Jungkook se detuvo. Su cálido aliento le acarició la cara al responder:
—¿Eh?
—El...el cuarto de baño. Pensé que quizá quisieras ver si necesita reparaciones.
Jungkook ladeó la cabeza, como si estuviera tratando de descifrar algún idioma extranjero, y el brillo de sus ojos se apagó. Respiró profundamente, retrocedió un paso y recogió el portapapeles, que había dejado sobre la cama.
—Claro, el cuarto de baño. Veámoslo.
Taehyung soltó el aire que había estado reteniendo y rogó por que su corazón volviera a latir con normalidad. Inhaló para despejar la cabeza y siguió a Jungkook hacia el cuarto de baño.
Pero él ya estaba saliendo.
—Creo que ya tengo todo. Bajaré un segundo y te traeré algunos números sobre los que poder trabajar. —Se giró sin volverla a mirar y salió por la puerta.
Exhalando el aire que había estado reteniendo sin querer, se sentó en el borde de la bañera y se tomó unos minutos para recomponerse. Había subestimado por completo la atracción que sentía por Jungkook. Al principio lo había achacado al recuerdo de su primer gran amor; pero ahora había podido comprobar que lo que sintiera por él a los dieciséis años no era nada en comparación con lo que le hacía sentir ahora.
No podía estar pasando esto. No quería sentir nada por alguien como Jeon Jungkook. No entraba dentro de sus planes, para nada, y no pretendía enamorarse de alguien como él, alguien que rezumaba carisma y sexualidad.
En cuanto le diera su presupuesto y mandara a alguien para empezar con las reparaciones, no tendría que volver a verle. De hecho, podía comenzar ahora mismo. Taehyung no veía el momento de que se largara de su casa y no volver a verlo.
Dispuesto a terminar las cosas cuanto antes, se dirigió a la planta de abajo esperando que hubiera calculado ya lo qué le costaría arreglar la casa.
Le encontró en la cocina, con su portapapeles y su calculadora.
—Vale, creo que ya está. —No quedaba ni rastro de las sugerentes miradas que habían intercambiado hacía unos minutos; una mirada impersonal las había reemplazado—. Esto es lo que puedo ofrecerte. Incluye el material y la mano de obra; creo que es un precio justo para todo lo que hay que hacer —dijo, pasándole el portapapeles.
En efecto, parecía una cantidad justa. Tae no estaba segura de cómo conseguiría sacarle un beneficio a ese precio, pero supuso que sabría lo que estaba haciendo.
—Ahora mismo ando un poco mal de dinero, pero no debería tener dificultades para pagarte en cuanto haya vendido la casa. — Preguntándose cómo haría para pagarte un adelanto, le preguntó-—: ¿Tengo que pagarte algo al contado?
Recogió sus cosas y se levantó.
—No, no hace falta. Puedes pagarlo todo de golpe en cuanto hayamos acabado el trabajo y hayas vendido la casa. Mandaré hacer el contrato y te lo enviaré esta misma tarde para que lo firmes.
—De acuerdo. Muchas gracias Jungkook, ¿Cuándo mandarás a tu equipo para que empiecen? — Taehyung no veía el momento de que desapareciera de su vida, de su casa y de su cabeza. Cuanto antes arreglaran la casa, antes la vendería y, antes volvería a su vida en Seúl.
Su subconsciente le decía que estaba echando a correr de nuevo, cosa que no creía cierta, esa vocecita interior estaba empezando a tocarle las narices.
—No hay equipo; están todos ocupados trabajando en la construcción del nuevo centro comercial que van abrir a las afueras. Sin embargo, ahora mismo tengo bastante tiempo libre y, en vista de lo mucho que siempre me ha gustado esta casa, voy a encargarme personalmente del proyecto. – dijo Jungkook sin darle demasiada importancia.
—¿Cómo? —¿Acababa de decir lo que creía haber escuchado?
—Estaré aquí listo para empezar mañana, a primera hora de la mañana. No hace falta que me acompañes hasta la puerta —dijo, y se marchó por el pasillo. Taehyung oyó que la puerta se cerraba tras él.
Esto no podía estar sucediendo de verdad. No podía hacerle esto. Tendría que soportar el verle y tenerle por ahí todo el día; todos los días, hasta que terminara el trabajo. Teniendo en cuenta lo que acababa de pasar allí arriba, no estaba seguro de que tener la suficiente fuerza de voluntad como para resistirse a la tentación de Jeon Jungkook.
¿Y ahora qué hacía? No podía pasarse el día revoloteando alrededor suyo observándole. ¡Se volvería loco! El encuentro allí arriba le había dejado los nervios destrozados... ¡y no había sido más que una mirada! Si tuviera que enfrentarse a ello todos los días...
Tenía que encontrar algo que hacer mientras Jungkook estuviera en casa haciendo las reformas, ¿pero el qué?
Tal vez mañana fuera al centro del pueblo y buscara algún libro en la biblioteca, o algún proyecto en el que trabajar, o puede que incluso encontrara algún antiguo amigo con el que ponerse al día. Lo que fuera con tal de mantener las distancias entre ellos dos.
ESTÁS LEYENDO
Verano en Daegu // KookTae
RomanceVolver a Daegu es lo último que Kim Taehyung querría hacer, pero tras la muerte de su abuela Taehyung hereda la casa familiar la cual necesita vender para poder llevar a cabo su sueño: abrir su propio teatro en Seúl. Taehyung se ve obligado a contra...