Capítulo 9

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¿Qué le pasaba a Jungkook con los horarios? Taehyung corrió abajo con nada más que un albornoz y aun chorreando de la ducha de la que acababa de salir cuando sonó el timbre.

Abrió la puerta de par en par, dispuesto a explicarle unas cuantas cosas a Jungkook, y se quedó sin palabras al verle con unos destrozados vaqueros y una camiseta sin mangas. ¿Cómo era posible que un hombre tan irritante como Jungkook lograra encender en él un deseo que hace tiempo pensaba estaba muerto y solo deseara agarrarle de la camiseta y plantarle un beso húmedo y cálido en esos labios tan sexys?

—Joder, Taehyung. —Sus ojos recorrieron cada rincón del cuerpo a medio vestir de él—. Tú sí que sabes recibir a las visitas por las mañanas. Ayer con la camiseta blanca, hoy este albornoz y goteando... ¡mañana podrías abrirme la puerta desnudo!

—Mira Jungkook, tengo prisa. Como ves, estoy chorreando agua y te aseguro que preferiría que no le tuvieras tanta afición a tocar el timbre de mi puerta cada vez que vienes, ¿no puedes trabajar, sin tener que anunciar tu presencia?

Sonrió y entró en la casa.

—Hombre, supongo que podría hacerlo; de todas formas, pensé que no te importaría que hiciera un poco de café antes de empezar y té para ti. Además, soy incapaz de resistirme a estas maravillosas vistas de primera hora de la mañana.

Lo cual no eran más que gilipolleces. Sólo quería fastidiarlo y lo estaba consiguiendo.


—Estás calado. ¿Por qué no subes a vestirte mientras yo te preparo un té? —Se dirigió a la cocina, dejando a Taehyung de pie sobre un charco de agua.

Subió las escaleras pisando con fuerza y murmurando en voz baja:

—Estoy seguro de que esta es mi casa, joder; no sabía que tuviera un compañero de piso encargado de decirme qué hacer y que actuara como si viviera aquí.

Al parecer no tenía ningún tipo de modales, ¿siempre que tenía hambre irrumpía en casa del primero que viera en busca de un café y tostadas? ¿o simplemente disfrutaba poniéndolo de los nervios?

Se vistió con lo primero que vio, se peinó el pelo rápidamente, bajó corriendo las escaleras para ver cómo podía deshacerse de aquella desagradable visita.

Cuando entró en la cocina, el café estaba ya casi listo y la taza con su té estaba ya en la mesa junto con un bol de frutas y unas tostadas. Jungkook alzó la vista y sonrió.

—Qué desilusión, estás vestido.

—¿Qué tienes pensado hacer hoy? —le preguntó, ignorando su comentario.

—Pensaba empezar por fuera —replicó mientras se servía un café—. Quiero quitar la capa de pintura vieja y reemplazar las tablas que lo necesiten, para poder ponerme a pintar lo antes posible.

Verano en Daegu // KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora