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-Angel yo- trato de decir mientras tartamudeo- lo que tu viste- digo pero el me no me deja terminar.

-¿Qué estabas con tu novio y que porque estas castigada no me querías decir?- pregunta- hay hermana, si querías estar a solas con él me lo hubieras dicho, yo no diré nada- dice y yo lo miro sin entender ¿Qué pasó con ese Angel que cuando me veía con un chico corría a acusarme con mis padres?

-¿Qué haz hecho con mi hermano?- pregunto mirándolo seria- ¿Te haz enamorado?- pregunto pícara.

-No cambies el tema- responde nervioso- sigan con lo suyo pero usen cordón, eres muy joven- dice mientras me guiña un ojo y cierra la puerta. ¿Ese era mi hermano?, ¿Qué sucedió con ese chico que me pedía dinero a cambio de que él guardará silencio?

-¡Sofía! - Grita Thomas en mi oído.

-¿Qué te pasa idiota?- pregunto mientras lo empujo- ¡a mi no me grites!- grito.

-Lo siento, te hable pero no me tomabas atención- dice mientras se encoje de hombros- ¿en que piensas?

-En algo que a ti no te interesa, así que hazme el favor de irte de mi casa.

-¡No Sofía!, en serio no fue con querer, es solo que no me tomabas atención - vuelve a repetir.

-Esta bien, solo quiero dormir.

-¡No!- responde serio- Mejor te espero abajo y cuando estes bien hablaremos- dice, me da un suave beso en la frente y desaparece de mi habitación. Este chico no entendía, yo estaba ebria y ahora lo hecho de mi casa pero él no me hace caso.

Luego de veinte minutos bajo por las escaleras pero me tropieso con una pelota de fútbol y me caigo de espalda, en ese momento escuchó una risa que viene del sillón, era Thomas que me miraba sin parar de reir.

-Me alegro que me hayas ayudado, novio- digo sarcástica, él para de reir inmediatamente avergonzado.

-Lo siento bebé- se levanta y cuando llega a mí, me tiende la mano.

-bueno, ya paso eres hombre y un completo idiota- digo enojada, me levanto sin su ayuda y camino hasta llegar al sillón pero él toma mi muñeca.

-Oye, no tiene nada que ver- dice mirándome a los ojos- solo me reí porque caíste de una forma graciosa bebé, no seas gruñona, además no todos los hombres son iguales.

-Como digas- le digo y saco su mano de mi muñeca, me siento en el pequeño sillón.

-¿Quieres ir a comer afuera?- pregunta.

-¿me estas preguntando o me estas pidiendo permiso?- Le pregunto sería.

Con derecho a roceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora