Un pastel

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Era un domingo por la mañana, un pequeño viento gélido impedía que los residentes de esta pequeña comunidad se levantaran de sus camas.

No había excepción, una mujer abrazaba con fuerza una almohada mientras se envolvía en sus sabanas.

Susurraba un nombre en particular mientras mordía con sus labios la almohada.

S-Suba…ru~

Su largo cabello negro, su pijama del mismo color.

En sus sueños, una silueta familiar la sostenía fuertemente entre sus brazos.

Aunque era ella, quien se aferraba fuertemente a sus brazos.

Gracias…

Seguía en sus fantasías, era un torrente de pasión. Unos suaves labios que recorrían su abdomen y subían hasta su pecho.

Su mano acariciaba lentamente su mejilla con sus brazos aprisionaba a Subaru.

Una de sus manos acariciaba su cabello negro.

Un recuerdo de la noche en donde algo comenzó a desarrollarse dentro de ella lentamente hasta luego de 9 meses.

Una pequeña bebé, vio a su madre por primera vez.

Un dulce recuerdo lleno de belleza que disfrutaba revivirlo en sus sueños.

Pero, el sueño termino.

Lentamente sus ojos abrió, viendo a su pequeña mecerla en la cama diciéndole “¡Despierta!”

Huh….

Spica movía a su madre quien se envolvía entre sus sabanas para asi no levantarse.

2 horas mas por favor….

¡Mamá! ¡Ya es tarde, despierta!

Elsa había trabajado hasta tarde el día de ayer, estaba totalmente agotada y sin importar que sus piernas no respondían. Aunque quisiera levantarse, simplemente caería al suelo por su debilidad.

Nada la levantaría de cama, nno había fuerza capaz de hacerlo. Aun mas si había vívido una vez mas "esa noche"

Pero.
Un pequeño sollozo.

¡—!

Tan rápido como lo escucho, Elsa brinco de la cama y se lanzo hacia su hija.

¡¿Spica, te encuentras bien!? ¿Algo te duele? ¿Cariño...?

Sus manos recorrían cada centímetro de su rostro, buscando algo que provocara que su pequeña sollozara. Spica era sofocada por su mamá, tan rápido como comenzó, Spica empujo las manos de su mamá.

¡E-Estoy bien mamá! Es solo… mamá ha dormido hasta tarde olvidándose de Spica. ¿Acaso hice algo malo?

Sus pequeños ojos purpura, con la tenue luz que se escapaba de las cortinas de su habitación. Las lágrimas eran casi visibles y la luz las revelaba.

No, bueno— haberme despertado de esa manera estuvo mal. Spica, no deberías de llorar. De esta manera terminaras por romperme el corazón haciéndome creer que he hecho algo malo.

¡N-No! – Spica de lanzo a abrazar a su mamá. Elsa fue sorprendida por tan repentino abrazo, pero, seguía siendo su hija después de todo.

Ambos brazos la rodearon, Spica era sofocada con el cálido cuerpo de su mamá.
Con sus pulgares limpio las pequeñas lágrimas que lograron escapar de sus ojos.

Aunque el agotamiento excesivo llegaría a provocarle karasu, por ser la única familia que tiene su hija Elsa enfrentaría ella misma a la muerte para quedarse junto a su niña.

Llevándose a su pequeña en brazos, se dirigió hacia la cocina. En menos de 15 minutos preparo un apetecible desayuno/almuerzo variado.

Pasados las 3 de la tarde, Spica recostaba su cabeza en los muslos de su madre mientras ella lo acariciaba lentamente.

Un extraño olor, una presencia extraña.

Un olor que ella nunca había percibido antes, era extraño pero era cálido. Fue cuando un tacto diferente acompaño un sentimiento cálido con un escalofrío.
Tan rápido como el escalofrío recorrió cada centímetro de su espalda,

M-Mamá…

Huh. – Spica se levanto de sus piernas. De forma nerviosa busco con su mirada “algo” sin mucho éxito.

¿Sucede algo, Spica?

Luego que dijera su nombre, ella sacudió un poco su cabeza, su cabello se desalineo un poco. Con su mano, lo acomoda rápidamente, el suave tacto de sus manos hicieron que calmara rápidamente.

¿Te sientes mejor ahora? – Con una sonrisa en su rostro, calmo a su pequeña.

S-Si, ahhh pero— desearía que me contaras mas sobre papá.

Elsa se sorprendió. Había pasado un tiempo desde que le habia hablado sobre "el" Suponía que ya era hora terminar la historia...

Un hombre cuya obsesión le llevo a perder la vida, y conceder el trono a una gobernante cuyo reino sucumbe a ante una ola de calamidades amenazándola. Suerte la suya que a Kararagi, esas calamidades aun no se hacen presentes.

A pasado casi dos semanas, ¿aun recuerdas donde me quede?

Con ambas manos, apoyo su pequeño cuerpo usando sus brazos y con una voz clara y dulce dijo:

¡Papá había rescatado a Blue! ¡Y luego, hiciste que se quedara dormido así como haces conmigo pero— no recuerdo nada mas… me quede dormida.

Fufu~ fue en ese momento. Cuando besé por primera vez a tu padre.

¿¡AHHH!? ¡¿Es en serio?!

Esa no fue, la reacción que esperaba de ti.

Bueno, con lo que me has contado de papá, se que no abría permitido eso. La manera en que era no demuestra mucho que fuera alguien afectivo….

¿Si quiera sabes como has llegado aquí, mi pequeña?

Ah.

Su mano recorrió su cabello tiernamente, siendo hija de aquella mujer. Era natural sentir una calidez incomparable por su tacto, el calor de una madre.

Llegare algún día a contarte como se hacen los bebes, pero, hasta eso. Déjame continuar donde me quede….

[Varios años atrás…]

Todas las entradas a la mansión están selladas.
Las puertas han sido clavadas desde adentro, y los tablones de madera cubren todas las ventanas. Si él hubiese estado atento como para percatarse del estado de esta mansión y de las cortinas cerradas, tal vez lo habría notado.

Aunque, naturalmente, Subaru organizó esta operaciones confiado en que no lo haría.

Un furioso infierno devora la mansión, convirtiéndola en cenizas. Las flamas comienzan un fuego sin fin, las llamas furiosas consumen la mansión, con gritos frenéticos, exigiendo convertir todo en polvo.

Los muebles y los adornos no son las únicas cosas que el fuego consume. Una gran cantidad de mujeres, que ha pasado toda su vida en agonía dentro de esta mansión, pierden su vida al ser abrazadas por las llamas, desintegrando su cuerpo hasta volverlo hollín, ya nadie podría decir que ese polvo fue alguna vez una persona.
Es un acto espantoso. Cualquiera pensaría que se trata de una barbarie.
Pero esto era el ardiente deseo de esas mujeres. Si yo dijera eso ¿Quién me creería?

¡Mierda, mierda, maldita sea!

Oleadas de llamas son sacudidas con intensidad por el viento. A través de la mansión se escucha el eco de un hombre maldiciendo. Su voz esta tan tensa, es patético como grita dentro de este edificio en llamas. Él grita en un absoluto frenesí, la situación se encuentra fuera de su comprensión, no sabe lo que está sucediendo.

#99, #114. Incluso #123 sería suficiente ¡¿Dónde estás?! ¡¿A dónde te fuiste?! ¿Quién te crees que soy? Dejándome atrás mientras tú sales y expiras, ¡¿Qué clase de mujer irresponsable y egoísta eres tú?!

Su voz se rompe como la de un niño haciendo una rabieta, este joven de cabello blanco, vestido con un traje blanco, muestra un rostro endemoniado mientras busca alguna señal dentro del desastroso incendio.

Una persona cuerda haría todo lo posible para escapar del incendio, pero este hombre no muestra ninguna intención de hacerlo. De hecho, es como si no hubiera considerado ni por un instante que iba a morir, operando alguna especie de dogma que trasciende la mortalidad.
Está loco, o quizás no.
No, es incorrecto negar que está loco, pero en verdad él está profundamente confiado.

El fuego no puede matarle, eso es lo que cree.
Los gritos y maldiciones no tienen que ver en lo absoluto por el miedo a perder su vida. Es la ira incontrolable que siente hacia sus esposas, quienes probablemente provocaron el incendio.

¡Malditas sean esas personas que han tomado mis posesiones…!

Apreciaría si cerrases tu desagradable boca.

Eh

El frenético hombre se come una patada proveniente de un pie que atraviesa una de las ardientes paredes. Mareado tras haber recibido tan imprevisto ataque, el hombre sale volando a través del pasillo hacia una de las paredes, la cual al estar debilitada por el fuego, no logro soportar su peso y se rompe. Él se vuelca para detener su caída, quedando boca arriba, mirando el techo que se encuentra ardiendo.

¿Qué… es…?

Este fuego es una carta de despedida por parte de muchas de tus esposas. Hablando con claridad, tal parece que este es el fin de esas cadenas de amor de terror.

La voz que habla al hombre es la misma que escucho cuando le dieron la patada.

El hombre se sacude rápidamente, se arrastra a través de la pared desquebrajada, mientras que una mujer vestida de negro entra en la sala en llamas.
Su sonrisa es resplandeciente, y su larga trenza negra la caracteriza.

Pero lo que más dice sobre su identidad es, lo que sostiene en su mano derecha, su kukri…

¡Ladrona! ¡¿Quién te crees que soy?! ¡Tú estupidez te llevara a…!

Arrepentimiento, el hombre parlotea mientras levanta los brazos en un intento para atacar a la mujer.
Pero tras un ligero impacto, tras la visión de sus brazos, pequeños trozos salen volando, frustrándolo. Él mira hacia abajo. Observa que le faltan ambos miembros.


Imposible... ¿Qué demonios está pasando?

¿Invencible? ¿Inmortal? Olvide cual era. Pero ahora que conozco cómo funciona el truco no eres más que un desagradable insecto.

¡Una prostituta como tu…!



Olvidándose de sus miembros perdidos, el hombre intenta maldecir a la mujer, pero ella no se lo permite. Posicionando su pierna entre las de él, ella se agacha y lo golpea en la entrepierna. El golpe es tan fuerte que lo eleva por los aires, mientras que la mujer blande su espada de la muerte.

Ahora ella corta sus brazos hasta los hombros, y cercena sus piernas de los pies, hasta los muslos. Los pies, los tobillos, la espinillas, las rodillas, los muslos, todo es cortado, la sangre se abulta, mientas el cuerpo del hombre se vuelve algo atroz.

Yo…

Es increíble que aun intentes hablar en esa condición.

La mujer presiona su pie sobre el torso del hombre, el cual ahora se considera un blanco pequeño, lanzándolo por la ventana fuera de la mansión en llamas.

A través de filosos trozos de cristal roto de las ventanas, incapaz de protegerse a sí mismo por la falta de miembros, el hombre cae en la tierra. Para su suerte solo cayo desde el segundo piso, lo cual evito que sufriera heridas mortales.
Aun así, la perdida de miembros y la gran cantidad de sangre perdida ya es un hecho fatal.

Como si pudiera soportar esta abyecta estupidez… ¡Yo soy el ser más perfecto que existe en el mundo! Pidiendo poco, consiente de mis acciones, humilde y sin avaricia. ¡Así es como vivo mi vida! Y aun así… ¿Por qué yo? De todas las personas… ¡¿Tengo que hacer frente a los chantajes y los fracasos de los humanos?!

Regularmente, cuando insultas a las personas de esa manera, es obvio que vas a ser golpeado con los papeles de divorcio, Regulus-san.

¿Huh?

Incluso dar la vuelta es una ardua tarea para este hombre, pero de repente alguien entra en su campo de visión.

Un chico de cabello negro, ojos negros, vistiendo una túnica negra, Natsuki Subaru.
Es lamentable lo poco que este hombre ha captado de la situación. Suspira Subaru.

No creí que todos colaborarían para lograr esto, Regulus-san.

¿Por qué… porque estás aquí? Espera, entonces… ¿Tu planeaste esto?

¿Quién más podría?

El hombre, Regulus, finalmente comprende la situación mientras Subaru, encogiendo sus hombros, mostraba una sonrisa torcida. Menospreciado, los ojos de Regulus albergaban una inmensa furia.

Maldito, escoria bastarda. ¿Te das cuenta de lo que has hecho? ¡Tomaste a mis esposas! ¡Mis amadas esposas! Y en mi presencia… las quemaste hasta morir junto con mi mansión. ¡¿Comprendes la inmoralidad y la infamia de tus actos?! Asesino de esposas.

Hombre, ese lado tuyo no me lo esperaba, no puedo hablar de lo atónito que estoy… Pero déjame decirte, fueron tus esposas las que ofrecieron sus vidas por esta estrategia “anti-corazón”

Yo… no es posible

Subaru agarra su oído, mirándolo atónito, mientras informa a Regulus sobre esto. Regulus se queda sin palabras.
Esto es algo que Regulus encuentra inesperado, mientras que Subaru lo encuentra incomprensible.

Regulus mantuvo a muchas mujeres a las que llamaba "esposas" en su mansión, exaltando la grandeza de una vida matrimonial donde amenazaba con asesinarlas violentamente si alguna vez le desobedecían. Si eso era todo, entonces esto parecería un tipo de harén terriblemente malicioso, pero la repugnancia del Arzobispo no termina ahí. El canalla confió su propio corazón a sus esposas, haciendo que su propio cuerpo se detuviera en el tiempo, haciéndose inmortal e invencible.

La única manera de matar al Arzobispo de la codicia, Regulus Corneas, era regresando su corazón.
Esto significaba matar a todas aquellas personas que pudieran albergar su corazón, sus esposas, y robarle cualquier sitio donde pudiera esconderse.

Incluso Subaru agonizo en tomar esta decisión.
Pero fueron las esposas prisioneras de Regulus, o mejor dicho, las mujeres que eran prisioneras las que decidieron resolver este conflicto por él.

Ellas estaban felices de morir siempre y cuando pudiesen vengarse de ti. Hombre, jamás en la vida he escuchado de tal abuso verbal como para orillar a una persona a hacer estas cosas.

¿Quién podría creer eso? tonterías... Yo… ¡Yo amaba a mis esposas! ¡Y ellas deberían amarme! ¡¿Sí?! ¿No sería extraño de otra manera? ¡Y todavía! ¿Por qué esas malditas mujeres me han infligido tal sufrimiento? ¡Eso las descalifica como esposas!

¿Lo dices en serio? Eso es lo que encuentro terrible en ustedes.

Murmura Subaru irritado, mientras evita la mirada de Regulus.
Su mirada se dirige a una silueta que sale de la mansión en llamas y aterriza sobre el jardín, Elsa, quien se limpia el hollín antes de notar la mirada se Subaru.

Dios ¿Estabas preocupado por mí? Tranquilo, no estoy herida en lo absoluto.

No estoy preocupado por ti. De cualquier manera… ¿Qué diablos con esto? No te dije que hicieras esta mierda desagradable con él.

Los labios de Subaru se torcían mientras fruncía el ceño, señalando a un Regulus sin miembros.

Regulus tenía sus extremidades la última vez que Subaru lo vio, así que esto había sido obra de Elsa. Ella solo encoge los hombros.

Hubiese sido molesto si los tuviera. Además ¿No querías transmitir lo que ellas pidieron?

Si, tienes razón.

Sorpresivamente, pareciera que Elsa puede ser considerada con algunas personas.

Estaría mal que Regulus muriera sin haberle comunicado lo que las mujeres que se sacrificaron habían convenido para tenderle esta trampa. Pero ahora que ya se lo han dicho…

Ghhaaaah

Elsa clava su cuchillo en el pecho de Regulus y levanta su ligero cuerpo. El parece como un pedazo de carne clavado en un tenedor, la sangre se vierte fuera de él, mientras se encuentra sediento por vivir.

¿Instantáneo?

No.


Subaru pone su mano en su barbilla mientras responde a la pregunta de Elsa, pensando.

Puede que él no sea Elsa, pero Subaru tiene un corazón que siente simpatía e indignación como lo haría cualquiera. Y ese corazón está exigiendo que pague a las mujeres que anhelaban llorando, por su muerte.
Así que Subaru ordena a Elsa:

Arrójalo en la parte donde el fuego este más débil, Veámosle arder.

Muy bien. Entendido.

Elsa asiente con la cabeza a las crueles instrucciones de Subaru, sin ningún conflicto.

Ella procede a lanzar al maldecido Regulus sobre una pila de madera ardiendo en el borde de la mansión.
Su cuerpo ardiendo, será quemado hasta su muerte, el chillido del hombre resuena en esta noche oscura.
Sin cambio alguno en sus expresiones, Subaru y Elsa lo ven morir.

Un insecto, cuyo sonido puede ser tranquilizador, hubiese sido mejor para él.

Una vez que el largo lamento llega a su fin, Elsa expresa sus pensamientos.

Y Subaru concuerda con ellos.

El hollín quedo abandonado al lado de una gran pila de escombros y cenizas.
Subaru y Elsa se alejaron usando la noche para cubrir su huida de solo una pila de cenizas que dentro de mucho seria un campo gris sin ninguna prueba de que ahí, existió alguna mansión donde un hombre torturaba a sus “esposas” hasta orillarlas a esto.

Finalmente, podían descansar.

Muy lejos de ahí, en una ubicación secreta.

Un hogar escondido entre un frondoso bosque.
A comparar con la habitación que tuvo en la guarida del culto. La suavidad de la cama era la suficiente para satisfacer las horas de descanso suficiente.

Pero aunque fuera una cama muy cómoda, simplemente conciliar el sueño le era difícil. Al menos, eso creía hasta que aquella vez luego de llevarse a Blue, un suave tacto fue capaz de dejarlo fuera de combate por mas de 8 horas.

Fue ese descanso que le ayudo a planificar su siguiente movimiento. La muerte del arzobispo de la codicia Regulus Corneas.

Pero luego de casi una semana, no ha podido cerrar sus ojos sin escuchar las voces de aquella mujeres quienes suplicaba su muerte. Aunque fuera por voluntad propia, un destino así… una muerte así.

Nadie se ha de merecería mas que el objetivo por el cual se incendio la mansión entera.

Subaru reposaba uno de sus brazos sobre su abdomen mientras que el otro lo usaba para cubrir sus ojos.

Con los ojos cerrados, planeaba que hacer a continuación; nada mas que moverse por toda la cama sin poder descansar, en posiciones diferentes y en ángulos diferentes.

Luego de 40 minutos, alguien golpeó la puerta de la habitación. Naturalmente, solo podrían ser dos personas pues no había nadie mas en este lugar.

¿Si? Uh, ¿Mei Lee?

Ahhh, buenos días. Es solo—

Puedes tomarte tu tiempo. No volveré a dormir.

Subaru pensó de forma pesimista “Como si fuera posible que pudiera descansar”

Bueno~ se trata de mi hermana. Ha pasado un tiempo pero ahora que estas aquí, quisiera ser capaz de hacerle un pastel de cumpleaños…

“¿Un pastel?”

Uh, ¿un pastel?

¡Si! ¡Un pastel!

Subaru bostezo, luego de rascarse la comezón de la nuca respondió algo pesimista.

Si, supongo que no habrá problemas. Aunque debería de estar haciendo otras cosas ya que— ¿¡!?

Mei Lee se aferro con sus brazos a Subaru, repitiendo alegremente “¡gracias!”
Naturalmente, solo acaricio su cabeza con un rostro desinteresado y somnoliento.

Luego varias horas, Mei Lee había regresado de comprar lo necesario para la preparación del pastel.

Para suerte de ambos, Elsa no se encontraba por ninguna parte aunque esto traería un problema que se tendría que resolver mas tarde.

Sobre el lomo de una mabestia, arribaba Mei Lee con una bolsa de papel.

Por pedido de Subaru, y además gracias a el. Mei Lee no asalto el mercado del pueblo cercano al refugio, por la poca decencia que le queda como ser humano esto era lo mínimo que podría pedirle.

Fue por eso que Subaru entrego algo de dinero para que evitara alguna catástrofe.

Fue un alivio que Mei lee le hiciera caso.

Subaru tomo la bolsa de papel y la llevo hacia la cocina. Donde en la ausencia de Mei lee, Subaru ya había preparado los recipientes y cubiertos necesarios.

Casi medio día después…

Caminaba lentamente, llevaba en su rostro la típica sonrisa de todos los días. Aunque con un leve cambio…
Era solo un presentimiento, pero tenia la esperanza de que al ingresar a casa hubiera algo diferente al año anterior ese mismo día.

Aunque no menospreciaba el esfuerzo de su hermana por el regalo que le dio,

Un Kukri especial que guarda y atesora en su habitación. Todavía no estaba segura cuando usarlo debido a su tamaño, pero seria un buen arma si deseas apuñalar a alguien despistado o de manera sorpresiva.

Fue un regalo el cual aun no ha estrenado,

Al abrir la puerta, la habitación estaba oscura.

Oh, es una sorpresa que no se encuentren.

Elsa buscaba con su palma el cristal de luz para iluminar la sala.

[Unos minutos antes]

Subaru por su parte, caminaba con un pastel en la mano.

Uno muy bien decorado y luego de un par de pruebas, muy delicioso.

Mei lee… ¿apagaste la luz?

Esperaba que la luz estuviera encendida y además la mesa lista para la cena especial por el cumpleaños de Elsa. Aunque en un principio se halla negado a esto…
Disfruto haber hecho un pastel.

Su mamá le había enseñado a hacer solo un tipo de pastel, y fue suficiente para esta ocasión.

Como espera que entregue esto con la luz apagada…

Su mano busco el cristal de luz, pero en su búsqueda….

Huh, ¿Subaru?

¡E-Elsa! yo…

“No es como si quisiera sostener su mano”

Subaru, podrías decirme que planea mi hermana.

En la oscuridad de la noche, una habitación iluminaba por la tenue luz de la luna menguante.

Era difícil verla, pero conforme permanecía en esta oscuridad. Su silueta era fácilmente distinguible.

N-No, nada en particular.

La mano que toco la de Elsa, desequilibró a Subaru. Su otra mano aguantaba el peso del pastel de Elsa.

Subaru, podrías decirme que sostienes ahí ~

Glu—

Su brazo cedería en cualquier momento.

Elsa, yoooooooooo no tengo nada…….

¿Es eso, cierto? Aquella silueta tan particular como la que sostienes, es algo diferente a lo usual. Demasiado grande para un simple plato de comida, y muy alto para para algo muy simple… dime; ¿Qué tienes ahí?

Elsa sujeto su muñeca para evitar que huyera, aunque aun así, su otra mano encendería lámpara y la sorpresa se arruinaría.

¿Subaru? ¿Elsa ya llegó? No los veo ¿Por qué esta tan oscuro? – La voz de Mei lee vino desde una de las habitaciones continuas.

Sabia que si los veía así, tal vez algo termine por malinterpretarse.

Elsa, déjame…

¿Dijiste algo? – Soltó su muñeca e encendió la lámpara.

Subaru perdió el equilibrio y termino cayendo sobre Elsa. Y así, el pastel se desprendió de sus manos.

Con la luz encendida Mei lee logro sostener el pastel.

Subaru cayo sobre los brazos de Elsa,

Pero ella simplemente detuvo su caída.

¿Querías hacer esto? Solo debías de pedírmelo, cariño…

Subaru levanto rápidamente empujando un poco a Elsa de el.

¡N-No quería hacer eso! Sabes que la única persona quien deseo algún tipo de trato especial es de Emilia. Y eres tu quien mejor sabes eso—

Se bien, tu deseo por la semi-elfo. Pero, no eres capaz de negarte al pedido de una pequeña niña.

Subaru desvío la mirada,

Mei lee dejo sobre la mesa el pastel, salió de la habitación y trajo tres platos. Además de un cuchillo.
Estando cerca por rebanar el pastel,

¡Ah! ¡Falta darte tu canción de cumpleaños! – Recordó algo infaltable y justo a tiempo.

Su sonrisa sencilla al escuchar eso, Mei lee comenzó con la tonada esperando que Subaru iniciara la canción.

Elsa dejo su cuerpo reposar sobre uno de los muebles frente a la mesa de centro donde el pastel se encontraba.

No creas que hago esto por ti, Mei lee me pidió ayuda sabes.

Kuku~ podías negarte o usar excusas para evitarlo. Así que, por favor. Deséame —


“Un primer feliz cumpleaños”

Dulce AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora