Capítulo 4

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El sonido del timbre despertó a Taehyung de su reparador y profundo sueño. Medio dormido, pensó que se trataba del teléfono que había en la cocina por lo que no le prestó mayor atención, y se puso la almohada sobre la cabeza, para ahogar el sonido.


Pero el sonido incesante continuaba sin parar por lo que Taehyung no pudo ignorarlo más. Se levantó de un brinco de la cama malhumorado, se pasó las manos por la cabeza, tratando de despejarse del todo. Una vez se espabiló se dio cuenta que lo que sonaba era el timbre de la puerta,


¿Pero qué hora era? Por la poca luz que entraba por la ventana debía ser demasiado pronto o demasiado tarde.


Terminó de levantarse de la cama y bajó despacio las escaleras, mientras el incesante ruido seguía taladrándole los oídos.


—¡Ya voy, ya voy! —le gritó a quienquiera que estuviera al otro lado de la puerta—. ¡Dame un minuto, joder, que ya voy!


Abrió la puerta de par en par y enseguida se arrepintió de haberlo hecho. Allí de pie estaba Jungkook, recién afeitado, perfectamente despierto y sonriendo como un estúpido.


—¿Aún no estás en pie?


—Ahora ya sí —respondió sin verle la gracia, y un tanto malhumorado con sus ojos haciendo esfuerzos por enfocar correctamente—. ¿Qué haces aquí tan pronto? ¿Qué hora es? ¡Ni siquiera ha amanecido!


Jungkook se apoyó en el marco de la puerta; estaba claro que el hecho de estuviera amaneciendo y acabara de sacarla de la cama no le afectaba en lo absoluto.


—He venido porque me lo pediste y son las seis y media – dijo mirándose el reloj que llevaba en la muñeca- hora más que de sobra para que la mayoría de la gente esté ya en pie y empezando a trabajar. Además, te dije que me pasaría temprano.


Taehyung bostezó.


—Las seis y media es demasiado temprano. Vuelve cuando sea realmente de día. — Empezó a cerrarle la puerta en las narices, pero Jungkook se lo impidió con la mano.


—No lo creo. —Terminó de abrir la puerta con cuidado y entró en la casa de Taehyung—. En primer lugar, ya estoy aquí y no pienso irme; y en segundo lugar, no necesitas más que un café bien cargado y un buen desayuno caliente para despertarte por completo. — dijo tomándolo por los hombros, le obligó a darse la vuelta y le indicó la cocina—. Venga, ve a sentarte. Podemos hablar mientras preparo el café y el desayuno.


Puesto que Tae se quedó sin moverse, Jungkook cerró la puerta principal y fue hacia la cocina, gritándole que conocía el camino.


Taehyung se quedó mirando sin dar crédito como Jungkook se dirigía hacia la cocina. ¿Qué estaba pasando allí? ¿Seguía durmiendo y esto sería una pesadilla? Se paró a pensarlo unos segundos, antes de decidir que estaba perfectamente despierto. Era una pesadilla, pero estaba completamente despierto.


Recorrió el largo pasillo que llevaba a la enorme cocina. Al entrar, vio que su pesadilla ponía café en el filtro y echaba agua en la cafetera. Se detuvo y se volvió para mirarlo.


—¿Te gusta fuerte? Te despierta antes, ¿sabes? —esperó a que contestara, pero se había quedado sin palabras. Se encogió de hombros y continuó—: Bueno, lo haré como a mí me gusta y ya veremos si es lo mismo que te gusta a ti. —Sonrió ligeramente y le dijo—: Apuesto a que nos gustan las mismas cosas. ¿Tú que crees?


No se lo podía creer. Taehyung estaba de pie en la puerta, con las manos en las caderas.


—Lo que creo es que te he pedido que te marcharas y volvieras cuando sea de día. Además, creo es que es muy grosero y poco profesional por tu parte que entres así en mi casa y actúes como si vivieras aquí, la invitación de antes para que vuelvas más tarde sigue en pie por lo que si no te importa, ¡creo que deberías marcharte!


Ni siquiera se molestó en mirarlo mientras cogía huevos, unas cuantas verduras y bacon de la nevera y los ponía en la encimera, cerca del fuego.


—No, no me importa. Siempre me preparo el desayuno, aunque esta mañana no me ha dado tiempo por lo que me muero de hambre, ¿tú no?


Taehyung alzó las manos en un gesto de desesperación. Jungkook era tan idiota que ni siquiera se había dado cuenta de que le había estado chillando. El enfado lo dejó sin palabras. Le observó fijamente durante un buen rato, deseando que pillara la indirecta y se fuera; pero este no parecía inmutarse.


Cuando los huevos y el bacon empezaron a chisporrotear, Jungkook se dio la vuelta mientras cortaba las verduras y miró a Tae de arriba a abajo, arqueando las cejas en aprobación.


—Bueno, bueno Taehyung... te aseguro que estás muy apetecible a primera hora de la mañana. Puede que venga temprano todos los días, a prepararte el desayuno.


La forma en que lo miraba fue como un jarro de agua fría para Taehyung que se acababa de dar cuenta de que la vieja camiseta blanca de algodón que llevaba apenas dejaba lugar a la imaginación. Puesto que suponía que Jungkook tendría muy buena imaginación, se sentó inmediatamente, tratando de retener la poca dignidad que le quedaba.


—¡Quieres largarte, por favor! —dijo, señalando la puerta. Jungkook se rió.

—Sólo estoy tomándote el pelo, Tae. Con qué facilidad te cabreas, especialmente antes de haber tomado una taza de café, —Y mientras decía esto, puso una humeante taza delante de él—. ¿Lo tomas con leche o azúcar?

Era imposible tratar de hacer que escuchara. A lo mejor no entendía palabras tan sencillas como "vete", "piérdete" o "largo". Al final se dio por vencido.

—Sé ponerme un café yo sólito, y de todas formas para tú información no suelo tomar café, prefiero el té. —Se incorporó para levantarse, pero al recordar lo que llevaba puesto, volvió a sentarse rápidamente. Se encontró arrinconado tras la mesa y supuso que la única forma de deshacerse de él sería haciéndolo a su manera—. Pero ya que lo has preparado con leche, por favor —respondió secamente. Jungkook sonrió perversamente y puso la leche encima de la mesa, frente a él.

—Debería haberte hecho ir a por ella —dijo sin poder evitar una amplia sonrisa—. Habría disfrutado de las vistas.

Taehyung suspiró; no había estado más de diez minutos seguidos con él y ya le estaba sacando de sus casillas. ¿Acaso los hombres como él no podían pensar en nada que no fuera el sexo? Qué típico... ¡y qué razón tenía en no liarse con nadie que se le pareciera! A los hombres encantadores como Jungkook sólo les interesaba una cosa, y en cuanto lo conseguían, pasaban a su siguiente presa. Y si no, mira qué había hecho un tipo como aquél con su madre. Taehyung jamás cometería el mismo error.

Verano en Daegu // KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora