Mirar fijamente la esquina de la celda se hizo su pasatiempo favorito, estaba vacía, como ella. Solo tenía una cama en la que estaba esposada, detestaba todo y a todos, no entendia por que seguía viva y por que la trataban como si fuera un monstruo raro, había pasado un día desde que estaba ahí y nadie le decía nada, solo vio al guardia que le trajo la cena y el desayuno al día siguiente, intento en vano ya que la joven no comía bocado y no tenía intención de hacerlo, quería morir, ya se sentía muerta por dentro, odiaba y maldecia al rubio que la salvó. Ahora no sabía que hacer con su vida y ni como debería seguir, su cabeza iba a mil revoluciones por segundo pero su cuerpo no expresaba nada, solo se escuchaba su respiración y a la noche sus sollozos.
Los pasos en el pequeño sótano retumbaron por todo el pasillo hasta la celda, suspiro y se dio la vuelta mirando fijamente a la pared, dándole la espalda a quien sea que esté por venir, no quería ver a nadie ni hablar con nadie, abrazo sus piernas y oculto su cabeza entre sus piernas.
Hable con Connie, se tu nombre, me gustaría oírlo de tu boca.-se escuchó la voz gruesa de quien menos quería ver en ese momento, el comandante.-
El rubio no obtuvo respuesta por parte de la joven, este se limitó a suspirar y se sentó en una silla que había justo frente a la celda. La corazón tenía las manos y el corazón encogido en un puño, quería salir corriendo, golpearlo, gritarle, huir.
Es entendible que estés en shock por las escenas que tuviste que presenciar, solo esperaba que seas más amable y al menos agradezcas haberte salvado la vida.-dijo ahora cruzándose de brazos con un tono molesto.-
La joven apretó los dientes y siguió mirando la pared, no iba a responderle, no tenía fuerzas ni el ánimo para hacerlo, aún tenía muchas cosas que procesar y la presencia de aquel hombre no la ayudaba en nada.
Al menos puedes comer, con eso me alcanzaría. No queremos que mueras de hambre luego de sobrevivir al ataque de un titán.-se escuchó como se levantaba de la silla y sus pasos se alejaban nuevamente.-
Sola, de nuevo, agradecía a Dios por eso.
¿Habló?-fue lo primero que escuchó de la que estaba a cargo de la investigación, Hange.-
No, me odia.-dijo dejando escapar una leve sonrisa mientras se sentaba en la mesa en la que se encontraba Levi y Hange.-
Es entendible, en parte. Mataste a su hermano hecho un titán y ahora la tenemos encerrada como si fuera una delincuente, no solo eso sino que se quedó sin hogar y sin familia, sean más blandos con ella, sino no le sacarán palabra alguna.-dijo Hange con un poco de pena en su voz mientras se levantaba y se retiraba de la habitación.-
¿Que harás para que hable?-preguntó Levi dándole un sorbo a su taza de té negro.-
Nada, supongo que Hange tiene razón, solo es una niña y fueron muchas cosas de golpe.-dijo dejando escapar un suspiro y recostandose en el respaldo de la silla.- Lastimosamente Hange tiene que hacer las pruebas para ver si es un titán, ahí nos terminará de odiar supongo.
La humedad de aquella celda estaba penetrando su nariz de una forma molesta y apenas podía respirar, eso sumado a que estaba cansada de llorar y su rostro estaba que era un asco. Lejos de eso no sentía nada, no tenía sueño, hambre, dolor, cansancio, en ese momento no sabía que sentía, era un vacío difícil de explicar y que dolía, dolía sentirse tan vacía, tan perdida. Ya había perdido la noción del tiempo de nuevo, se guiaba por las veces que los guardias le traían comida, pero llegó un punto en donde dejó de darle importancia, solo salió dos veces de la celda y fue para ir al baño a hacer sus necesidades o lavarse la cara, baño que se encontraba en el mismo sótano donde estaba la celda.
Escucho el ruido de llaves y se volteó levemente, era el comandante al que llamaban Erwin, junto a una mujer con anteojos que la miraba con lástima, desde que vino aquí solo recibió miradas de pena por parte de ellos.
Cariño, tenemos que hacerte un par de pruebas para ver si tu no eres...ya sabes, un titan.-sonrió Hange nerviosamente.-
La joven no dijo nada, la miro en silencio sin expresión alguna en su rostro, abrieron la celda y Erwin entro.
Yo me encargaré personalmente de escoltarla.-habló para los guardias que había en la puerta de la celda, esperando llevar a la gente.-
Le sacó las esposas que tenía unidas a la cama y le puso otras para poder llevar hacia afuera, ahí es donde le harían las pruebas a la joven. Al salir, la luz del sol la cegó por unos momentos, había estado sin ver la luz por dos días mínimo, según sus cuentas. Al lograr abrir los ojos, observo como en el grande campo se encontraban un montón de soldados de la legión de reconocimiento con sus equipos y espadas, la veían como si fuera un monstruo.
Te dolerá, no voy a mentirte, pero es lo mejor que podemos hacer. Teniendo en cuenta que no quieres hablar con nosotros.-explicó Erwin sentandola en una silla, en el centro de todos los soldados.-
Esposo sus manos a cadenas que había en la silla y también sus piernas, la joven los miraba sin decir palabra alguna, no le importaba lo que le hicieran o dijeran en ese momento, ya nada de lo que pase con ella le importaba.
Lamento si te sientes incómoda, todo este protocolo es por seguridad.-hablo Hange acariciando el cabello de la joven.-
La joven observó atentamente a todas las personas que había a su alrededor, entre ellos se encontraba Connie, un amigo de la infancia de su hermano. El pueblo lo conocía como el loco que se unió a la legión para poner en riesgo su vida. El joven la miraba con una mirada triste y avergonzada.
¡En sus posiciones! Hange, avanza con la prueba.-asintio Erwin sacando sus espadas y poniéndose en posición.-
Hange sacó una pequeña navaja de su bolsillo y se acercó a la joven, le dedico una sonrisa en forma de disculpa, tomo una bocanada de aire y acerco el cuchillo a la mano de la joven, le dedico una última mirada antes de hacer un corta bastante profundo.
El frío de la hoja de cuchillo sobre su piel hizo que baje un escalofrío por toda su columna vertebral, se mordió el labio y cerro los ojos con fuerza. Su garganta se vio ahogada por un grito al sentir el dolor, le habían cortado la mano y rápidamente Hange se alejó de la joven. Cerro la mano con la respiración agitada mientras una lágrima bajaba por su mejilla, le ardía y salía demasiada sangre.
Hange dejó escapar un suspiro dejando escapar toda la tensión al ver que nada ocurría.
Bajen sus armas.-Erwin dio la orden y todos los soldados bajaron la guardia y sus armas.- Hange, ocúpate de llevarla a una habitación normal, hasta que no hable no podremos dejarla ir.
Hange asintió y se acercó a la joven con un trapo en la mano, lo colocó en la palma de la mano de la joven e hizo presión, susurró una disculpa y le sacó las esposas de las manos y las cadenas que tenía en los pies. Hange ayudó a la joven a incorporarse. La joven sintió sus piernas flaquear y como todo se le ponía negro, la falta de comida, de sueño y el corte y lo que le dolió hizo que termina desmayandose. Hange la sujetó como pudo y pidió ayuda para llevarla a la habitación.
Una cálida luz daba de lleno en sus ojos, provocando una molestia agradable, un poco de calor daba en su cara y se sentía tan bien, abrió poco a poco los ojos y observó donde se encontraba, estaba en una amplia habitación con una cama, un escritorio y dos sillas.
Se levantó como pudo y recordó lo que había pasado, rápidamente observó su mano y dejó escapar un quejido al tocarse la herida, ardía y tenía unas manchas de sangre fresca sobre la venda que cubría su mano. Se levantó lentamente de la cama y como pudo se incorporó, caminó despacio y con cuidado de no hacer ruido, abrió lentamente el pomo de la puerta para así salir, abrió con cuidado la puerta dispuesta irse.
¿A dónde ibas?-escucho nuevamente esa voz ronca, antes de chocar contra el pecho del rubio, levantó rápidamente la vista y todo su cuerpo se tensó, no sabía que responder.- Te he hecho una pregunta.
Otra vez pedía que la tierra la trague.
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《Alive》▪︎Erwin Smith▪︎
FanfictionCree que tiene sentido seguir viviendo así?-susurró con la voz quebrada y el pecho cerrado.- Creo que tiene sentido vivir y tener algo por querer hacerlo.-afirmó mirándola fijamente a los ojos.- Solo tienes que encontrarlo. 《Te llevaste todo, pero s...