Se abre el telón

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Una pequeña de cabellera oscura, ojos purpura llevando una yukata corta para refrescarla un poco en el caluroso verano.

Al igual que su madre quien sentada a su lado, estaba vestida con una yukata de matices azul noche con bordado de flores púrpuras y Obi blanco. Llevando además de una flor purpura como adorno en su largo cabello negro que reposaba en su hombro derecho.

Este día en particular, la pequeña iba a escuchar un relato especial.

El relato iba a ser de como se conocieron sus padres. Algo que quizás ha esperado mucho sin saberlo, pues si madre solo suelta datos al Aire de como fue o quien era en vida.

— Kuku~ se que debes estar emocionada, después de todo. No te he contado mucho de el.

— ¡Pues no! Mamá después de todo siempre que hablas sobre él sonríes. ¡De esta manera sonreirás aún más! – La inocente sonrisa de su pequeña. Con solo mirarla, se recordaba a si misma.

Un reflejo muy brillante a comparación a ella a su misma edad.

En ella se veía a si misma pero, a diferencia de su infancia, ella vivía una vida pacifica y tranquila sin el temor a la muerte que ella solía tener a su edad.

No tenía que buscar entre callejones comida, o temer a la muerte debido al frío del amargo invierno.

Aunque, ella de verdad quería morir en ese entonces.

Pero fue una nueva fascinación que nació en ella luego de su encuentro mas cercano a la muerte donde un mínimo deseo de vida creo un largo sendero que nunca se arrepintió en recorrer.

Luego de esa vida, donde “Si pierdo mis colmillos, usaré mis garras. Si pierdo mis garras, usaré mis huesos. Si pierdo mis huesos, usaré mi vida.” Fuera solo un simple voltear de página.

La vida que ella vivió no la deseaba para su pequeña.

Una vida que Elsa no pudo tener, hasta desaparecer por completo.

Eliminar el apellido “Granhiert” fue lo que le dio libertad para tener esta paz.

Ahora, llevando el apellido del difunto arzobispo de la soberbia. Lo cual le ha traído problemas en ocasiones, al menos así fue al principio.

Ahora conocida como Naoko Natsuki (Elsa Natsuki, si usara su nombre real)

Su nuevo nombre le ha otorgado libertad y paz. Una libertad y paz que comparte pues ella no está sola.

— Fufu~ veamos~ por donde debería comenzar…

Su mano se poso en su barbilla, rebuscando entre sus recuerdos. Busco el punto de inició del relato para su hija.

Sonrió, pues ya había encontrado el punto de inicio perfecto.

— Fufu~ veamos...

"Todo comenzó cuando..."

Historia 001: Beneficio mutuo

Corriendo entre los techos, saltando con los típicos ánimos del trabajo debido a que la primera parte de su trabajo estaba listo lo ultimo que faltaba era recibir el encargó.

Llegando a una zona desolada, con pocas casas y casi sin alguna señal de vida.

Aunque era todo lo contrario en un cercano bar.

— Huh…

Su destino, una taberna donde se reuniría con su benefactora. Había un pago por hacerle si quería obtener la insignia,

Todo estaba bien pero, la taberna estaba con algo de actividad.

Luego de aterrizar, ordeno un poco su cabello.

Dulce AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora