Decem

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Era extraño volver, no estar entre cuatro paredes se sentía bien y por unos segundos JungKook sintió que las cosas podrían volver a ser como antes, pero no

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Era extraño volver, no estar entre cuatro paredes se sentía bien y por unos segundos JungKook sintió que las cosas podrían volver a ser como antes, pero no.

Empezaba a sentir un poco de dolor, el efecto de la sustancia Vitae se estaba desvaneciendo. Corrió lo más rápido que pudo sin descanso, no podía perder ni un segundo, mientras aún hubiera luz en el cielo, necesitaba llegar a la casa en donde vivía por temporadas.

Su mano empezaba arderle demasiado, pero se negaba a soltar lo que llevaba en esta.

Sintió un fuerte dolor en su rostro, pero justo cuando sintió que el efecto de aquella sustancia se desvanecía, JungKook llegó a donde un tiempo había llamado hogar hace muchos años.

Podía escuchar pasos y voces a lo lejos, eran más vampiros que su padre había transformado para crear una familia.

Esta vez su paso fue lento, caminando hacia la puerta principal, le abrieron la puerta de la mansión a penas piso el pórtico.

Por dentro estaba todo oscuro, siendo iluminados por pocas luces artificiales.

—Bienvenido a casa —habló un sirviente, JungKook giró a verle fugazmente—, ¿le aviso a su padre sobre su llegada?

—No, ya se lo informo yo —indicó el rubio alejándose de la sala principal a paso veloz, su mano dolía, sentía que en cualquier momento está iba a prenderse fuego y si pudiera arrancársela, lo haría, pero necesitaba resistir y seguir sosteniéndolo en su mano.

Abrió la puerta cuando estuvo enfrente de esta y vio a quien se suponía que era su padre, pero este tenía un rostro completamente diferente, más oscuro, casi como si su piel estuviera pútrida, tenía pequeñas llagas en el rostro, era totalmente diferente y sin duda alguna JungKook supo que su padre era un vampiro completo, sus orejas eran puntiagudas y sus ojos a penas se notaban, eran más negros que la noche sin luna y sin estrellas, terroríficos, en su nariz parecía como si le hubieran cortado un tajo, pero su padre parecía estar orgulloso de su apariencia, de lo que ahora era.

Vio como este lo miraba inspeccionándolo, con ojos sin vida, sin luz, ni una pizca de esperanza en ellos.

—JungKook —saludó el hombre incorporándose de su asiento, él estaba de traje, bien vestido, como si fuera a una cena elegante.

Sus manos eran del mismo tono de piel de su rostro, parecía que ninguna bala podría impregnar en ella.

—Jun —habló el rubio manteniéndose en su lugar, sin titubear en su posición, a pesar de que su mano aún quemaba y quería soltar lo que tenía.

—Íbamos a ir a por ti —indicó el hombre acercándose un poco—, ¿como escapaste?

—Solo lo hice —informó tratando de no darle mucha importancia—, ya estoy aquí —sonrió—, detén tus planes.

Atropa bellandona ✩ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora