Jackson

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Danny se encontraba en su cama intranquilo pensando en los múltiples peligros que Anne debía estar viviendo sola, por varios días se había sentido culpable de no ir con ella, pero le costaba admitir que su inseguridad le estaba robando crédito. Suspiró triste como lo había hecho antes, tomó su pelota de béisbol y comenzó a tirarla al aire, como si eso fuera suficiente para calmar sus demonios internos.

Ya era de noche y su mente no le permitía dormir, daba vueltas en su cama, pero, tampoco sirvió, entonces decidió hablar con Sebastián.

- ¿Hoy tampoco puedes dormir? - habló su amigo antes que pudiera decir algo.

- ¿Cómo me leíste la mente? -

-Llevas días así, yo me siento igual, debimos ir con ella y no dejarla sola-

-Sí... pero ya se hizo no podemos atrasar el tiempo y corregirlo-

- ¿Crees que esté bien? -

-Espero, confío que sí, conocemos muy bien a Anne, ella no se rinde fácil-

-Sí, pero, lo alumnos que han sido atrapados los han expulsado, sería horrible para ella si esto le pasa-

- ¿¡Sí los han expulsado?!-

-Así es, ¿en qué mundo vives Danny? -

-Emmm- el chico avergonzado recordó lo momentos que espiaba observando a su querido "príncipe". -Tal vez estaba distraído-

-Tal vez, pasas mucho tiempo en el baño cuando no hay nadie-

- ¡Que asqueroso!, no haría eso con un montón de mirones-

-Lo sé, lo sé, sólo bromeo-

-Muy malas bromas-

-Regresando con Anne, ¿deberíamos irnos? -

-Podemos hacerlo-

Sebastián observó a Danny preocupado y este rendido se echó atrás quedando de nuevo boca arriba, pero el joven de cabellera roja no estaba tan relajado, el brillo del medallón debajo de su almohada destellaba de nuevo, como en los viejos tiempos y eso sólo significaba algo: Él estaba de regreso.

______________________________________________________________________________- ¡Muy bien!, ya puedo quitarte este trapo viejo-

Anne abrió los ojos con algo de incomodidad, la luz le brindó la oportunidad de observar a su alrededor y se percató que estaba dentro de una pequeña celda abarrotada, frente a ella estaba una especie de cocina con algunos trastes sucios y otros a punto de lavarse. La joven extrañada miraba todo sin darse una respuesta, no aún.

-Oh, bueno estás en mi cocina, bienvenida linda, siéntete cómoda- comentó el chico. Anne por fin pudo identificar a su captor, parecía un joven de 26 años aproximadamente, no llevaba el pelo tan largo, podría decirse medio, tenía unos ojos color verde y su cabellera era de un rubio dorado, parecía tener una nariz algo puntiaguda pero acorde a sus facciones, llevaba en la cabeza una biona roja a la par de unos guantes, una camisa blanca algo holgada de hombros y pecho, pero ajustada por un cinturón de cuero y un elegante pañuelo de colores.

- ¿Por qué estoy aquí? -

-Buena pregunta, en la mañana vi esto- Jackson le entregó un boletín con la imagen de ella, era un retrato a mano de Anne junto a una frase con grandes letras: Se busca. Ahora más que sorprendida, las dudas le comían la cabeza.

-Y bueno... sabes necesito el dinero, todos depende de mí y tuve que hacerlo, nada personal-

- ¡Pero no soy una criminal!, soy inocente-

Mi pasado en el presente -- ContinúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora