6.- El desafortunado, nada audaz y osado, plan de escape.

3 0 0
                                    

El lugar está pintado en grises.

El almacén de esclavos en un sitio que se ve muy grande por fuera y por dentro lo es aún más. Es un lugar enorme y simple, no te tardas ni 5 minutos en recorrerlo todo ya que solo está la recepción, la cual se limita a ser un gran escritorio; el espacio de revisión de prisioneros, el más pequeño de todo el lugar; y luego están las larguísimas hileras de jaulas. Es como cualquier centro de compra/venta de esclavos, solo que este es inmenso.

El lugar es una perrera humana. Aunque la mayoría de los que están ahí probablemente no sabe lo que es una perrera y algunos pocos quizá nunca hayan visto un perro en sus vidas y entre esos puede que haya quienes nunca los vean, y eso debe ser triste dependiendo de si te gustan los animales que son uno de los lujos más grandes.
Tener una mascota es poco común, ya que normalmente se come cualquier animal mientras esté bien cocido y huela bien.

Hay veces en que no se distingue si quien llora es un hombre, una mujer o un niño. Y tardan unos 2 días en dejar de sollozar. Y una vez que se callan, o los callan, todo es silencio en el lugar, al menos hasta que llueva. Esto no es como en prisión. No importa que tan bien toques la armónica, no está permitido; tampoco que los prisioneros hablen mucho entre ellos o hagan otras cosas para pasar el rato.
Este es un lugar que cambiaría a un niño, por eso cuando hay piratas cerca no hay necesidad de que los adultos corran y los escondan, ellos solos van y se esconden. Hasta ellos saben que pasa, o que no pasa, aquí.

En el lugar hay de 9 a 10 guardias, que a su vez también sirven como guardaespaldas del jefe cuando se dé la ocasión, y todos ellos siguen un riguroso orden de tiempo. Si a las 9:00 a.m. toca desayunar, a esa hora desayunas. Con tan pocos empleados no hay lugar para el retraso. Y cuando se lleva a cabo una compra, se sigue un muy riguroso, seguro, incluso exagerado e injusto protocolo para asegurarse que no vaya a surgir ningún problema. 
Hasta ahora, pocas veces se ha sabido de algo así en este negocio.

Con tanta seguridad y organización posiblemente jamás estarán tan cerca del jefe como la primera vez que lo vieron al entrar. Lo mejor será olvidarse de él.

Ya debe ser como la tercera noche ahí en las jaulas – todo está en silencio – ya nadie solloza ni tampoco bostezan. Deben estar dormidos como los guardias, quienes están sentados en ambos extremos del lugar, con la gorra apenas cubriéndole los ojos y demasiado quietos desde hace rato.

Hasta en los trabajos más estrictos hay empleados como estos. Y hasta las más estrictas prisiones tienen sus detalles.

Como es de esperarse, Brownie no logra conciliar el sueño por todas esas horas que pasó durmiendo en la jaula y en si tiene el mal hábito de desvelarse. Esto lo desespera un poco. Curiosamente, de noche los sentidos se agudizan – o al menos el oído sí – también los grandes ratos en silencio ayudan; quizá por eso fue capaz de escuchar a una voz dirigida a quien quisiera oírla, o quizá fue suerte. La suerte de estar cerca en el lugar y con la persona que necesitaba.

Se escuchaban los susurros:

-          ¿Alguien me escucha?... ¡Hola!... ¿Hay alguien despierto?... ¡Quien sea!

Brownie no estaba seguro,  el aburrimiento podría estar haciéndole oír cosas. Le ha pasado antes. - “Supongo que no hará más daño…” – piensa.

-          Aquí hay alguien… - Le responde Brownie con un volumen y tono bien prudente. Sacó el brazo de la jaula, confiado de que no habría problema.

-          Oh, bendito sea el señor…  Creía que vendrían por mí antes de que alguien respondiera. Dime… ¿Qué tan dispuesto estarías a tomar un riesgo con un desconocido?

-          … – Brownie se apoya en la pared de su jaula, mira hacia la derecha, de donde oye que viene la voz.

-          Te pido que confíes en mí… Mira, tengo a mi madre y mi hermano pequeño en algún lugar de por aquí. Necesito sacarlos y ponerlos a salvo, pero por más que quiera no puedo hacerlo solo.

-          No hay ningún plan aún…

-          En parte, pero si colaboras conmigo... No sé… Mira, no leo mucho, porque no puedo darme el lujo; soy un pirata desde hace mucho. Pero hace unos años le robé una libreta a alguien, fue la primera vez que bajé a Oceanía…

-          No hables mucho, o se van a despertar… - Lo interrumpe.

-          El punto es que, en alguna de sus páginas, estaba escrito que 2 cabezas piensan y actúan mejor que una…. Nunca se me había ocurrido antes, pero supe que era verdad.

-          … - Brownie se sonríe – ¿Sabes leer?

-          No muy bien… me enseñó un carnicero.

-          Todo lo que debo hacer es estar listo… ¿Cierto?

-          ¡Cierto!... ya pensé como generar una oportunidad

-          Te escuchó…

-          Seré lo más breve posible… Debemos esperar a que uno de nosotros sea elegido por un comprador y luego cuando abran la jaula para sacarnos, debemos atacar como animales… no hay otra alterativa

-          … – su sonrisa desaparece y va frunciendo el ceño sin notarlo.

-          Lo he visto… son de lo más cuidadosos por aquí, cada que van a sacar a alguien de la jaula  todos los guardias se reúnen alrededor de él y no lo sueltan hasta que es seguro

-          Era de esperarse… - responde Brownie

-          Entonces… La única oportunidad para ponerse loco es al momento de abrir la jaula… ellos se confían por ser mayoría y creen que a nadie se le ocurriría saltarle a 10 hombres encima… pero eso es precisamente lo que vamos a hacer…

-          …

-          Una vez en medio de los golpes… porque los habrá… debemos tratar de obtener las llaves y pasárnoslas… liberaremos a más gente con ellas… creo que las llaves deberían tener el número de la jaula que abren y sería muy raro que traigan todas las llaves juntas, lo normal sería que trajeran el conjunto de llaves que necesitan, dependiendo de la hilera para hacer la cosa más práctica y evitar que alguien robe todas de una vez…  Entonces, si todo sale bien… si la suerte está de nuestro lado… esto no terminará tan mal…

-          Muy osado de tu parte.

-          Lo mejor sería que me eligieran a mi… soy un buen carterista... me pondré bien mozo para cuando vengan… tal vez si me ven lleno de energía les dé por gastar de más y comprar a alguien joven.

-          La más sincera de las suertes… - dice Brownie. Asoma la cabeza lo más que puede entre los barrotes hacia donde escucha la voz

-          Lo mismo a ti… - Asoma la cabeza también

Entonces se conocen. El pelo rojo del joven y el moretón que aún no se le desinflama a Brownie los hacen inconfundibles.

-          aun así… el asunto de las llaves no termina de convencerme

En ese momento escuchan que un guardia se mueve de su silla y se callan.

Así termina la conversación. Sin embargo, el día apenas comienza.

El guardia pasaba por las hileras muy lentamente, revisando cada celda con cuidado. Cuando pasó por la celda de Brownie este le sostuvo la mirada desde donde estaba pero ninguno de los 2 decía nada.

FUUSENSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora