La tenían agarrada de las correas que sujetaban el cuero rodeado su cuello, estaba casi semidesnuda, su amo había muerto a la mano de los griegos pero ella y las demás esclavas habían sido tomadas por romanos. Su ropa delgada de lana con algunas joyas que le hacían saber a los demás que tenía amo pero esas joyas fueron desprendidas de ella cuando llegó a un cuarto que estaba siendo alumbrado únicamente por la leña, no podía mirar a su costados, sabía el castigo que recibiría, y por lo que había escuchado de algunas sirvientas era que los romanos eran crueles y sanguinarios.
—Eran las esclavas del emperador y el general—Anunció uno de los hombres que sujetaban a las esclavas.
La castaña tembló ligeramente tratando de pasar desapercibida pero se ganó un jalón de la correa de su cuello. Escuchó a alguien bufar para después soltar una risotada, aquello le provocó escalofríos, era aquel hombre que estaba sentado frente las brazas de llamas.
—Hemos perdido—Escupió con rencor aquel hombre dándose la vuelta. Todas tuvieron que morderse la lengua y no soltar ningún ruido, ese hombre era horroroso y perturbador, era alto y fornido, lleno de cicatrices que lo hacían temeroso y horrible—Por lo que escuche estas mujeres eran valiosas—Sonrió pasando su lengua por aquellos labios asquerosamente resecos y rotos—Los rumores de que ustedes son tan obedientes y hacen todo por sobrevivir me ha llegado—Pasó su mirada por todas las chicas hasta detenerse en la más chica, aquello le hizo sonreír más—¡Lo más probable es que nos maten esta noche pero nosotros disfrutaremos esto!, tomen a las mujeres y violenlas. Mis niños, tomen lo que quieran de ellas, metan su jodida polla en sus sucios cuerpos y disfruten—Demandó.
—¡Sí, mi señor!—Todos exclamaron contentos.
Los hombres con sonrisas pervertidas en sus rostros y unos ojos llenos de lujuria, empezaron a jalar a las mujeres y romper todas sus prendas, las chicas gritaban y rogaban que pararan, pero eran ignoradas cruelmente.
Los gritos llenaron el cuarto, la pequeña, de no más 13 veranos, sollozaba antes de ser arrastrada por el capitán, él cual ordenó a otros más que se le unieran. Sus gritos desgarradores hicieron eco en el cuarto...
Un pellizco en su brazo la hizo despertar de golpe, una de las cocineras le hizo señas de que se levantara rápidamente, obedientemente se levantó rápido mientras se limpiaba discretamente las lágrimas, ese sueño de nuevo.
Ese recuerdo de nuevo.
—Tome, cámbiese rápido, escuche que nuestro señor se acerca—Murmuró la cocinera con sus ojos bañados de terror, se quedó inmóvil unos segundos mirándola acomodando sus ideas hasta que por fin hicieron clip.
La muchacha palideció y rápidamente guardó en las estanterías las hojas donde practicaba su lectura y escritura. Ella había sido educada cuando fue a la poli de Atenas con uno de sus anteriores amos, sabía de la medicina gracias a uno de los curanderos de ese mismo amo pero ya no podía poner nada a prueba con su amo actual debido a que creía que sus esclavas no necesitaba ese tipo de basura en sus cabezas, simplemente eran esclavas y que si lo volvía a ver con hoja en mano o alguna pluma y tinta recibiría un castigo por su desobediencia.
Apenas terminó de cambiarse las prendas que ella necesariamente tenía obligado a ponerse cuando el gobernador entró a la cocina, no lo vio a los ojos, sabía el castigo de eso, e inmediatamente se puso de rodillas en pose sumisa y bajo la cabeza esperando una orden. Su corazón palpitaba dolorosamente lento por el temor contra su pecho. Rezaba internamente que no la necesitara para nada.
—Con que ahí estabas, Camila—La castaña apretó los ojos por unos momentos decepcionada ante el murmuro de su nombre con asco pero un toque de morbo había en el fondo—Levántate y prepárate, Morgus te alistará con las demás.
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Libérame
ФанфикMundos diferentes, vidas diferentes. Una gran poderosa conquistadora de tierras y la otra una pobre y desgraciada esclava, una crecida entre las riquezas y la otra crecida en el maltrato y el hambre. La conquistadora, conocida como hija de Ares po...