Un viaje - 3

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Lo miro, estaba segura que era ella.

No había nada que no quisiera decirle pero- quien sea que sea en realidad...

Tiene a su hija.

Contuvo la respiración, 3 segundos.

1 - No es él.

2 - No es él, se acercó lentamente.

3.

- Querido... ¿Q-Que haces aquí?

Subaru dejó a un lado a Spica, tanto el como Elsa se acercaron el uno al otro. Pero, Elsa esperaba usar su Kukri que ahora carga siempre en una funda en su cintura.

Desde lo de Joshua, incluso sabe que es una tontería llevarlo. Ha pasado 7 años desde lo de Joshua... Está segura que su advertencia fue más que suficiente pero el temor de perder a su hija—

No quiere volver a tener esa sensación de nuevo.

Su mano fue a su cintura y fue cuando un extraño sentimiento...

Es algo diferente a eso.

No se percató, y no lo vio venir. Tantos años fuera de su trabajo... bueno, el antiguo trabajo...

No lo vio venir.

Pues entre sus brazos... ha sido pocas veces las que ha tenido este tipo de contacto. En especial viniendo de él.

- S-Subaru... - Entre sus brazos, se siente calida.

Su fuerza fue drenada, se sentía cómoda y protegida. En estos brazos se sentía:

Segura.

Su piel recuerda vagamente está textura de sus brazos, ya hace una década que creía haberlo olvidado.

— Elsa, lo lamento. He llegado tarde.

— ¡Debiste no mo—! N-No, debes de tener cuidado. Avisame cuando vayas a hacer eso— sabes lo extraño que es para mí.

Entre sus brazos, el calor es real. Si es el definitivamente.

Al alejarse un poco. Spica fue hacia ella, sujetándose de su Yukata.

- Mamá... papá me ha despertado. Volvió de su viaje, ¡Y a traído regalos!

Elsa no debe pensarlo mucho, Spica sabe todo lo que pasó con su padre. Sabe que está mintiendo... O quizás no sea Spica quien está sosteniendo sus ropas.

— Huh, si cariño. Ha pasado un tiempo, es bueno verte después de tanto tiempo. Deberías de avisar al menos con una carta, ¿llegar tan de repente? ¿Así sin más?

— L-Lo lamento, no lo pensé mucho de hecho tienes razón. De verdad lo siento.

Una disculpa, muy extraña. Aunque familiar, viniendo de el en especial.

Aunque Elsa no halla escuchado a Subaru disculparse tan seguido como hubiera deseado, reconoce su tono de voz. Pero, el rostro que tiene....

Es la imagen de un joven adulto, no la de un adolescente. Un rostro madura y confiable superior a los 20 años.

Piensa vagamente si este es el rostro que hubiera tenido aquel hombre, padre de su hija y sin mencionar lo obvio. Su esposo.

Sabe que incluso ponerse a pensar eso...

Nunca había pensado casarse, desde que nació Spica ha descartado por completo esa idea hace ya mucho. Pues no hay hombre que pueda conquistar lo que ella alguna vez fue, lo que ven de ella no es nada más que una fachada, un máscara que muestra a las personas para poder ocultar quien es ella en realidad.

Dulce AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora