Capitulo 20.

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Después de ponerme el pijama, me subí a la cama con mi oso gigante y lo abracé fuerte hasta quedarme finalmente dormida.

Sentí una mano sobre mi hombro, tambaleándome cuidadosamente de un lado a otro, pero mantuve los ojos cerrados.

"Hey... Ya es hora de despertar, bella durmiente." Escuché la voz de mi papá y sonreí ante el apodo que me dio. "Vamos, no quiero llegar tarde al laboratorio."

Abrí los ojos, pero la claridad del cuarto, junto con los rayos de sol que entran por la ventana, me hicieron volver a cerrar los ojos. Mi papá chasqueo la lengua.

"Gina, le prometí a Perrie que sería capaz de hacer este procedimiento de levantarte en la mañana y arreglarte yo solo. No me hagas quedar mal." Volví a abrir los ojos. "Gracias. Ahora pon tu diminuto cuerpo fuera de la cama."

"No." Me cubrí con la manta hasta la cabeza. Tengo mucho miedo de hacerme las pruebas, por esa razón no quiero ir.

"¡Oh, vamos! No me hagas usar la fuerza." No respondí nada. "Bien, que conste que fue tu culpa por no obedecer."

Rápidamente me quité la manta, con miedo a que me golpeara con su cinturón. Pensé que iba a golpearme por no obedecer, como lo hacía aquel hombre en el pasado. Pero él no me golpeó, en vez de eso me sacó de la cama levantándome en sus brazos y poniéndome sobre su hombro, dejándome con la cabeza y los brazos colgando hacia su espalda.

De esa manera salimos del cuarto, y bajó las escaleras conmigo sosteniéndome fuerte. Al llegar abajo caminó hacia el comedor, donde pude ver a Perrie de cabeza. Parece que ella está de cabeza, pero soy yo.

"¡Oh, Dios mío Zayn! ¿Que haces?" Se acercó corriendo.

"Lo intenté de buena manera, pero la niña no quiso levantarse, no me quedó otra opción." Se explicó mi papá.

"¿Y por esa razón la estás cargando como si se tratara de un costal de papas? Eso me recuerda que jamás te dejaré sacar al bebé de la cuna."

"No exageres, solo me falta un poco de práctica." Respondió él.

"Y siete años de entrenamiento." Dijo Perrie y mi papá bufó.

"¡Auxilio!" Grité moviendo mis brazos para llamar la atención.

"Cielos, baja a la niña o le causarás un derrame cerebral por tenerla de cabeza."

"Eres la reina de la exageración." Dijo él quejándose.

"Ponla en el piso ahora." En ese momento mi papá me bajó de su hombro, y me dejó en el piso. Me sentí un poco mareada. "Mirala, ahora está colorada por tu culpa."

"Es mejor que se vea colorada, a que se vea pálida y demacrada." Respondió encogiéndose de hombros. Perrie y yo lo miramos frunciendo el ceño.

"Eres un caso perdido." Perrie negó con la cabeza. "Gina, ve a lavarte los dientes y luego vienes a comer con nosotros."

"Oh, olvidé que también tenía que lavarse los dientes antes de comer." Dijo mi papá, apenado.

"No sirves para esto." Respondió ella poniendo los ojos en blanco.

"Sirvo para otras cosas..."

"Si. Para servir la comida, hazlo ahora." Mi papá fruncio el ceño y yo solté una carcajada. Perrie arrugo su nariz. "Se ríe de ti, que tierna."

"No me parece divertido." Respondió antes de comenzar a servir la comida.

Me lavé los dientes y luego desayunamos juntos. Mi papá comenzó a apresurarme porque fui la última en terminar de comer.

En busca de mi PAPÁ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora