🧚‍♂️6

8.1K 1K 91
                                    

Durante tres días Jungkook se centró totalmente en su trabajo, en salir con Hoseok y Seokjin en las tardes a correr y en planear lo que sería una salida con sus amigos aúna casa rural. Estaba tan centrado y cansado en su trabajo de la cafetería que no tomo atención a las personas que entraban a tener una reunión en la cafetería.

—Jungkook, ya has descansado y comido los panecillos y bollos que trajeron los de la panadería de al frente. ¡Ve a tomar el pedido de la mesa siete!

Jungkook salió del almacén con un mohín y tomando su libreta fue hasta la mesa.

—Bienvenidos a 'Dulces y Más' ¿Qué desean pedir?—Alzó la vista encontrándose con ojos de quién presidía esa mesa. Min Yoongi. O también conocido para Jungkook, como el 'Idiota que me bloqueo'.

—Cinco americanos, un té de manzanilla y el variado de bollitos que tienen—Dijo una mujer.—Yoon Oppa, le recomiendo que pruebe el pastel de zanahoria, es delicioso.

Jungkook enarcó una ceja.

Miró de reojo a los presentes que contenían una sonrisa divertida por como la mujer trataba a Yoongi. Era la única chica entre ese grupo de hombres trajeados. Y no le costó mucho saber que era una reunión cuando vio a Namjoon entrar con unas carpetas.

—Hey Kook-ah.

—Hyung...¿qué le pongo?

—Un americano y ese pastel de zanahoria que te sale tan bien.—Dijo acercándose a hablar mientras el grupo de la mesa hablaba de sus cosas de trabajo. Sin embargo, Yoongi no les quitaba ojo a aquel par que se reían.

—Disculpa.—Dijo Yoongi llamando la atención.—Si tomaré un trozo de ese pastel de zanahoria.

—Le va a encantar Hyung, es la especialidad de Kookie. Oye, Kook. ¿Vas a ir a lo qué están organizando los chicos de la casa rural?

Asintió.

—Te dejo, que si no me regañan Hyung. Enseguida les llevo el pedido.—Se inclinó y se marcho nervioso.

¿Su alma gemela iba a comer el pastel que el había hecho?

Estaba nervioso, ¿y si no le gustaba?

—Kook, tienes mala carilla. Te dije que no te comas todos esos bollitos.

—No me encuentro bien.—Dijo mientras decía el pedido de la mesa en voz alta.

—Kook, Tae Oppa te busca. Viene muy guapo.—Dijo Danielle, una chica de intercambio que trabajaba con ellos.

Pero la nausea de Jungkook se hizo mayor por lo que salió corriendo al baño para vomitar. Pero ambos lo vieron correr, Yoongi y Taehyung. Aunque solo el segundo corrió detrás de él.

—¿Kook?—Dijo entrando mientras veía a Jungkook apoyarse en el lavabo con la cara lavada. —Bonito, tranquilo. —Dio palmaditas mientras el chico seguía temblando. —Hablaré con James. (Quién era el encargado y jefe de Jungkook)

Cuando salió el chico dejando a Jungkook terminar de mojarse la cara, Yoongi entró.

—¿Estas bien?

—Eso te da igual. Lo dejaste claro.—En tono seco dijo Jungkook frunciendo el ceño. Increíble como en un momento tan vulnerable como aquel, quería pelear con el pálido.

—Fui infantil...lo siento.—Dijo a sus espaldas y Jungkook asintió pero sin llegar a mirarlo. En realidad no le había dolido que le bloqueara, pues después de que lo hiciera se estuvo riendo por varios minutos, pero quería que el adulto compensara aquello. Que fuera el quien sufriera y enmendara el error.

—Puede hacerlo mejor. —Dijo saliendo mientras sentía un nuevo dolor en su estómago. Al salir vio a Taehyung con la mochila y la chaqueta suya, despidiéndose de James.

—Turno doble la próxima semana Kook. No hace falta que vengas mañana. Recupérate.—Dijo su jefe y Jungkook asintió agradeciendo.

—Vamos Kook. Hoy cuidaré bien de ti.—Dijo Taehyung mientras salían y Yoongi lo veía todo.

[...]

Seokjin y Hoseok eran unos amigos muy sobre protectores con el chico, por ello no se extrañó Taehyung cuando el mayor le estaba dando sopa a Jungkook y Hoseok le estaba abrazando y sobando el estómago. Por supuesto, para nada le molestaba, los conocía desde hace años y sabía la relación de amigos que tenían. Y a veces, soñaba con poder ser parte de esa hermandad.

Pero había un problema, ellos no le tragaban a él.

Y lo peor. Tenían razones para no hacerlo.

Cuando conoció a Jungkook quedó prendado de él, fue un gusto tan intenso. Le encantaba provocar situaciones para terminar al lado de ese chico y hacerlo sonrojar. Deseaba tanto que Jeon Jungkook, el chico que compartía sus comics con él, con el que jugaba videojuegos y que encima era un chico increíble, fuera su alma gemela. Estaba tan enamorado de él, que tuvo miedo el día que cumpliría 25 para saber si era así.

Sin embargo, en su pecho, el sabía que no sería. Que el no tendría tanta suerte de que Jeon Jungkook fuera su alma gemela. Y por ello, cuando recibió el ansiado mensaje que confirmaba dar autorización sobre aquel sistema de almas, el lo rechazó. No quería vivir en una realidad en la que Jungkook no fuera su pareja predestinada. No cuando el la sentía así.

Y la espera solo se agravó. Jungkook aún no tenía los veinticinco años, y Taehyung por un largo tiempo trató de manejar sus sentimientos, de conocer gente, alguien , quien sea que ocupe ese lugar que Jungkook tenía grabado a fuego en él. No quería que Jungkook le rompiera el corazón cuando conociera a su alma gemela.

No quería iniciar una relación en la que luego le romperían el corazón. No sentía que pudiera con ese dolor.

Por lo que cuando le contaba a Jungkook sobre sus ligues, este le decía que adelante, que lo pasará bien pero luego el mismo se iba a llorar a sus mejores amigos. Los mismos que ahora lo miraban con incomodidad y desagrado.

—Ya puedes irte, nosotros nos encargamos.—Dijo Seokjin.

—No seas así, Hyung.—Dijo Hoseok.—Pero sería mejor que te fueras Tae, te avisaremos si pasa algo.

—¡Yo no le avisare una mierda!—Se escuchó a Seokjin desde la cocina y Hoseok hizo una mueca tensa.

—Yo te avisaré—Susurró.—Tranquilo y gracias por cuidar a Kook.

—Sí, Hoseok-ssi. Gracias. ¿Puedo despedirme de Jungkook?

—Esta balbuceando por la fiebre, creo que sería mejor dejarlo descansar.

Taehyung suspiró y asintió.

Mientras caminaba hasta la parada de autobús no pudo evitar sentirse mal, su corazón seguía doliendo desde la mañana y no sabía por qué. Entre eso, y el arrepentimiento de haber tomado malas decisiones y que ahora los amigos del chico que le gustaba lo odiaran y lo quisieran muy lejos de él, le pesaba.

Por el contrario, en otra parte del moderno Seúl, Jimin estaba llorando por no poder amar a nadie más que a Yoongi, por ser el único que sabía por quién latía el corazón de su alma gemela, y que inevitablemente todos iban a sufrir de distintas maneras.

—No se que hacer...—Se dijo así mismo mientras lloraba desconsoladamente en la soledad de esa habitación gris en el departamento de entidades mágicas.

25 Kookgi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora