2- Una rápida visita al sector 4. Cherry la matasanos

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Aquel pirata casi nunca sale de sus zonas – ni hablar de ir de visita a Oceanía – esto más que nada para evitar viajes tan largos que por algún motivo no pueda soportal él o su globo, por lo que el viaje será corto y con el viento a su favor. Aun así, llegada cierta hora es necesario alimentar al prisionero que parece dormido, posiblemente lo esté – es eso o se está lamentando en silencio la perdida de sus camaradas – para comprobarlo es picado en una mejilla por un palito desde lejos, como si fuera un animal muerto encontrado por un puñado de niños. Resulta que se estaba lamentando, tiene los ojos rojos.

-          Vaya. No todos lloran estos días

-          … - lo voltea a ver con fuego en la mirada - … ¿tú qué sabes…? – lo dice con la voz rasposa, está furioso.

Ya no le responde, en vez de eso, le acerca una cantinflora  y le da de beber. Él no le hace feo, debe estar muerto de sed, se acaba toda el agua. Luego le da un sándwich de pan y jamón orgánico – no es la última cena pero más vale disfrutarla – acabándose el sándwich le da más agua, esta vez ya no se la acaba toda la deja a la mitad.

-          Termínala

-          No…

Se da media vuelta y de una caja saca un pañuelo. Le cubre los ojos y la boca y luego le mete algodón a los oídos.

-          No es que simplemente sea un fetiche mío o algo, verás, esto es necesario… para mí, para ti y para todos - lee mete más a fondo el algodón en los oídos para que no escuche nada. Está completamente privado de los sentidos

Es una madrugada muy fría y eso es también de ayuda para que sus heridas no le duelan tanto. El sol recién se está asomando frente suyo y debajo de él ya se pueden distinguir unas pequeñas figuras, es una pequeña villa en los cielos ubicada en el sector 4.

Los sectores se cuentan de derecha a izquierda, en sentido de las manecillas del reloj  y se puede interpretar como un cuadrado que rodea Oceanía y sus archipiélagos, cada lado de ese cuadrado está dividido en 3 sectores respectivamente dando un total de 8. Al comienzo algunos se confundían pues creían que se comenzaban a contar desde el centro superior al igual que con las manecillas del reloj pero en realidad se comienza a contar desde la esquina superior izquierda.

Por fin llegaron a la entrada de la villa y un enorme globo color blanco los recibe, este sostiene dos extremos distintos de una larga línea de globos más pequeños que a su vez sostienen estructuras casi del mismo tamaño, podrían ser casas, negocios, o cualquier otra cosa excepto una escuela tenía pintadas con letras rojas muy grandes “bienvenidos al sector 4”. La entrada es como una extensa muralla que se pierde en el horizonte cuyo centro es justamente esa entrada. Entran sin ningún problema pues la aduana no es muy rigurosa - por no decir que el viejo está dormido.

Dentro hay canales lo suficiente mente anchos como para que los globos circulen de uno en uno lo más ordenadamente posible, y en unas muy reducidas áreas hay espacios donde la gente puede y debe circular a pie, en su mayoría son mercados y parques (por no decir centros cívicos pues un parque como tal apenas hay uno). Todo está conectado lo mejor posible para que la gente se mueva a donde quiera pero eso no quiere decir que es imposible caerse ya que lo único que te separa a ti de una caída de quien sabe cuántos metros hacía el profundo y azul mar es una débil grada de madera – se gastarían mucho papel en tapizarlas de letreros que digan “¡no recargarse!”.

Después de un rato de circular por los desérticos canales del sector 4 llega a su destino. Un negocio modestamente oculto en el centro de la villa. Casi cualquier estructura estática en el cielo tiene un muelle para que se enganchen o se amarren los globos y puedan bajar de ellos con mayor seguridad. Ambos bajan del globo, como uno no puede ver donde pisa es conducido por su captor. Como un último intento desesperado para cambiar su futuro el gordito capturado se le escapa da las manos en un violento arrebato y corre a donde sea, olvidó que tenía unas costillas rotas por lo que su carrera no dura mucho y termina por tambalearse, aunque su coraje no le permitió caer al suelo, su cuerpo débil sin darse cuenta cambió el trayecto y en vez de ir recto se fue de lado a la izquierda chocando de frente con un muro. Su desesperado intento de escapar termino de forma en el suelo con la vista hacia arriba.

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