Hacía más de hora y media que habían llegado al aeropuerto después de su viaje a Argentina, estaban en su última escala para llegar a Japón nuevamente. Detestaba los aeropuertos, personas llorando, parejas melosas, niños corriendo, los anuncios inentendibles y la gran cantidad de ruido en general. Sin embargo se había metido en eso debido a Kageyama y Hinata, un par tan molesto como insistente y que no lo dejaron en paz hasta que accedió a viajar con ellos. Aunque siendo honesto tampoco era como que sin ellos fuera a tener mucho que hacer durante el invierno, tal vez pasaría tiempo en casa con sus padres y su patético hermano, quizá estudiaría algún que otro articuló de biología, nada más.
― Muévete Kageyama, me duelen las piernas de estar parado ― Hinata trataba de parar a al más alto jalandolo de la chaqueta y sentarse en una de las sillas de metal para los que esperaban su vuelo, pero el otro no daba su brazo a torcer.
― ¡Quédate quieto! eres más ruidoso que los niños, además, es tu culpa por no apurarte ― El otro trataba de empujarlo y patearlo pero debido que habían más personas al rededor le era limitado su espacio de ataque.
Desde que bajaron del avión esos dos no habían parado de pelear, primero el desayuno, después la maleta del Rey que no podían encontrar y ahora que tomaba venganza del despiste de Hinata para dejarlo parado hasta que recibieran el llamado a su vuelo.
― ¡Kageyama idiota!
Dando el sexto suspiro en la mañana se puso los audífonos ignorando a ambos y tratando de recuperar las horas de sueño que no pudo tomar en el incómodo asiento del avión.
Lo único que lo previno de caer dormido fue el tirón de su chaqueta de parte de Shoyo.― ¡Kei! Despiertate ya es hora de abordar ― Sin darle oportunidad de espabilar ya era jalado hacia el área de trabajo de otra trabajadora de la aerolínea.
A penas y podía seguir la conversación, su cansancio no ayudaba en esto cabe decir.
― ¿A qué se refiere? ¿Qué sucedió? ― Kageyama parecía al borde del colapso, al igual que el rubio estaba hastiado del viaje y quería llegar a casa.
― Lo siento mucho, pero todos los vuelos a Miyagi y otras prefecturas cercanas fueron cancelados debido al mal clima, tenemos prohibido despegar hasta que el clima mejore.
Ok, eso lo había despertado.
Poniéndose en medio de Kageyama y Hinata interrumpió en la conversación.
― Entonces ¿nos quedaremos aquí hasta cuando, mañana?
― Según la información que nos han proporcionado un tifón se acerca a la costa, serán al menos de cuatro a cinco días.
¡Ni en sueños se iba a quedar cinco días pagando otro hotel americano! Ya no tenían dinero ni ropa limpia, simplemente querían volver a Japón y pareciera que los Dioses les negaban el paso.
― ¿Al menos nos darán un reembolso? ― Hinata aún mantenía la esperanza al parecer.
― Lo siento, pero los vuelos ya han sido pagados y eso va en contra de los términos de la aerolínea.
¡A la mierda las aerolíneas baratas! ¡A la mierda la esperanza!
La chica rubia parecía notar la desesperación y frustración de los tres, tímidamente empezó a dar opciones.
― Bueno... Podrían pasar los días en un hotel local...
― ¡No! ― Los tres jóvenes respondieron al unísono asustando a la pobre dama.
― Quiero decir, los boletos ya están pagados ¿cuál es el vuelo más cercano a nuestra prefectura? O a Japón ― Kei retomó la conversación, pasando la mano por su cabello en un intento de recobrar su compostura.
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Selkie
FanfictionUna isla olvidada por los Dioses abre la mente y quizá el corazón de un escéptico Tsukishima que solamente llegó allí por un problema de la aerolínea y la impulsividad de sus amigos. En proceso: [16/Octubre/2021]