la bandeja al comedor en la primera planta. Por curiosidad bebió algo del contenido del café.

Dulce AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora