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Valentina todavía no lo puede creer, frente a ella se encuentran esos ojos color chocolate con los que no ha podido dejar de soñar desde hace ya unos años.

Su mano todavía está en el hombro de la morena, el hormigueo que siente por todo el cuerpo es totalmente nuevo para ella. Es una corriente eléctrica que no consigue explicarse. Sus latidos no se tranquilizan, parece que su corazón se quiere salir de su cuerpo.

Sus piernas tiemblan, un poco por la carrera, pero sobretodo por el impacto de tener a la morena frente a ella. Su respiración se siente pesada, el aire no esta logrando entrar como ella quisiera.

"En verdad es ella, esta frente a mi la chica de los ojos color chocolate. Y no tengo idea de que decir. Por Dios, ni siquiera logro recordar su nombre." Se dice negando con la cabeza.

Valentina sabe que éste es el momento que ha estado esperando para disculparse con la morena. Pero no tiene idea de como abordar el tema.

La morena parece estar sumamente sorprendida de tenerla en frente. El silencio empieza a volverse ensordecedor, sobretodo porque el entorno también se calló repentinamente. No hay un solo sonido alrededor.

- Muy bien Valentina, esta es tu oportunidad de volver a poner en orden todo. Escucha una voz femenina en su cabeza que le suena familiar, pero que no logra reconocer.

La ojiazul siente un mareo y todo se pone obscuro. De la nada todo desaparece frente a ella.

Se encuentra en una cueva sumamente obscura, que solo es alumbrada por la leña prendida al centro de la misma. Sobre el fuego esta colgado un enorme caldero de hierro forjado con algunos símbolos que no reconoce. Alrededor hay tres mesones muy grandes de madera obscura, con algunos frascos, hierbas y al parecer pergaminos. Al fondo de la cueva se logran distinguir algunos estantes con frascos y libros, pero esta demasiado borroso por la falta de luz para poder saber cuantos estantes hay y lo que contienen con exactitud.

También logra distinguir a tres mujeres jóvenes de negra cabellera, ojos claros y ropajes blancos, mismas que la miran fijamente.

- ¿Qué esta pasando? ¿Cómo llegue aquí? Verdandi que se encuentra al centro de las tres es la que decide tomar la palabra.

- Tranquilízate Valentina, en un momento vas a entender todo. No nos recuerdas, pero nos conoces de tiempo atrás. Mis hermanas y yo somos las señoras del destino, las mujeres asienten con un semblante tranquilo, y hemos estado cerca de ti desde hace algunos años, observándote muy de cerca.

Valentina mira a las tres mujeres sin todavía saber bien a bien de donde las conoce, pero sabe que las conoce, y no entiende porqué, pero les tiene confianza.

- Estas aquí porque justo hoy estas llegando a una nueva encrucijada en tu vida, y depende de tus acciones el resultado que vas a obtener.

La ojiazul escucha con cara de confusión, nada de esto le esta haciendo sentido.

- A ver, un momento por favor. ¿Señoras del destino? ¿Es en serio? Su voz es aguda y con un gran matiz de incredulidad.

- Definitivamente se me hacen muy conocidas, pero llevo sobria muchos años, ¿Por qué están de regreso? Las tres mujeres sonríen ante la declaración y la pregunta de la castaña.

- Nos conoces desde hace muchos años, incluso antes de que empezaras con esos vicios tuyos. Valentina baja la mirada apenada. Skuld al ver la reacción de la castaña interrumpió a su hermana.

- No tienes por que avergonzarte Valentina, haz buscando corregir esas decisiones que en algún momento tomaste, trabajando todos los días por enderezar tu rumbo. Y tal vez para ti no signifique nada lo que te voy a decir, pero realmente estamos orgullosas de ti. Las tres mujeres asintieron con una sonrisa empática. Mientras que Valentina sintió una sensación de confort en el corazón.

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