Un viaje - 2

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Arribaban lentamente, con la primera fila se niños ordenamente bajan del carruaje.

Entre ellos, se encontraba una pequeña de 11 años. Cabello marrón oscuro que adornando su cabello una particular flor púrpura. Al igual que su yukata púrpura y azul.

Junto a ella se encontraba su mejor amigo.

Comparado a ella, el estaba nervioso.

Al tomar su mano, quizás esté conseguía más confianza en sí mismo. Pero quizás era le hecho de que su hija era muy sociable y agradable, que naturalmente estar ahí para su amigo le quitaba cualquier duda.

- Mis niños, por favor reúnanse. La guía nos ayudará a seguir el itinerario así que por favor no se separen.

En una sola voz los niños respondieron, liderados por Spica quien al parecer es la más emocionada.

Alguien tan alegre como ella ayuda a mejorar el ambiente.

Elsa puede notar ciertas cosas, quizás el hecho de estar emocionada no sea del todo por estar con ella. Después de todo se ofreció de ultimo momento acompañar a Spica.

Quizás había algo más.

Intuirlo no era complicado, lo acepta. Si Spica ha de estar acompañada en un futuro, o al menos por este viaje...

- Si, será alguien bueno. Quizás no el, quizás no alguien igual a ti. Lo acepto como tal, así como en su momento me ayudaste...

- ¿Naoko? ¿Dijiste algo? - Pregunto una de las madres que acompañaba en el viaje.

Elsa reacciono rápidamente moviendo las manos negándolo. Lo dijo muy bajo y para el ruido de los niños riendo y hablando con su maestra y la guía, quizás pensó que no la escucharían.

- N-No es nada. Uh, debemos seguirlos si nos quedamos atrás volver a encontrarlos será un problema.

- ¡Ah! ¡Si, vamos!

Los niños caminaban en parejas de 3 o 4, aunque varias amigas Spica le insistieron, Spica decidió ir sola con Fujimaru. Quizá sus amiga no entendieron eso, pero para ella quizás esta compañía era más que suficiente.

Entre pequeños grupos que fueron guiados a una posada no muy lejos de donde estacionaron, llevando sus mochilas llenas de cosas que iban a usar para el viaje a las cuevas de Kanteri.

Siguiendoles de cerca iban algunos grupos de padres, no mayor a 6. Entre ellos la madre de Spica, Naoko Natsuki quien con permiso de la madre de Fujimaru pudo venir al viaje.

Elsa por su parte al igual que su hija, eran cautivadas del paisaje. Extensos árboles de gran tamaño que perdían Lentamente sus ojos marrones en un gran camino hacia una posada no muy lejana.

Los niños fascinados a las no muy inusuales vistas pues en Banan es fácil ver escenas así pero, con árboles tan grandes y aves cuyos cantos únicos deleitaban sus oídos. Kanteri la antigua ciudad que próspero por sus minas de metales preciosos, hoy en día, sería el lugar turístico de un gran viaje.

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Una posada de tamaño considerable sería su estadía durante casi una semana. El itinerario ya estaba llevándose a cabo comenzando con un desayuno en el comedor de la posada.

Los pequeños grupos fueron disueltos para poder separar a los alumnos entre niñas y niños. Lo cual, para algunos era algo absurdo.

Lo normal sería que los niños convivieran con sus compañeros independientemente de su género.

Dulce AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora