-(••÷[ ˡˡᵉᵛᵃᵐᵉ ᶜᵒⁿᵗⁱᵍᵒ ]÷••)- [Jinmin/Nammin]

{•---» ᴅᴏ ɴᴏᴛ ʟɪᴇ «---•}

Capitulo.2

"La manera de saber que estas bien, es cuando sonríes. No mientas... el no es para ti, amigo mío. No compenses tu dolor con tus sonrisas."

- ¿Que? Jimin...

- Yo quiero a mi bebé...- Estaba llorando en los brazos de mi amigo, Jungkook solo acariciaba mi espalda mientras me escuchaba atento- Jin y yo queremos un bebé. Pero el ya no esta...y yo no se que hare con esto.- me refería a la muerte de Mi marido.

- Jimin...Yo, no- Su voz se escucho cortada, no sabe que decir, no lo culpo yo tampoco se que cara poner a esta situación.- Jimin...Perdóname.

- ¿Por que Jungkook?

Me aleje de el, jungkook estaba llorando, sus ojos estaban rojos y sus labios húmedos por su llanto. El secaba con cuidado sus ojos, en especial el izquierdo. Mi Omega me decia que algo no estaba bien.

- Debí estar contigo...con ustedes. Posiblemente habria evitado toda esta situación.- Jungkook se refería a trabajar con Jin, mercadotecnia en una empresa de comida Coreana, aconsejar a Jin de irse conmigo a trabajar en la hacienda de Seúl y no de Dajeon donde me encuentro viviendo. Tomar el puesto de Jin. Una platica que con anterioridad discutimos.

- No, Jungkook...Tranquilo. Jin te hubiera dicho que No, como la última vez.

- ¡¡Pero estaría Vivo!!- Jungkook me grito.

Omega triste, Omega triste

Se que la intención de Jungkook era que Jin y yo tuvieramos una buena vida, Jin y yo siempre fuimos chicos de campo, niños que crecimos con el sufrimiento de mantener una cosecha bien. Una vida honrada y sin lujos.
Mi omega sabía lo que sentía Jungkook en estos momentos. Pero ya era costumbre...

- ¡¡Jimin...Ve por la cebada!!

Asentía rapidamente.
Mi madre haria un postre, delicioso con el platillo principal, Cebada. Un cereal que llevaba demasiadas cosas dulces y una especialidad de mi mamá.

Corria rapido, mis piernitas cortas y mi pequeño y regordete cuerpo avanzaba de manera rápida Hacia la granja de mis padres, en ella se encontraba las semillas de cebada en un balde metálico.

Con tan solo 5 años cargue ese pesado balde, eran dos pero me llevaria el otro después a paso lento y seguro iba de regreso con mi mamá, los árboles que daban al bosque se movian por el viento, mi mamita me esperaba y yo quería comer ese delicioso postre.

- Oye!! ¡Niño!

Me gire con cuidado, mis ojitos vieron a un niño alto que se acercaba a mi. Se veia imponente como el Lobo feroz.

- Por favor, Señor. No me coma..- Dije a punto de llorar. Solo quiero que mi mami me abrace.

- ¿Señor? ¡¡Yo no soy un Señor!! ¡¡Niño feo!!

Uso su voz de mando, Seguro es un Alfa, mi mamá me dice que ellos tienen el poder de hablar así, me cai protegiendo mi cuerpo, con mis brazitos, todas las semillas cayeron al suelo, mientras yo me hice bolita, chillaba con fuerza. Un Alfa feo me grito.