Capitulo 11.

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Cuando entramos en el estacionamiento de la casa y las rejas negras se cerraron detras de nosotros, mi papá soltó un largo suspiro. Luego se giro en su asiento para mirarme.

"Ya estás a salvo de las cámaras. Te prometo que no volverá a pasar nada igual, yo me encargaré de eso." Dijo con cara triste y me mostró una sonrisa torcida.

"Me divertí mucho." Él levantó las cejas, y se quedó en silencio por un tiempo.

"Eso me tranquiliza." Volvió a sonreír, esta vez mostrando sus dientes y sus hoyuelos. "Vamos."

Salimos de la camioneta y entramos a la casa juntos. El silencio es muy incómodo y realmente parece un museo aburrido.

"¿Que haces para divertirte aquí?" Pregunté, y mi papá dejó de caminar para mirarme.

"Uhmmm bueno... Yo no me divierto con nada." Fruncí el ceño. Que aburrido es, ya me dio sueño. "Aunque podemos hacer algo si quieres."

"¿Sabes jugar con muñecas?" Pregunté y mi papá negó con la cabeza.

"Podemos hacer todo menos eso. No voy a jugar a las muñecas... Podemos jugar cartas, o ajedrez."

"Ugh no. Esos juegos son de viejos. Yo quiero jugar a las muñecas como lo hacía con mi mamá. También jugábamos a modelar, a pintarnos las uñas y a maquillarnos." Él hizo una mueca extraña.

"¿Estás segura que quieres jugar eso?" Asentí con la cabeza sonriendo. "Bueno... Si hacías eso con tu mamá, yo también puedo hacerlo, supongo."

"Sii" Comencé a saltar, girando alrededor de él con felicidad.

Subimos al segundo piso y entramos en mi habitación, o la habitación de Lux. Mi papá se sentó en la cama con flojera y yo empecé a sacar todas las muñecas y los vestidos para jugar. Le entregué una muñeca con cabellos rubios y él la tomó dudando.

"¿Que debo hacer con ella?" Preguntó dándole vueltas a la muñeca.

"Debes cambiar su vestido y peinarla." Dije con simpleza y tomé otra muñeca pelinegra para hacer lo mismo.

"¿No te aburre hacer esto?" Preguntó mi papá tomando un vestido del montón y empezando a desvestir a la muñeca en sus manos.

"No." Respondí sin mirarlo.

"Genial."

Después de vestir a todas las muñecas por tercera vez, mi papá se levantó de la cama un poco estresado.

"Bueno ya fue suficiente de muñecas, ¿cuál era el segundo juego en tu lista?" Preguntó.

"Pintarnos las uñas y maquillarnos." Sus ojos se abrieron ampliamente.

"Bueno, yo puedo maquillarte y pintarte las uñas..." Lo interrumpí.

"No. Yo soy la maquilladora y la manicurista, tu eres el modelo." Dije sonriendo y su cara de terror me hizo reír.

"Yo soy modelo de ropa únicamente. No voy a dejar que pongas maquillaje en mi cara, y mucho menos que me pintes las uñas. No soy mujer." Dijo con dureza y mi labio inferior comenzó a temblar, formando un puchero. "No, no llores por favor... ¡Está bien! Sólo dejaré que me pintes las uñas de color transparente." Sonreí y él puso los ojos en blanco.

Me levanté de la cama y me dirigí a la peinadora donde Lux tiene todos sus esmaltes de uñas, de diferentes colores. Tomé uno transparente, y otro azul, porque él es hombre y el azul le quedaría bien en sus uñas.

Caminé de nuevo hacia la cama con los esmaltes en la mano y los dejé sobre la almohada.

"Te dije que solo transparente." Se quejó sentándose a mi lado.

En busca de mi PAPÁ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora