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La calidez del sol se sentía realmente bien, la leve brisa golpeaba su rostro con delicadeza, se sentía tan bien. Respiró profundo y soltó levemente en aire. Hace casi una hora que se encontraba sentada en el suelo con la espalda apoyada en el tronco de un árbol. Luego del encuentro con Erwin logró salir del interior del castillo viejo luego de estar perdida durante quince minutos, eso era realmente grande.

El castillo estaba en medio de un gran campo y todo era naturaleza, se había alejado un poco para poder estar un tiempo a solas con ella misma y poder analizar y también intentar procesar todo lo que había ocurrido en pocos días.

Los extraño tanto.-susurró abriendo los ojos y mirando las pocas nubes que había en el cielo.- No se como voy a seguir sin ustedes.-una lágrima cayó por su mejilla lentamente.- Los amo tanto.-ahora más de una lágrima es la que había cayendo por sus dos mejillas, se sentía tan mal, nuevamente se sentía perdida.-

¿Fayna?-escucho una voz masculina a sus espaldas que se le hacia poco conocida.-

La joven rápidamente secó su rostro con la palma de sus manos y se volteó a ver de quien se trataba; era Connie, amigo de la infancia de su hermano.

Hola Connie.-hablo la joven intentando sonreírle, pero se le hizo algo complicado.-

¿Como estás?-preguntó el joven mientras rascaba su nuca con algo de nerviosismo.-

No lo sé, me siento vacía sinceramente, no sé que siento.-suspiró llevando su vista nuevamente al cielo.- ¿Y tu? Tu madre estaba ahí también.

Tampoco lo se, es raro de explicar.-suspiró ahora el mientras se apoyaba en el árbol en donde la joven también de encontraba recargada.-

Mi hermano siempre dijo que estabas loco.-habló la joven rompiendo aquel silencio triste.- Todo el pueblo lo pensaba, pero eres el único que sobrevivió de todos.-dijo dejando escapar una risa melancólica.-

Y tu, también quedaste tu, no lo olvides.-hablo sentándose al lado de la joven.- Somos todo lo que queda de Ragako.

¿Somos especiales?-dijo en un tono burlón mientras se mordía la lengua.- De no ser por ustedes estaría muerta ahora mismo, deseaba morir, créeme. Estaba entregada a la muerte pero llegó Erwin a salvarme.-dijo recordando aquel momento.- Lo odié por haberlo hecho. Solo soy una debilucha que siempre dependió de los demás.

No digas eso.-la regaño mientras jalaba en broma su cabello.- Cuando eras pequeña eras un monstruo, siempre que jugábamos con Mike estabas tu para pelear o hacernos la contra, intenta de que esa Fayna vuelva.

La joven abrió la boca para preguntarle a que se refería pero el muchacho habló nuevamente.

Puedes venir a cenar conmigo y con los chicos de la legión hoy a la noche, por lo que se, estarás aquí un tiempo hasta que estés bien del todo. Tendrás que hacer amigos o será aburrido.-habló rapidamente.-

No quiero ser una molestia, no más.-dijo la joven algo avergonzada por la invitación.-

No molestas, los chicos son muy divertidos, te caerán bien. Tienes que conocer que Sasha y a Jean, son de lo peor juntos.-dijo sonriendo al recordar a los dos.- Así que a la noche puedes ir al comedor si es que decides ir, te estaremos esperando.

Y con eso último el joven se despidió saludando con su mano.





¿Entonces? ¿Que es lo que dijo?-preguntó Hange mirando a Erwin expectante en saber lo que la joven le había informado.-

Es inocente, no estaba cerca del pueblo cuando ocurrió aquello. Le dije que puede quedarse hasta que se mejore y consiga un nuevo hogar.-habló el rubio tranquilo, como si nada hubiera pasado momentos atrás.-

《Alive》▪︎Erwin Smith▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora