Prologo

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Era todo un infierno,

- ¿Si de verdad harías todo por mi? ¿Por qué estas ahora así...?

Su ropa estaba teñida de un color carmesí muy conocido por mi.

Acostumbraba verla cada vez que movía la hoja de mi espada.

Pero verlo en esta persona, luego de todo por lo que vivimos. ¿Porque habría de ahora sentir algo de culpa por una persona así?

Hice un trato con el para ayudarlo, para cumplir su objetivo. ¿Cuándo fue que nos desviamos y terminamos- termine... amando a alguien quien no me vio mas que solo una herramienta?

Sus labios lo dijeron, un nombre que hizo eco durante casi un año completo en todo el reino.

- Natsuki Subaru....

El cadáver, su cuerpo no era alcanzado por las llamas del incendio que consumía un sin número de casas.

El incendio que iniciamos nosotros funciono, pero no de la manera en que esperábamos. Después de todo, el santo de la espada es demasiado para alguien sin bendiciones divinas, al menos no tantas como las que tiene.

Debido a esto,

He perdido mas de lo que alguna vez nunca tuve.

Elsa Granhiert, conocida como "la asesina de entrañas"

Identificada gracias a su marca que dejaba a sus víctimas. Desollarlas vivas dejando sus entrañas a la intemperie para bañarse en ellas junto a la cálida sangre de sus víctimas.

Su ropa algo quemada con algunos rasgos en la tela, al acercarse al cuerpo sin vida de Natsuki Subaru sujeto sus brazos y se lo llevo lejos del fuego que dentro de nada llegaría a consumir su cuerpo.

Solo le tomó unos minutos huir junto al cuerpo del ahora fallecido "Arzobispo de la soberbia"

Su muerte fue causada por una de las candidatas al trono por la cual este se encontraba de verdad muy obsesionado.

El resultado de esa obsesión es esto. La muerte que fue dada por la mujer que quiso ayudar de manera equivocada. Pero ese solo era su punto de vista,

El punto de vista de un Natsuki Subaru atrapado en un ciclo de muerte.

Saltando entre los edificios que poco a poco eran consumidos por las llamas, llevaba consigo una carga muerta,

Que ella se reusaba a dejar.

La única forma de salir era desde la puerta principal de la frontera, la cual debido a la conmoción se encontraba sin vigilar.

Tanto demi-humanos como comerciantes y algunos aristócratas importantes buscaron huir inmediatamente de las llamas que consumían la plaza del reino del dragón de Lugunica.

El resultado del miedo de la burguesía fue la catástrofe, tanto los carruajes reducidos a cenizas como los dragones de tierra muertos y otros heridos huyendo de la misma manera que los residentes a pie a las afueras de la ciudad o lo mas lejos posible de todas las llamas.

Un dolor agudo, su visión se distorsionó por un momento.

Elsa perdió el equilibrio dejando caer el cuerpo de Subaru. Ella rápidamente se lanzo a sujetarlo, aun sin ver a donde caería.

Al sujetarlo, una sensación húmeda recorrió todo su cuerpo. Un pequeño canal amortiguó su caída al igual que el cadáver que flotaba sobre el.

Siendo sujetado por la asesina cuya sangre en el rostro era casi limpiado por completo por el agua.

— Aun muerto... me causas problemas. - Elsa sujeto el cuerpo de Subaru y lo llevo a un pequeño muelle.

Este muelle era usado por los residentes tanto como acceso rápido como una manera para lavar sus prendas de vestir.

Dulce AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora