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Todos los esfuerzos de TaeHyung por mantenerse alejado de JungKook, empezaron a fallar, porque ahora ninguno de los dos podía tener por mucho tiempo las manos fuera del otro.
TaeHyung se sentía frustrado, porque era un cazador de vampiros y quién podría creer que un día estaría perdiendo la cabeza por uno.
Cada noche tenían sexo, aunque ni siquiera podía llamarse de tal manera, ambos se jodían, esa era la palabra correcta y para los dos estaba bien.
Estaban agitados y costaba mucho hacer agotar a un vampiro, pero TaeHyung lo estaba consiguiendo.
Golpeaba su próstata duramente y sin darle tiempo a JungKook de equilibrarse, ni de completar una palabra. TaeHyung tomaba con fuerza el cuerpo del contrario, podría dejar hematomas si tan solo JungKook fuera humano.
TaeHyung se encontraba empapado en sudor y podía ver el cuerpo de JungKook limpio, como si no hubiera estado teniendo sexo desde hace horas. TaeHyung mordió su labio tratando de no gemir y no sucumbir ante JungKook quién no paraba de soltar todas las groserías habidas y por haber, teniendo su trasero elevado y su rostro contra la almohada.
TaeHyung le había dado las suficientes nalgadas para que su trasero doliera como aguijones, pero no dejaba mucho al disfrute del azabache, ya que su curación era instantánea.
De improviso TaeHyung se inclinó hacia delante, pegando su pecho contra la espalda de JungKook y a pesar de haber estado teniendo sexo desde hace un par de horas, el no era cálido y era como el choque de un iceberg, hacía erizar la piel de TaeHyung intensamente y tal vez aquello le excitaba más.
Algo extraño para ambos durante el sexo eran las muestras de afecto, pero su excusa era que el sexo los volvía blandos y dejaban de hacerlo.
En ese momento TaeHyung empezó a repartir una corta línea de besos por la espalda de JungKook y este se detuvo de soltar groserías por la sorpresa de su acción, aún sollozaba debajo de él, pero trataba de retenerlos fallando en el proceso.
TaeHyung había empezado a dejar chupetones que sabía que no durarían cinco segundos en su piel, pero le gustaba ver su pálida piel marcada por él por unos segundos, aunque no podría admitirlo, ni aunque su vida dependiera de ello.
—¿Qué haces? —preguntó JungKook entre jadeos—, fóllame, Kim.
Ambos intercambiaron una mirada fugaz antes de que TaeHyung girara a JungKook sorpresivamente, el vampiro desvió la mirada acalorada, no solían mirarse a los ojos cuando tenían sexo y aquella acción de TaeHyung era mucho más extraña.
—Quiero ver tu rostro —susurró un TaeHyung excitado—, y como te desbaratas.
Y con aquellas palabras TaeHyung empezó sus movimientos de nuevo, bruscos, rudos y sin compasión. JungKook trató de aguantar cualquier palabra o ruido que saliera de él, porque sentía vergüenza que TaeHyung no apartara la mirada de él, pero aquellos intentos no duraron mucho cuando el humano empezó a tocar nuevamente aquel punto que le hacía perder la cabeza.
