《Alive》▪︎Erwin Smith▪︎

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Se vio obligada a retroceder unos pasos al sentir como chocaba contra el pecho del contrario, la joven apretó los dientes al punto en que le dolían, de cierta manera la presencia del rubio la incomodaba y la hacía sentir una larva a su lado, le llevaba tranquilamente dos cabezas, tenía que levantar el rostro para poder mirarlo a los ojos, unos ojos azules como el cielo.

¿Aún no hablaras? No te ayudará de nada, hasta que no hables no puedes irte de aquí.-dijo el rubio entrando a la habitación y sentándose en una de las sillas y mirándola fijamente.- Tampoco es que tengas a donde ir.-dijo en tono ¿burlón?-

La joven sintió como el corazón se le aceleró y la sangre le hirvio, el se estaba burlando de ella, en ese momento era lo último que le faltaba.

Por otro lado, Erwin pensaba que iba a hacerla hablar a como de lugar, si eso implicaba que lo odie aún más, lo haría. Necesitaba que esa chica hable y cuente lo que sabía o lo que vio, le estaba complicando el trabajo y le hacía perder el tiempo. No quería hacerla sentir peor de lo que seguro se sentía pero en ese momento pensaba que la única manera de hacerla hablar iba a ser si la hacía enojar. El rubio dejó escapar una leve sonrisa al pensar en que le haría Hange si se enteraba que el la trataba de esa manera para que hable, les había dejado en claro que la traten bien.

¿Te comieron la lengua los ratones?-preguntó ahora levantándose de la silla y pasando al lado de ella que aún se encontraba para en el umbral, se acercó lentamente a la puerta y la cerró despacio, quedando atrás de la chica.- Si estas tensa podría ayudarte.-murmuró el adulto tomándola de los hombros y apretando levemente.-

La joven al sentir el tacto del mayor sobre sus hombros abrio los ojos de par en par, se alejó rápidamente de el y lo observó fijamente con la respiración agitada, lo quería lejos, no quería verlo, quería hacer como si el no existiera pero el no se lo permitía, la estaba provocando y ella estaba cayendo en su juego.

¿Así le pagas a tu salvador?-dijo Erwin en tono de burla nuevamente, acercándose lentamente a ella, a medida que el avanzaba la chica retrocedía, hasta que su espalda chocó con la fria pared.- Con un gracias me alcanza.-hablo nuevamente sin quitar esa estupida sonrisa de su rostro.- Se una niña buena.-ahora estaba acariciando su mejilla.-

Todo el cuerpo de la chica estaba tenso, las manos le sudaban, el corazón le iba a mil por hora y las piernas le temblaban, temblaba del enojo que sentía en ese momento.

¿Vas a seguir haciéndote la difícil?-dijo ahora acercándose a su rostro, tuvo que inclinarse un poco para llegar a su altura.- O me vas a decir que no te gusta.-hablo ahora a pocos centímetros de la boca de la joven. Esta podía sentir su respiración sobre sus labios.- Te ves muy débil.-dijo riendo.-

Ese fue el límite que estaba dispuesta a soportar, no estaba en las mejores condiciones y lo que menos necesita en ese momento era un alto rango de las legiones creyéndose superior que ella. Sin pensarlo dos veces estrello su mano contra la mejilla del contrario, su mano le dolió en el momento y comenzó a sangrar pero no le importó, quería matarlo ahí mismo.

El rubio no se vio venir el golpe de la joven, al sentir su rostro arder rápidamente llevo su mano a su mejilla para calmar un poco el ardor, la miro en silencio algo atónito, desde que era comandante nunca nadie se había atrevido a desafiarlo o a faltarle el respeto, en parte se lo había buscando.

¡Te odio! Idiota, no me salvaste, quería morir. ¡Y tu solo mataste a mi hermano! Me hubieras dejado, nadie pidió tu estupida ayuda, nadie te necesitaba. ¿¡Donde estabas cuando mi pueblo te necesitaba!?-grito la joven luego de guardar silencio por tres días.-

La joven estaba fuera de si, antes de que Erwin pudiera reaccionar ella se encontraba golpeando con fuerza el pecho del contrario, mientras gritaba cuanto lo odiaba y cuanto deseaba morir. Erwin se encontraba atónito en esa situación, no esperaba que la menor reaccionara así y peor, el era el culpable.