1- Lo usual... batallas en el cielo nocturno

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Es noche y los disparos suenan. Dos globos se encuentran, uno suspendido unos metros por encima del otro con canasta y todo. La situación es tensa como siempre, no están a más de 1 kilómetro y medio de una pequeña villa. Un pirata logró invadir el globo enemigo a base de mentiras y ahora trata de escapar de los 2 tipos que le disparan. La canasta es enorme, del tamaño de una habitación común, y debajo de ellos, donde está el otro globo, se encuentra su capitán preparado para que sus muchachos le den la señal de que lo han matado o para matarlo él mismo a la menor oportunidad.

No hay muchas opciones, sin mencionar que ya está corriendo hacia el borde de la canasta listo para saltar así que si había otra opción más inteligente ha quedado descartada.

Salta.

El tiempo pasó terriblemente rápido, pero la escena es peligrosamente genial. Saltó desde arriba con el viento golpeándolo en contra, los disparos rozándole el cuerpo rasgándole la ropa y cortándole la piel. Trataba de no permanecer estático en su breve descenso y no ser un blanco fácil para el gordito capitán que apuntaba con fuerza su arma hacia él, que estaba por caerle encima, alguien debió avisarle que debió haberse quitado.
Aun así, de los múltiples disparos que dio al momento solo 3 dieron en el blanco, se insertaron en el barato chaleco antibalas pero lo hirieron de todas formas, los disparos le pasaron rosando algunos pocos abrieron aún más los cortes de bala de hace un momento. A pesar de eso no impidió que cayera sobre él, con las rodillas de frente le tiro un par de dientes y le debió haber roto unas costillas.

Ambos estaban heridos pero la adrenalina evitaba que sintieran tanto dolor como deberían por lo que no tardaron en continuar peleando a ras de suelo intercambiando golpes como en una salvaje pelea de bar; pelear en el cielo debe tener algo que hace que el corazón palpite salvaje en el pecho de los aventureros.
La pistola se le fue de las manos al gordito. La razón por la que aún no revientan el globo a disparos es porque su capitán sigue ahí, sin embargo, con cada segundo que pasa la distancia se hace más corta.

A pesar de los esfuerzos por no perder y de los golpes que cada uno recibía, la pelea fue breve, el gordito termino por comenzar a sentir sus costillas rotas y ese fue el principio de su fin. Pero para estar seguros lo esposó rápido de pies y manos en cuanto tuvo la oportunidad – la mano izquierda con el pie derecho y la mano derecha con el pie izquierdo – entonces se concentró en terminar con los demás también. Su as bajo la manga, un práctico lanzallamas clavado en el piso pero escondido lo mejor posible – con un par de cajas y basura encima – guardado especialmente para estas situaciones.

Cuenta con algunas funciones automáticas, una de ellas es programarse y hacer varias tareas en un orden asignado aunque sus funciones son limitadas – no es como si pudieras pedirle a un lanzallamas que te haga un sándwich – es fácil de programar por medio de una pantalla anti-agua incrustada en el aparato así que en poco tiempo ya está listo para disparar en 20 segundos.

Aunque su cálculo no sea correcto ellos se alinearán con su globo por lo que es casi imposible fallar el tiro.

El cronometro marca 5 y en un abrir y cerrar de ojos llega a cero. Él, agachado y recargado en la pared de la canasta, escondido de los otros 2 incluso retiene el aliento – tiene suerte de tener de rehén a su capitán de lo contrario ya estaría en picada al mar – sus heridas le empiezan a doler. De pronto, el arma que esta fija al suelo se eleva en un momento gracias a un tubo debajo de ella en dirección exacta al globo enemigo que ya está en posición.

Dispara.

Una potente ráfaga de fuego sale disparada, como una sola y ardiente bala, en un instante se escucha en ensordecedor estruendo que incluso produce eco. Ni siquiera se escuchan los gritos de los pobres tipos que caen directo al mar sin posibilidades de sobrevivir. Es probable que los coman los tiburones; y así es como termina el conflicto de esta noche.

Respira hondo y se pone de pie no tan aturdido por que se tapó los oídos, de lo contrario es probable que sus tímpanos no lo hubiesen soportado, pero aun así escucha el eco, mientras que su rehén ha quedado casi inconsciente por el sonido, tiene la vista perdida, la está pasando muy muy mal.

De la parte superior, donde se localiza la caldera que hace que el globo se mantenga en el aire, jala hacia abajo un tubo horizontal de unos 30 cm y una vez abajo, por obra de un par de resortes, de sus lados salen extensiones del mismo tubo expandiéndolo a 1 metro 30 cm aproximadamente, de las cuales se desprenden un par de velas a cada lado, es un primitivo “sistema” de navegación donde solo debes girar en cualquier dirección el tubo  para rotar las velas y que la corriente te lleve, demasiado sencillo pero limitado para maniobrar(si no se tiene cuidado es fácil golpearse la frente con él… a menos que seas muy bajo) . Observa su brújula de bolsillo y mueve el timón hacia el este.

Coge una silla plegable y se sienta recargando los pies en el borde de la canasta muy relajado, toma un par de píldoras para el dolor, se inclina su gorra de aviador y trata de dormir.

Aún sigue vivo y tiene todo el derecho de disfrutarlo.

FUUSENSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora