Capitulo 1

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Caja


Camine por las frías calles de Londres, la brisa me pegaba directo en la cara, mi fin de semana no seria muy cálido que digamos, bajo mi largo abrigo llevaba una muñeca, a la que cuidaba de que no se estropeara.

La noche me había alcanzado, pero no podía quedarme en mi trabajo, sonreí un poco al ver el edificio de lejos, trote para llegar mas rápido. Una vez en la entrada sacudí mi cabeza, alejando las gotas de lluvia, pase mis dedos entre mi cabello y lo peine hacia atrás, camine al ascensor presione el botón que me llevaría a mi departamento.

El ascensor sonó y supe que había llegado a mi piso, salí de la cabina y me encamine a mi hogar, toque la puerta tres veces y después la abrí, asome mi cabeza y escuche pasos hacia a mi.

-¡Papi!- sonreí al escuchar esa vocecilla chillona

-Hola Astrid- Mi hija se aventó a mi y yo la atrape en mis brazos, ella soltó un chillido mientras yo le daba una vuelta, la baje y deposite un beso en su cabeza- ¿como te portaste?

-Muuy bien, pregúntale a Siomi, hoy no tire el jarrón- la niña me hizo sonreír, le di un golpesito en la frente y me puse en cuclillas.

-Eso es bueno, tu comportamiento debe mejorar todos los días- Astrid me enseño sus dientes incompletos, yo me levante y mire a mi sobrina salir de la cocina.

-Hola Siomara, gracias por cuidar de Astrid- ella hizo un saludo con su mano

-Hola tío, no hay problema con ella, es una niña inquieta pero muy respetuosa, no tengo problemas.- Le di una sonrisa de boca cerrada

Mire a mi hija, estaba arrodillada frente a la mesita que le había comprado hacia casi un mes, no había duda de que mi pequeña seria muy parecida a su madre, y me dolía un poco, no porque no quisiera que fuese así.

-Falta poco, ¿cierto?- La voz de Siomara estaba apagada, y sabia claramente a que se refería

-Si...faltan dos semanas- Mi corazón se achico, y quise poder gritar o hacer algo para sacar el dolor que me producía su ausencia.

-Estoy segura de que ella estaría orgullosa del trabajo que has hecho con Astrid, has hecho lo que ha estado en tu manos- ella me miro y yo me sentí mas roto.

Todo mi ser se estaba derrumbando, lo sentía, y me dolía.




Ya era noche, Astrid quería jugar pero como siempre, se lo impedí, ya que era muy tarde, la lleve a su habitación y la arrope.

-¿Papá?

-Dime cariño.

-¿Mamá me quiso?- su pregunta me hizo saltar.

-¿Porque lo preguntas cariño?

-Todos en la escuela tienen una mamá, pero yo no, ¿mi mamá no me quiso y por eso me dejo contigo?- La carita de mi pequeña se arrugo con tristeza.

-No pequeña, mami te quiso mucho, pero, ella se fue.

-¿A donde?- No supe como responder, y cuando lo quise hacer ella me interrumpió- pá, me gustaría visitar a mamá.

Trague saliva, yo no quería que ella también se fuera.

-Pero no estoy segura de que me acepte- soltó un bostezo, vi como esas largas pestañas bajaban.

-Tal ves, algún día, por hoy, debes dormir.- bese su cabeza y mire como caía rendida por el sueño.



Me asegure de tenerla dormida, salí de su cuarto, y me dirigí al mio, me senté al filo de mi cama, y mire esa foto, el día de nuestra boda, Andrea tenia una enorme sonrisa en el rostro, la sonrisa de la que me había enamorado.

-Lo mejor era no haberme cruzado en tu camino, ¿no, André?- Suspire, mire a la esquina, allí estaba caja que ella me había obsequiado antes de marcharse, nunca la abrí, por miedo a saber que había dentro. Pero debía saber que guardaba, esta era la noche.


D I F F E R E N TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora